FICHA

Título original Follow
Título en España: Follow
Temporadas: 1 (6 entregas)
Duración episodio: 45 minutos.
Año: 2023
Nacionalidad: Francia
Temática
: Intriga
Subgénero: Policíaca
Resumen: Una becaria que trabaja en el departamento de prensa de la prefectura es especialista en redes sociales. Cuando empieza a actuar un asesino en serie, encuentra algunos patrones que consiguen arrancar la investigación policial. El asesino se comunica con ella y, a partir de aquí, empieza la vertiginosa huida hacia delante de la becaria.
Actores: Marie Colomb, Maryline Canto, Daniel Njo Lobe, Prylipa Phoenix, Vincent Heneine, Oscar Copp, Arthu Mazet, Jean-Micuel Lahmi, Nathan Donglas, Ada Asgharzadeh,
Lo mejor: logra interesar al espectador en los primeros episodios.
Lo peor: hacia su ecuador, la serie se ha convertido en un galimatías.
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Calle 13 el 29 de marzo de 2024. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 6,5

PROMO (en francés, entrevista a los protagonistas)

PROMO (en castellano)

PROMO (en francés)

PROMO

INTRO

MÚSICA

WEB OFICIAL (Calle 13)

DÓNDE VERLA (Movistar+, Calle 13)

COMPRAR DVD (no está a la venta)

Lo menos que puede decirse sobre FOLLOW

Otra serie que refleja a las claras el drama que está viviendo la sociedad francesa en este primer cuarto del siglo XXI: un problema de identidad. Producir una serie con medios suficientes, actores más o menos experimentados y temática policíaca, es algo que hoy está al alcance de cualquier país europeo. Conseguir que aporte algo al género o, incluso que sea el reflejo de la sociedad de su tiempo, resulta mucho más difícil. Especialmente en Francia en donde, sobre todo, se trata de no alarmar a la población sobre lo que está ocurriendo. Y lo que ocurre es que Francia, cada vez, es menos francesa. ¿Menos francesa? Sí, no se trata de que el modelo de serie no se encuentre ya en París sino en Hollywood y que la cinematografía francesa haya asumido todas las pautas del nuevo “código” de la meca del cine; se trata de que lo que cuenta refleja una Francia inexistente ideada solamente para rebajar la tensión y el estado de alarma en el que vive el ciudadano medio que ya no reconoce a su país en cuanto sale a la calle. Vamos a citar solamente unas pocas diferencias con las que se trata de atenuar el abismo en el que vive la sociedad francesa.

Desde hace como mínimo un lustro la cinematografía francesa no ha emitido una serie policíaca en la que el protagonista sea un varón. Habitualmente, o la protagonista es una mujer, o bien un alto mando policial a cuyas órdenes se encuentran varones. La figura del policía varón ha desaparecido. Han asesinado a Maigret para empoderar a las mujeres. Pero eso, en realidad, no ocurre en la policía francesa en donde la presencia de mujeres desmiente su protagonismo televisivo. Por otra parte, se trata de mujeres con problemas psicológicos o de convivencia. Intratables o, digámoslo así, “difíciles”, excéntricas, en cualquier caso siempre resultan ser las más inteligentes, las más activas, las más imprescindibles, frente a varones que, en unos casos, son tontos de baba, en otros calzonazos, también brutales, o simplemente cortos de luces… Hombres limitados, mujeres empoderadas, tal es la ley.

El gran problema de Francia en estos momentos es que la inmigración masiva procedente del Tercer Mundo, está ya anidada en el seno de la sociedad francesa, pero, a diferencia del Reino Unido, el ciudadano de origen galo, se niega a reconocerlo. Digámoslo de otra manera: los no galos no están o apenas están representados en el gobierno y en el parlamento francés y mucho menos aún en la periferia. No es posible en Francia un primer ministro originario de Costa de Marfil (como el premier británico de origen indio), un presidente regional argelino (como Vaughan Gething, primer ministro de Gales, originario de Zambia), ni un alcalde de París malgache (como Sadiq Khan, alcalde de Londres, de origen paquistaní). En Francia, todavía se hacen ilusiones de que son dueños de su país… cuando la realidad dice que hay más de 2.000 enclaves conocidas como “zonas especialmente sensibles” (o también como “zonas de non-droit”) en las que el Estado Republicano ya ha desaparecido y el barrio o la población entera están en manos de mafias de origen no europeo. Si la realidad disgusta a la audiencia, preséntale una realidad más tranquilizadora y narcotizante. Esta técnica se ha hecho habitual en las series procedentes del vecino país.

