FICHA

Titulo original: Guante Blanco.
Título en España: Guante Blanco.
Temporadas: 1 (8 episodios)
Duración episodio: 90 minutos
Año: 2008
Temática: intriga
Subgénero: acción
Resumen: Un grupo de ladrones de guante blanco, realizan robos espectaculares sin violencia, ni armas, siendo perseguidos por un grupo de policías.
Actores principales: Carlos Hipólito, José Luis García Pérez, José Ángel Egido, Eloy Azorín, Leticia Dolera, Ana Risueño, Pilar Punzano, Jorge Roelas, Yolanda Ulloa, Carlos Rodríguez Sastre, Bárbara Meier, Denise Maestre, Carlos Sampedro
Lo mejor: eliminar el maniqueísmo entre “buenos” y “malos”.
Lo peor
: final apresurado.
¿Cómo verlo?: En Televisión a la Carta de TVE.

Puntuación: 7

VER TODOS LOS CAPÍTULOS

Lo mínimo que hay que saber sobre GUANTE BLANCO

Fue una serie desgraciada. Y no debería haberlo sido. Empieza bien y el planteamiento inicial es impecable. Sin embargo, los directivos de la emisora no cuidan el horario en el que la van a transmitir y la serie no logra situarse en cabeza en las audiencias. Así pues la serie que se está rodando en el momento de su estreno, es cancelada sobre la marcha y se improvisa un brusco final que se transmite solamente por Internet. ¿Resultado? Fracaso absoluto.

LA SERIE MÁS MALTRATADA EN LA HISTORIA DE TVE

Le cabe a Guante Blanco el dudoso honor de haber sido la serie más maltratada por los directivos de RTVE. Claro está que en 2008, cuando se emitió, la televisión estatal solamente estaba preocupada por ofrecer pan y circo e informativos políticamente correctos. Cuando ya era evidente que teníamos encima una gigantesca e histórica crisis económica, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero seguía minimizándola. La frase más repetida en las tertulias radiofónicas era: “con la que está cayendo…”. Los puestos de trabajo se perdían a espuertas y los hipotecados veían con horror que sus cuotas mensuales iban subiendo. En este contexto, la serie Guante Blanco de producción externa, hubiera supuesto un activo para la televisión estatal que en aquellos aciagos meses había quedado ampliamente atrás en la calidad de su programación. Por eso se encargó esta serie: para competir.

Pero la mejor serie de intriga difícilmente podrá triunfar en horario infantil, de la misma forma que Barrio Sésamo (1979-2000) jamás hubiera tenido seguimiento en horario de escuela. Cada cosa tiene un momento y cada franja horaria un tipo de público concreto. El problema era que aquella televisión zapateriana era como una caña mecida por el viento: le era imposible prever lo que iba a emitir de una semana a otra. La primera entrega de la serie fue vista por 2.500.000 de espectadores, una cifra particularmente modesta para un estreno. La cosa se entiende mejor si se tiene en cuenta que en ese mismo momento la selección nacional de fútbol celebraba un partido. La segunda entrega coincidió con el estreno de otra temporada de El Internado (2007-2010), serie puntera y consolidada de Antena 3. Peor le fue a la tercera entrega que se emitió el 31 de octubre en el arranque el puente de Todos los Santos y en horario cambiado; casi fue milagroso que lo vieran 1.277.000 espectadores. Fue entonces cuando, la dirección de TVE canceló la serie y la trasladó a la web amputando cinco episodios de los inicialmente previstos y dando un final, a todas luces, filmado apresuradamente e improvisado.  Así era la televisión pública en aquellos años en los que prever lo que se iba a programar parecía casi de ciencia ficción.

La serie no se merecía este triste destino. Y, por lo demás, no era mala. En realidad, era aceptablemente buena. En 2010, algún directivo de TVE volvió a fijarse en esta serie, analizar por qué había fracasado, decidiendo su reemisión en prime-time. Y en 2013, nuevamente la serie volvió a emitirse: si sumamos las audiencias de estos tres períodos, veremos que están por encima del 30%. Contó con un público fiel que sólo lamentó lo azaroso de su lanzamiento.

