FICHA

Título original: 666 Park Avenue
Título en España: 666 Park Avenue
Temporadas: 1 (13 episodios).
Duración episodio: 43 minutos.
Año: 2012-2013
Temática: Intriga.
Subgénero: Sobrenatural.
Resumen: Una pareja acude al número 666 de Park Avenue en Nueva York para interesarse por el trabajo de administradores y, sorprendentemente, resulta elegida. A partir de ese momento, la pareja empieza a notar que en el edificio hay algo que no funciona bien y que se están produciendo fenómenos y actividades siniestras.
Protagonistas: Terry O’Quinn, Rachael Taylor, Vanessa Williams, Dave Annable, Robert Buckley, Samantha Logan, Mercedes Mason, Erik Palladino, Helena Mattsson, Elizabeth Morton, Ursula Parker, Misha Kuznetsov, Teddy Sears, Richard Short, Doug Wert, Aubrey Dollar, Tessa Thompson, William Sadler, Andi Matichak, Heidi Armbruster.
Lo mejor: Terry O’Quinn en su inquietante papel diabólico.
Lo peor
: ninguno de los dos protagonistas termina por convencer.
Lo más curioso
: el lujoso edificio existe verdaderamente, es el The Ansonia, pero su ubicación no es el 666 de Park Avenue sino en el 2019 de Broadway.
¿Cómo verlo?: Fue emitida por el Canal 13 en 2012. Actualmente se emite por el streamming de Amazon. También puede obtenerse mediante programas P2P y comprarse en formato DVD en inglés.

Puntuación: 6,5

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Lo mínimo que puede decirse sobre 666, PARK AVENUE

Las series sobre “casas diabólicas” no son nuevas. Zoe Saldana protagonizó no hace mucho un remake televisivo de Rosemary’s Baby, la famosa película dirigida por Polansky (1968) sobre la novela de Ira Levin. El intento no llegó a la altura del original y la serie, ambientada en París, se olvidó pronto, salvo por los especialistas en cine de terror y diabólico. Cronológicamente, 666 Park Avenue está rodada solamente dos años antes y puede considerarse como la matriz para el redescubrimiento del género. El paradigma es: el Diablo anda suelto por el mundo, tiene un aspecto pulcro y razonable, de triunfador (como el que aparece en Reaper, serie que concluye cuando ésta empieza), se dedica a la especulación inmobiliaria y quien entra en algún edificio de su propiedad, tras unos primeros días razonablemente confortables y esperanzados, termina vendiéndole su alma. Este paradigma vuelve a estar presente en 666 Park Avenue y le resta cualquier vestigio de originalidad. El hecho de que los nuevos inquilinos del lujoso inmueble, sean una pareja de tortolitos como la pareja presentada por Polansky en su añeja cinta (entonces los inolvidables Mia Farrox y John Casavetes, y en esta serie los más discretos Rachel Taylor y Dave Annable), no ayuda a adquirir precisamente marchamo de originalidad.

Tampoco variar la ubicación del edificio protagonista ayuda mucho a reforzar la credibilidad de la serie. Las mismas situaciones que reflejó hace medio siglo Polans en el Edificio Dakota, se registran ahora en el Edificio Drake… sólo que por su arquitectura se percibe pronto que se trata de otro inmueble neoyorkino exclusivo, el Ansonia, ubicado, no en el 666 de Park Avenue sino entre el 2019 de Broadway, entre la calle 73 y la 74. El edificio se concluyó en 1904, su propietario, uno de los magnates mineros de la ciudad, mantuvo en los últimos pisos una granja con animales e incluso un elevador para ganado, con capacidad para cargar vacas. Todo esto no parece particularmente inquietante, a diferencia del Edificio Dakota. El hecho de que en el sótano se instalara un burdel y luego una sauna gay, tampoco contribuyó a darle un aire siniestro. En realidad, en el edificio han residido varios criminales, ladrones de bancos y estafadores. Se trata de un edificio relativamente cinematográfico, aparecía citado por Robert Redford en Los tres días del cóndor (1975), es la residencia de Walther Matthau en The Sunshine Boys (1975) y de Halle Berry en Perfect Stranger (2007) y por allí han vivido Angelina Jolie, Maccaulay Culkin, Natalie Portman, los músicos Mahler, Rachmaninoff, Toscanini, Stravinsky, Yehudi Menuhim y varios tenores y sopranos de categoría. Salvo el tener de vecino a Maccaulay Culkin, el resto de rasgos del Edificio Ansonia, no resultan en absoluto inquietantes.