Finalmente, el Estado ha perdido poder en Francia. Algo que no les gusta reconocer a los franceses. Lo van a comprobar durante las próximas olimpiadas que se presentan agitadas y no precisamente en las canchas de competición. Incluso Marlaska ha prometido enviar 300 policías y Guardias Civiles para contribuir a mantener el orden público mientras dure el evento. Basta que un policía aporree a un no europeo que acaba de cometer un delito, o lo que es aún peor, lo mate, para que los suburbios estallen y los saqueos se prolonguen durante varios días. El Estado ha perdido autoridad, por mucho que Macron quiera ejercer de gallito mostrándose como boxeador o lanzando bravatas contra Putin… Lo triste realidad es que Macron ya no gobierna en buena parte de Francia y su autoridad está tan rebajada como su credibilidad como boxeador.

Pues bien, todo esto viene a cuento de esta serie en la que una joven especialista en redes sociales trabaja como becaria para el departamento de comunicación de la policía y se ve envuelta en las actividades de un misterioso asesino en serie. Mujer la protagonista. Hombres sus dos compañeros de oficina: ambos nulos. Mujer su superiora, brillante y enérgica y aún más brillante y enérgico el prefecto de policía, negro de aspecto caribeño. La protagonista practica el boxeo, es delgadita y no particularmente alta, pero eso no le supone un problema para coger por la pechera a su ex novio, un varón debilucho y llorón, o derrotar a su compañero de investigación -que le duplica en tamaño y es igualmente boxeador. Y, lo mejor de todo, cuando, tras una serie de asesinatos -cuatro o cinco- se decreta el “toque de queda”, la sociedad francesa lo acepta, a pesar de que la medida es desproporcionada. Díganme si se trata o no de la “Francia real” o de la “Francia tranquilizadora”.

Sobre el contenido de la serie no vale la pena decir gran cosa. Los protagonistas defienden bien sus roles (de hecho, salvan la serie). El guion es absolutamente retorcido, inextricable en algunos momentos, los cabos sueltos que quedan tras el desenlace más bien parecen los restos del nudo gordiano después de que Alejandro de Macedonia le hubiera asestado el golpe con su espada. La fotografía buena, intenta crear un clima sombrío, casi gótico en algunos momentos y, a pesar de que no lo logra, se aproxima. Su estética es la tantas veces vista en Seven, en El silencio de los corderos o en la adaptación de la trilogía de Stieg Larsson. Nos muestra algunas calles de París, estaciones de metro, las catacumbas, etc. Tiene gracia que, en las escenas que transcurren en el metro la mayoría de figurantes sean galos… cuando ya en los años 90 era difícil verlos viajando en el suburbano.

Poco más cabe decir sobre esta serie. Llueve sobre mojado. El hecho de que la serie fuera premiada en el Festival de ficción televisiva de La Rochelle en 2023, no implica gran cosa. La serie falla especialmente en el guion. El hecho mismo de que la asesina en serie resulte, finalmente, ser una mujer que no aparece en los cinco episodios anteriores, indica que se trata de un producto en el que los guionistas no se han esforzado, ni tampoco nadie parece haberles exigido mucho salvo cumplir las pautas del nuevo “código de Hollywood”. Véanla para comprobar todo lo que hemos dicho. Se aburrirán, pero conocerán la “Francia ideal” de Macron.

(SI ESTA CRÍTICA LE HA SERVIDO PARA ALGO O LE HA AYUDADO EN ALGO, PULSE LA PUBLICIDAD QUE ACOMPAÑA Y QUE NOS AYUDA A MANTENER LA WEB. GRACIAS).