DESPILFARRO EN LA TELEVISIÓN PÚBLICA: CASTIGADOS AL FIN DE LA NOCHE

Como si de la famosa novela de Louis Ferdinand Céline se tratara -el Viaje al Fin de la Noche, quizás la mejor novela del siglo XX- TVE, la cadena pública mantenida con el dinero de todos, ha enviado, por segunda vez en un mes a una de sus producciones al horario de final de la noche (eso que, los “cultos” llaman late night). A esas horas, lo esencial de la audiencia ya se ha ido a dormir o está pensando en hacerlo. El público que queda en pie es poco exigente, rutinario y tiende a conformarse con cualquier producto que le induzca el sopor o alivie su insomnio. El Continental, serie en la que cada episodio ha costado 600.000 euros, ha sido enviada a esa franja horaria después de un comienzo que no ha podido ser menos catastrófico.

No esperábamos otra cosa a raíz de los primeros episodios. Pero lo sorprendente es cómo la televisión pública y, por supuesto, las televisiones comerciales, no realizan un control de calidad desde el momento en el que firman con una productora la contratación de una serie. ¿Cómo puede ser posible que se gasten fortunas para dar lugar a productos mediocres o, simplemente, grotescos y que no se advierta esta condición hasta que se emiten, esto es, cuando ya no hay remedio?

Existe una respuesta: no hay nadie en el timón, no hay controles de calidad, solamente repartos de comisiones, amiguismo y favoritismo. No es nada raro, si tenemos en cuenta que en España, el mundo de las series está siguiendo el mismo camino que el que ha seguido la producción cinematográfica: las subvenciones y los amiguismos han hecho que el sector entrara en crisis. No se puede contratar a productoras improvisadas y dirigidas por amigos, cuñados y testaferros, todos ellos más interesados en la cuenta corriente que en la calidad del producto, embarcados en la óptica del pelotazo más que en sacar adelante productos que sean por sí mismos rentables y esperar que pasen desapercibidos (difícil cuando sólo un episodio de 50 minutos cuesta 600.000 euros) o que reciban la aprobación de un público cada vez más pasado a los stremmings y al pirateo. Lo sorprendente es que esto ocurre, no solamente en la televisión pública, sino también en los canales privados…

Y, entonces, ¿qué se hace cuando una serie fracasa? Enviarla al fin de la noche, naturalmente…