LA LÓGICA BORROSA APLICADA A UNA SERIE

Había policías y había ladrones, pero no era una serie “de policías y ladrones”. Habitualmente en las series de este tipo se induce al espectador a que se identifique con los policías, lo que implica pintar a los ladrones con los rasgos arquetípicos de todo maleante que se precie: crueldad, patologías mentales, odio social, torvo y sombrío etc. Y, por lo mismo, el policía debe ser alguien altruista, provisto de cualidades heroicas, justo, ecuánime y brillante. Tales son los esquemas que se vienen repitiendo desde Los Intocables hasta Mentes Criminales (2005-hoy). Sin embargo, en Guante Blanco se intentó una serie en la que el espectador podía identificarse con quienes hacían cumplir la ley y con quienes la vulneraban.

Los delincuentes que nos pinta Guante Blanco resultan simpáticos, son capaces de hacerse una tortilla de patatas para su esposa o servir el desayuno a los niños. Ni son violentos, ni resuelven sus golpes a base de armamento pesado. Sus robos son “limpios”, casi delicados, planificados y ejecutados con esmero para obtener el beneficio esperado minimizando riesgos. En cuanto a los policías, no son los científicos eruditos o los psicólogos experimentados que trazan perfiles con la misma precisión con que Velázquez manejaba el pincel, sino más bien, tipos como usted y como yo, dedicados a ese oficio ingrato de perseguir al delincuente a cabo de un estipendio cicatero.

Un ejemplar del American Scienfic publicado poco antes de emitirse esta serie había divulgado un concepto matemático que ya existía desde 1965: el de la “lógica borrosa” o “lógica difusa”: nada es completamente blanco o completamente negro, tal como establecía la “lógica booleana” con la que se inició la era de la informática: entre “0” y “1”, entre blanco y negro, entre abierto y cerrado, existen muchas gamas intermedias. La “lógica borrosa” nos dice que no existen valores absolutos, sino que hay que tomar dos valores aleatorios, contextualizarlos y referirlos entre sí, para entender completamente sus características y situarlas. Aplicar la “lógica borrosa” al género negro es lo que se hace, precisamente, en esta serie: no hay buenos ni malos, todo depende de las situaciones respectivas.

LA SERIE Y SUS ACTORES

Ni hay tacos, ni lenguaje malsonante en la serie, ni efusiones de sangre o de violencia gratuita. Y esto en una serie de “género negro” es de agradecer, especialmente si es española. El guión nos muestra a un grupo de ladrones que estudian sus operaciones como si se tratara de fórmulas matemáticas. Son los “ladrones de guantes blanco”. En la primera entrega roban un Van Gogh, en la segunda un Stradivarius, en la tercera una reliquia. La banda está dirigida por “Mario Pastor” (interpretado por un convincente José Luis García Pérez) y sus perseguidores está dirigidos por el “inspector Bernardo Valle” (Carlos Hipólito) ayudado por la “inspectora Mendoza” (Leticia Dolera) y el “Subinspector Cortés” (Jorge Rodelas).

Algunos elementos de la serie están extraídos de Misión Imposible, la serie de los años 70 reactualizada por los largometrajes protagonizados por Tom Cruise. Tiene también algo del Caso de Thomas Crown (1968, remake en 1999). No es, una serie original, en este sentido: ladrones brillantes frente a policías metódicos. Pero es una serie digna y que muestra ambiciones en los primeros episodios. Luego, ya hemos explicado que todo tiende a ser más rápido, menos elaborado y casi improvisado.

Con esta serie se iniciaron las actividades de Bambú Producciones que ha dado productos como La embajada (2016), Bajo Sospecha, Velvet Colección (2017), Imperium (2012), Hispania, la leyenda (2010-2012), etc.

Si se tiene en cuenta todo lo dicho hasta aquí, Guante Blanco es una serie que puede verse. Hubiera podido salir mejor, pero las circunstancias jugaron en su contra. Las reemisiones de que ha sido objeto son muestra de que no se merecía el triste destino que tuvo en su estreno. Verla hoy constituye un reconocimiento a los actores que participaron en su elaboración y cuyos excelentes trabajos no fueron reconocidos en su momento.