FICHA

Título original: Borgen
Título en España: Borgen: Reino, poder y gloria
Temporadas: 1 (10 entregas)
Duración episodio: 58-59 minutos.
Año: 2022
Nacionalidad: Dinamarca
Temática
: Drama
Subgénero: Político
Resumen: La protagonista de la serie, Bigitte Nyborg es ahora ministro de asuntos exteriores. No se lleva muy bien con su jefa de gobierno y menudean las discusiones y los enfrentamientos en especial desde el momento en que una prospección petrolífera encuentra crudo en Groenlandia. La ministra antepone los daños medioambientales a cualquier otra consideración. No es esa la opinión de su jefa.
Actores: Birgitte Hjort Sørensen, Sidse Babett Knudsen, Lars Mikkelsen, Mikkel Boe Følsgaard, Søren Malling, Darren Pettie, Lucas Lynggaard Tønnesen, Peter Mygind, Magnus Millang, Johanne Louise Schmidt, Jens Albinus, Mikael Birkkjær, Özlem Saglanmak, Nivi Pedersen, Lisbeth Wulff, Signe Egholm Olsen, Simon Bennebjerg, Lars Knutzon, Morten Kirkskov, Laura Müller Smith, Svend Hardenberg, Angunnguaq Larsen
Lo mejor: la serie había dejado un buen recuerdo y se esperaba ansiosamente esta temporada
Lo peor: cuando una serie se vuelve de adoctrinamiento deja de ser un producto de interés
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Netflix el 2 de junio de 2022. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 7

PROMO (VO subtitulada en inglés)

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Lo menos que puede decirse sobre BORGEN: REINO, PODER Y GLORIA

Los personajes son los mismos una década después, pero el resultado es muy diferente. Todos los protagonistas se dedican a lo mismo, pero han cambiado: no es que hayan “madurado”, es que se han vuelto mas maduros. Todo están más gordos, más envejecidos, más arrugados, menos lustrosos… Todo ello podría ser olvidado por los espectadores, pero el hecho de que la serie se haya convertido en un mero producto de adoctrinamiento, es lo que para muchos resulta imperdonable. En eso se ha convertido, como podía esperarse por la plataforma exhibidora, Netflix, especialista en automasacrar sus propios productos convirtiéndolos en los panfletillos que requiere el momento.

Ahora, la actualidad está dominada por el conflicto ucraniano, la Agenda 2030 con todo el asunto de la “transición energética”, la “reducción de las emisiones de CO2”, la “perspectiva de género” y demás… La serie incorpora con calzador todas estas temáticas, a partir del descubrimiento de petróleo en las costas de Groenlandia. La isla, dependiente del gobierno danés, tiene un “estatuto de autonomía” desde 1979, que prácticamente es independiente desde 2008. Dinamarca solamente controla asuntos exteriores, seguridad y política económica de la isla que recibe cada año un subsidio de 633 millones de dólares. En el momento en que se ha localizado el crudo, la ministra de Asuntos Exteriores danesa, “Birgitte Nyborg” considera que es una cuestión propia de su departamento. Sin embargo, la primera ministra opina diferente y, sobre todo lo que le interesa es que el petróleo se empiece a bombear y se convierta en una fuente de royalties para el Estado. La ministra advierte que la única forma de llevar adelante sus proyectos es volvieron a ser primera ministra y a ello se dedicará, alcanzando el objetivo en el ultimo tramo de la serie.

Largamente esperada, esta serie, tras ser estrenada como “cuarta temporada” de la serie matriz Borgen, no ha suscitado comentarios. Es comprensible: solamente aporta volver a ver a los mismos personajes de hace 10 años en su aspectos y fisonomía actuales y con unos cargos relativamente similares a los que tuvieron antes: el director de medios sigue siéndolo, la periodista de televisión tiene su programa propio, la protagonista demuestra que el tiempo no pasa en balde. Solamente el malvado parece que haya suscrito un pacto con Satanás para mantenerse joven. Esto, en si mismo, no es un gran aliciente. Ahora bien, no es lo que ha hecho que la serie pase desapercibida. Hay cansancio ante determinadas temáticas, especialmente cuando se percibe la intencionalidad de la serie: por una parte, apoyar a la OTAN en el conflicto ucraniano, por otra hacerse eco de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas en todas las materias discutibles en la que esta organización se ha metido en “camisa de once varas”, en lugar de ser una foro para disminuir tensiones internacionales o cosechar estrepitosos fracasos en el tratamiento del Covid (por parte de su filial la Organización Mundial de la Salud). Uno ya tiene bastante con esquivar los informativos en los que todas estas temáticas se remiten machaconamente, para ahora surfear series de puro adoctrinamiento.

En otras palabras: la cuarta temporada de Borgen, decepciona. Del producto original queda poco. Diez años lo cambian todo, incluso el papel de los streamings: antes recibían a los que huíamos de los canales generalistas; ahora son un complemente para los canales generalistas que nos cuentan en series y películas lo que rechazamos en noticias e informativos. Por eso, alcanzado el máximo nivel de uso, plataformas como Netflix y HBO, incluso Disney, solamente les queda ir perdiendo abonados. A ver si se entenderán: no queremos adoctrinamiento. Repitan con nosotros, una y mil veces: “No queremos adoctrinamiento”.

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