Quizás sea por eso que la serie tiene algo de increíble y forzado. De todas formas, hay que reconocer que el primer episodio es brillante e inquietante, sin duda muy superior a los doce que seguirán después. La serie tiene todos los visos de haber terminado aprisa y corriendo, cuando se comprobó que su rendimiento económico era inferior al esperado. Deja cabos sueltos y líneas argumentales sin explicar.

Básicamente, la serie nos presenta a una pareja joven, recién casados, ella es una arquitecta recién salida de la universidad en busca de trabajos y él un funcionario municipal que aspira a mejorar sus ingresos. Acuden al 999 de Park Avenue (decimos 999, número que solamente la sombra proyectada por el sol convierte en el 666 que da matrícula a la serie) esperanzados en que les den el trabajo de administradores del inmueble. Inesperadamente, lo obtienen. A partir de ese momento, ella empieza a advertir que algo extraño está pasando allí. El mosaico de un dragón que encuentra en el sótano le abunda en la idea de que en el edificio existe una sociedad satánica. El propietario del inmueble es un multimillonario aparentemente encantador y siniestro, “Gavin Doran” (Terry O’Quinn, una de las calvas más famosas de Hollywood al que hemos visto desde principios de los 80 en innumerables series televisivas, pero que será siempre recordado por su participación en Perdidos) que suele trenzar pactos diabólicos para conseguir sus fines. De hecho, es el diablo en persona, especializado en comprar y ejecutar hipotecas sobre las almas de sus inquilinos. De entre todos estos, los que asumen un mayor protagonismo son “Jane” y “Henry”, los protagonistas de hecho, otro matrimonio joven, ella fotógrafa y el dramaturgo, “Nona Clark” (Samantha Logan), sexi-residente, “Tony”, el portero del inmueble que, junto con la esposa de “Doran”, “Olivia” (Vanessa Williams), constituyen lo esencial del reparto. La trama empieza a complicarse a partir del momento en el que “Jane”, la joven arquitecta, empieza a interesarse por la historia del edificio y comprueba que allí han ocurrido cosas extrañas. Desde el mismo momento en el que se mudan, ella empieza a sentir la inquietante presencia de “Doran”. Otros vecinos se verán implicados en asesinatos encargados por el satánico “Doran”.

En una serie de este tipo en donde resulta imposible atribuir originalidad, de lo que se trataría es de que las interpretaciones fueran geniales, la fotografía insuperable y el ritmo narrativo o los diálogos brillantes. Si exceptuamos el papel de Terry O’Quinn, el resto de los intérpretes o resultan irrelevantes o son demasiado jóvenes y carecen de experiencia. No se trata de una serie en la que la genialidad brille, pero si de una construcción entretenida, aceptable, modesta en su concepción y en sus pretensiones y que gustará especialmente a los que se identifiquen con el tema de las “casas malditas” habitadas por ingenuos y tiernos inquilinos. Es lo mejor que puede decirse de esta serie que indica que es rutinaria. Un problema que tiene esta serie es que, en realidad, no es de terror, sino más bien contiene elementos sobrenaturales e irracionales, tiene intriga, acción, momentos escabrosos, y algunos giros sorprendentes hacia el final de la serie cuando la protagonista recuerde sus orígenes y vaya a tener un hijo que “traerá un nuevo orden mundial”.