FICHA

Título original 3 Body problem
Título en España: El problema de los 3 cuerpos
Temporadas: 1 (8 entregas)
Duración episodio: 58 minutos.
Año: 2024
Nacionalidad: Estados Unidos
Temática
: Ciencia ficción
Subgénero: Fantástico
Resumen: Un episodio de la revolución cultural china de los años 60 afecta al futuro de la humanidad que está bajo vigilancia de extraterrestres que reclutan a los mejores científicos para poder controlar el planeta y lo hacen a través de un casco de videojuegos.
Actores: Benedict Wong, Jess Hong, Jovan Adepo, Eiza González, John Bradley, Alex Sharp, Rosalind Chao, Zine Tseng, Jonathan Pryce, Ben Schnetzer, Liam Cunningham, Marlo Kelly, Shea Shimooka,
Lo mejor: tiene destellos de genialidad extraídos de la novela originaria
Lo peor: a medida que avanza va ganando en pretensiones científico-mesiánicas con diálogos-plasta.
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Netflix el 21 de marzo de 2023. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 7

PROMO (en inglés)

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INTRO

MÚSICA

WEB OFICIAL (Netflix)

DÓNDE VERLA (Netflix)

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Lo menos que puede decirse sobre EL PROBLEMA DE LOS TRES CUERPOS

Cuando en 2006, la prestigiosa revista Science Fiction World, publicó por entregas este relato escrito por Liu Cixin (escritor y científico nacido en Pekín), el relato llamó la atención de los especialistas que lo cubrieron con todos los premios literarios del sector (el Premio Hugo y el Premio Nebula, entre otros). Era cuestión de tiempo que alguna plataforma comprara los derechos televisivos y realizara una serie con pretensiones intelectuales. Y, finalmente, lo hizo, Netflix.

La serie consta de distintas partes, pero quizás la más significativa y auténtica es la primera basada en las experiencias personales del autor que vio como sus padres eran “purgados” por la “revolución cultural” china de mediados de los años 60 y enviados a cumplir trabajos forzados en una mina. Es así como se inicia la serie, con el ritual inventado por el propio Mao-Tse-Tung: miles de jóvenes rebeldes lanzados a juzgar a sus mayores por delitos “contra-revolucionarios” o por “revisionismo”. En realidad, aquello fue un movimiento con el que Mao se deshizo de sus adversarios en el interior del Partido Comunista. Esas primeras escenas generan interés por la serie. Luego, veremos que, cerca de la mina en la que cumple trabajos forzados la hija del profesor de física, hay instalada una gigantesca antena de comunicaciones. La hija, Ye Wenjie, se las ingenia para trabajar allí. Luego sabremos que el propósito de aquella antena es enviar mensajes a inteligencias extraterrestres. Y estos tardan en llegar a su destino. Años después, se recibe una respuesta procedente del planeta Trisolaris de Alpha Centauri.

Liberada de su prisión, Ye Wenjie se instala en Occidente y mantiene amistades y contactos con la comunidad científica. Pero está ocurriendo algo extraño: varios científicos, entre los más brillantes, se están suicidando. Una amiga suya empieza a tener la visión de un contador de tiempo inverso, otros reciben lo que parece un casco de videojuegos extremadamente sofisticado y a través del cual, de manera hiperrealista, se trasladan a otras épocas en las que alguien les plantea problemas de ciencia: luego sabremos que se trata de extraterrestres que están preparando la invasión del planeta tierra y que, para ello, precisan el concurso de los mejores científicos. El casco sirve para reclutarlos y evaluar su valía. Si fracasan en la prueba se les induce al suicidio.

La serie, es original, pero no del todo original: la invasión extraterrestre nos acompaña desde los años 40 y ya no impresiona a nadie. Las largas-larguísimas conversaciones entre científicos llegan a cansar al espectador y las sesudas discusiones sobre los efectos gravitacionales de un planeta iluminado por tres soles, pesan como una losa en el desarrollo de la serie. Las discusiones sobre física teórica no pueden resumirse en unas cuantas líneas de un guion, no son susceptibles de divulgación y, si se intenta, es preciso aportar más datos, rigor y profundidad. Si se comprime, se cae en la banalidad o, lo que es aun peor, en la vulgaridad.

La novela no es así. Ni remotamente. Las alteraciones, por lo demás, no han sido realizadas para “agilizar” o “divulgar” el mensaje que el autor quería transmitir, sino para cumplimentar el famoso “nuevo código de Hollywood”. El personaje de la novela es uno, pero en la serie se ha transformado en una pléyade multiétnica. Quizás el relato de Liu Cixin no sea el más adecuado para trasplantar al plasma, pero tampoco era necesario realizar cambios tan drásticos y, sobre todo, en función, no de una mayor comprensión del texto, sino para incluir a la manera woke a cualquier minoría.

La sensación que da esta serie es que los guionistas han leído muy superficialmente el relato original (que, por cierto, es original por el lugar donde nace, China, pero no por la temática que habíamos visto en muchas ocasiones previas en la ciencia ficción occidental), no lo han entendido muy bien y han reelaborado los diálogos por simple aproximación, sin comprender lo que el autor quería decir. Finalmente, el mensaje resulta incomprensible e inasumible: no se entiende por qué los extraterrestres deberían contar con los “mejores científicos” de la Tierra para resolver sus problemas, ni por qué se interesarían en cuentos infantiles como Caperucita y el Lobo. Hay demasiadas incoherencias en el relato, excesivos diálogos de tono científico, pero sin desembocadura comprensible. Algunos destellos de genialidad, envueltos en excesivos flash-backs y la ambición de que el final abierto justifique una segunda temporada.

El gran problema de la serie es que el tema dista de ser original y el tratamiento seudocientífico es incompatibles con el lenguaje cinematográfico. Resulta inevitable, mientras estamos viendo la serie, pensar en otros productos similares mucho mejor cerrados. Lo cierto es que después del tirón inicial del primer capítulo, la serie tiene altibajos, es como una montaña rusa que, finalmente, en los dos últimos capítulos descarrila.

Dicho lo cual, puede resultar interesante para algunos, curiosa para otros, plúmbea también para sectores de la audiencia y genial para unos pocos. De to’ tié que haber, que decía aquel. Para nosotros, esta no es “nuestra” serie: es una más, y no de las mejores, ambiciones épicas a parte.

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