FICHA

Título original Lord of the Rings: The Rings of Power
Título en España: El señor de los anillos: los nillos del poder
Temporadas: 1 (8 entregas)
Duración episodio: 65 minutos.
Año: 2022
Nacionalidad: Estados Unidos
Temática
: fantástico
Subgénero: precuela
Resumen: El mal resurge y se presiente en la Tierra Media en la Segundad Edad. Es la época en la que se forjan los anillos del Poder e irrumpe el Señor Oscuro. Para afrontarlo, Elfos y Hombres forjan una alianza.
Actores: Morfydd Clark, Robert Aramayo, Markella Kavenagh, Ismael Cruz Cordova, Benjamin Walker, Charlie Vickers, Daniel Weyman, Maxim Baldry, Peter Mullan, Megan Richards, Joseph Mawle, Cynthia Addai-Robinson, Ema Horvath, Nazanin Boniadi, Owain Arthur, Ian Blackburn, Sophia Nomvete, Tyroe Muhafidin, Tom Budge, Lenny Henry, Dylan Smith, Kip Chapman, Anthony Crum, Maxine Cunliffe, Anson Boon, Trystan Gravelle, Thusitha Jayasundera, Fabian McCallum, Simon Merrells, Geoff Morrell, Lloyd Owen, Augustus Prew, Peter Tait, Alex Tarrant, Sara Zwangobani, Leon Wadham, Bridie Sisson
Lo mejor: los efectos especiales
Lo peor: todo lo demás.
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Amazon Prime Video el 1 de septiembre de 2022 . Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 0

PROMO (defender la serie atacando a Tolkien)

PROMO (los negros de la Tierra Media y Galabriel la feminista)

PROMO (mi análisis de Los Anillos del poder)

PROMO (la peor campaña de marketing: Los anillos del poder)

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Lo menos que puede decirse sobre LOS ANILLOS DEL PODER

Basura, basura, una y mil veces basura. Así es la única manera como puede definirse esta serie que tiene de Tolkien tanto como puede tener un premio Nobel con un cabeza de chorlito. Decir que se trata de un producto de mero adoctrinamiento es, incluso, excesivo, porque la conclusión es que, más que adoctrinar, aburre. Elfos raritos, la Comarca convertida en un tinglado multicultural, los hobbits zarrapastrosos, Galabriel en estado de cabreo permanente, sin un ápice -óigase bien, sin un ápice- de agradecimiento, fidelidad al espíritu del creador de la saga, J.R.R. Tolkien, con dos capítulos iniciales, dispersos, sin ninguna unicidad, verdadera incitación a no ver el tercera, basada en efectos especiales que no mejoran los que ya vimos con profusión en El Señor de los Anillos (2001), escenas “gloriosas” por lo que de ridículas tienen (Galadriel nadando desde Valinor a Beleriand le hubiera valido una medalla olímpica), sin el más mínimo rastro de realismo, Pantone a lo teletubbi, diálogos impostados pretendiendo hacer frasecitas propias  de la fantasía heroica, pero que no pasan de ser morcilla a lo Capitán Trueno, la esposa del rey de los enanos que hay que ver para creer, y luego, claro, la protagonista indiscutible, Galadriel, cabreada permanentemente, personaje salido de una fantasía ultrafeminuta pero no de la creatividad de Tolkien, lastrada precisamente por ese feminismo radical, la imperiosa necesidad de colocar a personajes LGTBIQ+ y la ideología woke hoy dominante (hemos pasado del “negro de la película” a “ni un anuncio ni una película sin una tribu de negros”)… ¿seguimos? ¿O se ve por dónde circula este aborto seriéfilo?

Lo peor de todo: un presupuesto concentrado en los efectos especiales, pero indigente en guionización y diálogos, malo en montaje, mediocre en fotografía que oscila entre tomas banales, pretenciosas otras y grandilocuentes el resto, aburrida hasta el sopor. Y actuaciones de actores mediocres que defienden su trabajando insultando a quienes les han recordado sus fallos.

Un título tolkieniano, pero sin Tolkien. Una fantasía heroica, sin héroes, pero con sobredosis de wokismo. Al final resultará que los orcos son los “buenos” y que, no se puede discriminar a nadie por su brutalidad, por su salvajismo, ni por su fealdad. Y, claro, Jeff Bezos, el factótum de Amazon, promotor de esta serie e implicado en ella, será el ojete de Mordor.

Los que “salvan” esta serie -y son pocos- deberían de preocuparse, no ya por leer a Tolkien, sino solamente por hacer un esfuerzo y enterarse cómo pintó al personaje de Galadriel y cómo aparece  en esta malhadada serie. Se diría que los guionistas ni siquiera han leído El Silmarillón.

Una abominación irrespetuosa, en primer lugar, con la obra de Tolkien y en segundo lugar con el espectador. Sí, claro que este “cero” absoluto, el primero que ponemos en más de dos mil críticas, se debe a esos dos elementos. Solamente hemos visto los dos primeros capítulos, pero resulta imposible pensar que la serie remontará en los siguientes. Más aún, estamos seguros de que seguirá hundiéndose en los abismos y en la misma dirección que los últimos subproductos de Star Wars o La Casa del Dragón. Se diría que se trata de la misma serie: todo en ellas es intercambiable y demuestra la indigencia en la que ha caído la “fantasía heroica” después de ser “recuperada” por los gestores de la corrección política. Gracias a ellos, de la misma forma que hoy no podemos reírnos con un “club de la comedia”, ni con “sit-com”, tampoco podemos ver “fantasía heroica” digna de tal nombre.

Una nota: no criticamos esta serie porque no sea fiel ni al espíritu ni a la letra de la obra de Tolkien. La criticamos, además, porque es mala, aburrida, inútil como entretenimiento, y absurda para el adoctrinamiento que pretenden sus promotores.

Mirad las críticas de ciudadanos de a pie -no de los “profesionales” a los que se paga por elogiar- y os daréis cuenta de algo que vengo diciendo desde hace tiempo: somos más, somos muchos más los que abominamos de estos productos progres. Y espero que las plataformas que los promueven, dentro de poco, vean mermados sus listas de abonados y quebrada su cuenta de beneficios. Bezos, recuerda: “No tomarás el nombre de Tolkien en vano”.

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