FICHA
Título original: Nos vemos en otra vida
Título en España: Nos vemos en otra vida
Temporadas: 1 (6 entregas)
Duración episodio: 35-40 minutos.
Año: 2024
Nacionalidad: España
Temática: Thriller
Subgénero: Terrorismo
Resumen: El 11-M visto desde la óptica del más joven de los condenados por los atentados, Gabriel Montoya Vidal (a) “Baby”, uno de los que transportaron explosivos desde la cuenca minera de Asturias hasta Madrid y conoció al resto de los implicados en la trama que asesinó a 192 personas y causó heridas a otras 2.000 en aquellos atentados
Actores: Roberto Gutiérrez, Quim Ávila Conde, Pol López, Tamara Casellas, Daniel Holguin, Mourad Ouani, Juan Manuel Cifuentes, Alejandro Casaseca, Gino Montesinos, Xana del Mar, Aser García Rada, Pesús Prieto Ortiz, Antonio Márquez,
Lo mejor: correcta en el guion,
Lo peor: no se insiste en los grandes misterios del 11-M
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Disney+ el 6 de marzo de 2024. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.
Puntuación: 8
INTRO
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DÓNDE VERLA (Disney+)
COMPRAR DVD (no está a la venta)
Lo menos que puede decirse sobre NOS VEMOS EN OTRA VIDA
En 2017 se estreno el film-TV 11-M para que nadie olvide, que muestra grosso modo la “versión oficial” sobre el asesinado de 192 personas aquella fecha tan dolorosa como inolvidable. No era una serie excepcional: se limitaba a repetir lo que ya habíamos oído tantas veces. Lo esencial -cómo se les ocurrió a unos pequeños traficantes de drogas marroquíes que, salvo uno, no tenían nada que ver con el integrismo islámico, cometer el atentado más grande de la historia de España, quién fue el “inspirador ideológico” del crimen y porqué la mayoría de los implicados eran chivatillos de distintos servicios de seguridad del Estado- quedaba velado. Y es exactamente lo mismo que ha ocurrido en esta miniserie -muy interesante, bien interpretada y mejor elaborada, por lo demás- que llega en el 20º aniversario del crimen.
La serie está basada en la entrevista que el más joven de todos los implicados (un menor, Gabriel Montoy Vidal) concedió diez años después del crimen al periodista Manuel Jabois. Vaya por delante que el papel de este menor (conocido en la trama como “el Baby”) fue casi marginal e irrelevante, pero aportó muchos datos sobre la “trama asturiana”. Muchos de ellos, por lo que subyacía de sus declaraciones, más que por sus palabras exactas.
Se trata de una serie que cubre un vacío temático -el de los thrillers de fondo político-terrorista- de los que en España apenas se han hecho y cuando se han intentado, ha sido especialmente en aras de la “reconciliación” y de la “comprensión” del fenómeno terrorista (Patria y La línea invisible). España no es un país en el que muchos cineastas estén dispuestos a interpretar la realidad política de los últimos años, desde una posición objetiva. Al menos, hay que celebrar que esta serie presente los hechos desnudos -tal como los conoció el protagonista más joven de aquellos atentados.
Nos vemos en otra vida ha sido protagonizada por actores, en su inmensa mayoría, poco o nada conocidos. Se ha rodado en los lugares en los que vivían habitualmente y desarrollaban sus trapicheos. Nada, salvo elogios, hay que decir sobre el guion, las interpretaciones, la fotografía, la duración de los episodios y el ritmo narrativo. Son pinceladas -algunas muy detalladas- sobre aquel núcleo central presente en la trama del 11-M. Así que, sobre el plano técnico, escénico y argumental, solo podemos elogiar esta serie servida por Disney+, casi como un accidente y una excepción en su catálogo.
¿Dónde está el problema de la serie? Simplemente en elevar al último de los protagonistas de la trama al rango de co-protagonista del 11-M. Si el 11-M fue lo que nos muestra esta serie -y, desde luego, se aproxima y confirma la “versión oficial”- hay que preocuparse: se demuestra que el mayor atentado islamista en Europa fue cometido por una banda de marroquíes pequeños traficantes y los explosivos suministrados por el entorno de pequeños delincuentes asturianos que, como se muestra en la miniserie, no pasaban de ser unos descerebrados, irresponsables y, porqué no decirlo, simplemente “averiados” mentalmente (el protagonista ni siquiera mostró arrepentimiento o reparos por los muertos, lo que dice mucho sobre su madurez moral). No se insiste lo suficiente en que, tanto por la parte marroquí como por la asturiana, los principales exponentes eran confidentes de la policía y no se dice ni una palabra sobre el proceso de radicalización de los primeros. Proceso que, de hecho, solamente siguió “el Chino”, en aquellos momentos, el integrista islámico más conocido -con mucho- de Madrid a causa del atrabiliario disfraz de su esposa cubierta con velo negro de arriba abajo, en un tiempo en el que aún no era habitual ver este tipo de excentricidades tercermundistas por los barrios de Europa Occidental… La serie es, por tanto, interesante en todas sus pinceladas, pero no creamos que conociendo la historia de Gabriel Montoya Vidal, o habiendo oído la sentencia por el proceso del 11-M, lo sabemos todo sobre lo que ocurrió: en realidad, no sabemos nada más que unos irresponsables asturianos y unos vendedores de porros marroquíes intercambiaron explosivos. Eso es todo lo que podemos retener de la serie y del tema central. El resto, seguimos -la sociedad española sigue- ignorando lo que ocurrió el 11-M. No es conspiranoia: es la triste realidad. Esta serie nos acerca a las vivencias del más joven de todos sus co-protagonistas. Es algo, pero no es lo necesario para evitar que algo así vuelva a pasar.
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