Ninguna de las series emitidas por los grandes canales abiertos de los EEUU ha logrado introducirse en los Premios Emmy de este año. Ni la ABC, ni la CBS, ni la NBC, ni la FOX, han podido obtener ninguna mención. Era algo inédito que no había ocurrido nunca antes y que demuestra que el público está abandonando, poco a poco, pero inexorablemente, los canales abiertos (lo que aquí se llaman televisiones genéricas) para pasarse a las cadenas de pago o a las plataformas en streamming.
Lo que está matando a las televisiones genéricas son los cortes publicitarios. Han terminado vendiendo publicidad y, para que esta sea aceptada por el público, se ven obligados a ofrecer contenidos, pero hoy, los directores de los grandes canales, son técnicos de marketing y les tiene sin cuidado los espacios propiamente televisivos que transmiten: para ellos son solamente vehículos publicitarios. Y este es el problema: los cortes reiterados y cada vez más continuos (en ocasiones de más de 15 minutos) hacen imposible ver espacios dramáticos o series.
Las plataformas en streeming, se estrenaron con la intención de ofrecer una alternativa al pirateo de series y películas: mediante el pago de una cantidad mensual mínima, el espectador podía acceder a contenidos a la carta, sin necesidad de piratearlos o de tragarse que el episodio de una serie de apenas 20 minutos, dure el doble por dos o tres cortes pubicitarios, situados siempre, de manera inevitable, en el último tramo.
Los canales genéricos fueron, en realidad, los inventores de las series de televisión y su ciclo ha durado algo más de 50 años. Pero ahora la competencia de Netflix, Amazon, Hulu, HBO, Filmin, les resulta insoportable. Las grandes ideas ya no aparecen por la puerta de los canales genéricos, sino de las plataformas en streamming y en las televisiones de pago. Dicho de otra manera: lo que funcionó durante más de medio siglo, ya no funciona. Los Emmy de este año lo demuestra.