FICHA
Título original: The adventures of Merlín
Título en España: Merlín
Temporadas: 5 (65 episodios)
Duración episodio: 45 minutos.
Año: 2008-2012
Temática: Fantástica
Subgénero: Adolescentes
Resumen: Un joven, Merlín, con cualidades para el ejercicio de la magia es enviado por su madre a la corte de Camelot donde reina el rey Uther Pendragon, mientras que su hijo Arturo es todavía un adolescente petulante. Arturo y Merlín, inicialmente se enfrentan, pero luego unen sus destinos. El rey Uther ha prohibido la magia en su reino pero esta sigue practicándose clandestinamente. El Dragón le comunica a Merlín que su misión será, a partir de ahora, proteger a Arturo y preparar su reinado.
Actores: Colin Morgan, Bradley James, Anthony Head, Katie McGrath, Richard Wilson, Angel Coulby, Santiago Cabrera, Rupert Young, Eoin Macken, Tom Hopper, Emilia Fox, John Hurt
Lo mejor: un portento de imaginación desbordante.
Lo peor: debe más a la saga de Harry Potter que a los relatos del ciclo del Grial
Lo más curioso: El veterano John Hurt presta su voz al Dragón.
¿Cómo verlo?: En Netflix. Puede ser bajada mediante programas P2P y comprarse en DVD
Puntuación: 5
PROMO (en inglés)
PROMO (en inglés)
PROMO (en inglés, subtitulado en castellano)
PROMO (en castellano)
PROMO (en castellano)
PROMO (en inglés)
VER SERIE (Netflix)
WEB OFICIAL (Netflix)
WEB OFICIAL (BBC, en inglés)
Lo menos que puede decirse sobre MERLÍN
Lo que se propone esta larga serie de la BBC es mostrar los años de adolescencia del Mago Merlín y del Rey Arturo. Intenta contornear los relatos auténticos del Grial con este subterfugio: solamente veremos la acción de cuando eran jóvenes, lo que explica que, a partir del presupuesto, cualquier parecido entre el relato medieval y lo que vamos a ver en esta serie, tenga algo que ver, más allá de los nombres de los protagonistas. Confesamos que este punto de partida nos desagrada profundamente: habrá gente que, cuando oiga hablar de Merlín y de Arturo, crean saber de qué va, como si se tratara de un Harry Potter del siglo XII.
Obviamente, los productores no habrán tenido que pagar royalties ni a Chretien de Troyes, ni a los autores del ciclo del Grial, y han preferido trabajar sobre unos nombres y unos lugares que, especialmente en el público británico, suscitan vagos recuerdos. Pero si en lugar de Uther Pendragon se hubiera llamado al protagonista Perico de los Palotes; Mandrake el Mago a Merlín; Leticia a la Reina Ginebra; y el Tío Camuñas a Arturo; o Villarriba en lugar de Camelot, nada en esta serie debería cambiar. ¿Porqué obstinarse en aprovechar abusivamente nombres extraídos de la literatura medieval para hacer de ellos protagonistas de un relato sin ninguna relación con esa veta cultural? Imperdonable.
En cualquier caso, la serie nos presenta a un joven tosco y reservado que llega a la Corte de Camelot (instalada en el Castillo de Pierrefonds posterior como nueve siglos a la mítica corte de Arturo) con una carta de recomendación para el médico regio. Éste, inmediatamente, descubre que el recién llegado tiene aptitudes para la magia. Algo peligroso a la vista de que justo cuando llegaba a la ciudad, un individuo era decapitado por practicar las antiguas artes mágicas prohibidas por el rey Uther Pendragon desde hacía 10 años. El joven, para colmo, inmediatamente tiene encontronazos con el joven Arturo, hijo del Rey Uther, y con sus amigos. Sin embargo, Merlín, al salvar la vida del joven tendrá un lugar en la corte al servicio del que hasta ese momento era su enemigo.
Uno de los papeles más importantes de la serie corresponde al Dragón. Éste, obviamente, es una reconstrucción digital a la que John Hurt le ha prestado su voz. El Dragón, que sobrevive en el bosque, augura al joven Merlín un lugar esplendoroso junto a Arturo al cual deberá servir y proteger… A partir de aquí entramos de lleno en la trama y nos quedan por desgranar 64 episodios servidos en cinco temporadas.
No se trata, desde luego, de una superproducción, sino de una serie de presupuesto limitado, con actores de segunda fila, realizada en unos ambientes digitales y bajo la sombra de un castillo que no corresponde a la época en la que se desarrollaron los hechos. El guión remite al género de fantasía heroica y aventuras. Van desfilando los caballeros de la Mesa Redonda, siempre con personalidades desenfocadas o que no tienen nada que ver con los que iluminaron los mejores momentos de la literatura medieval. En su conjunto a lo que asistimos es a una serie juvenil de aventuras con una única finalidad, entretener. Puro ocio juvenil.
Los actores se esfuerzan y bordan interpretaciones que gustan a un púbico poco exigente. Tanto el guión como la fotografía son modestos y aportan poco. Pero en su conjunto, la serie “resulta” para el público al que va dirigido: jóvenes en la frontera entre la infancia y la adolescencia. Adaptada a este espectro de población, la serie ha tenido que asumir el aspecto de un videojuego. De hecho, las influencias reconocibles que sufre la serie son, Harry Potter ya mencionado, las series de superhéroes y Smallville… todo ello triturado y cristalizado de nuevo.
La segunda temporada es ligeramente superior a la primera. Pero que el espectador no se forje falsas esperanzas: lo que va a ver son sobredosis de aventuras y ramalazos interminables de magia y más magia. Satisfará a los más jóvenes a los que va dirigida la serie. Fuera de este espectro de edades, mejor no realizar incursiones en la serie que generarán un hartazgo casi inmediato en una audiencia algo más exigente. Y, al final, cierta decepción.