FICHA

Título original The Gentlemen
Título en España: The Gentlemen: la serie
Temporadas: 1 (8 entregas)
Duración episodio: 41-63 minutos.
Año: 2024
Nacionalidad: Reino Unido
Temática
: Acción
Subgénero: Humor
Resumen: Un oficial del ejército en misión en el extranjero recibe una notificación para que acuda urgentemente a su casa: su padre está agonizando. Tiene tiempo de hablar con él y de asumir la herencia que sorprendentemente le confiará en detrimento de su hermano mayor, un personaje toxicómano, jugador y torpe.
Actores: Theo James, Kaya Scodelario, Giancarlo Esposito, Joely Richardson, Vinnie Jones, Daniel Ings, Alexis Rodley, Peter Seratinowicz, Ray Winstone, Shane Walker, Max Beesley, Freddie Fox, Dar Salim, Edward Fox,
Lo mejor: acción y ciertas dosis de humor
Lo peor: un relato bastante caótico y desordenado
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Netflix el 7 de marzo de 2024. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 6

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Lo menos que puede decirse sobre THE GENTLEMEN: LA SERIE

En 2019 Guy Ritchie estrenó The Gentlemen, con Charlie Hunnam, Hugh Grant, Collin Farrell y Matthew McConaughey. La película constituyó un éxito, pero no alcanzó las cotas de aceptación y recaudación que el mismo director había adquirido en 2000 con Snatch: cerdos y diamantes. Demostró, eso sí, que Ritchie se movía bien en la comedia de acción y esa es la vía por la que ha querido transitar en su retorno a televisión, llevando la idea central de The Gentlemen al plasma. El resultado ha sido aceptable, pero lejos de superar al largometraje, ha perdido en coherencia: ¿para qué dejar que una buena línea argumental desperdicie algunos giros inesperados que pueden divertir al espectador?

Es una serie que gustará, sobre todo, a los aficionados al cine y a la temática de Ritchie, pero descorazonará y confundirá a quienes no se han solazado con sus cintas anteriores. Por supuesto, en esta serie entra en juego la pequeña delincuencia británica dedicada al tráfico de drogas, a las apuestas ilegales, al préstamo usurero y demás. En la otra parte, figura “el caballero” (gentleman), refinado, osado, heredero de un apellido y de una mansión que lleva tres siglos en posesión del mismo linaje… aunque ahora, bajo las caballerizas se cultive marihuana clandestinamente para otra banda (más fina) de delincuentes… El protagonista se encuentra en misión militar cuando recibe la noticia de que debe volver al Reino Unido: su padre está enfermo y quiere hablar con él. Al llegar, padre e hijo tienen una conversación breve y poco después fallece. Sorpresivamente, la herencia ha sido dejada íntegramente al hijo segundo, decepcionando al primogénito que ya se veía propietario de un patrimonio con el que contaba para pagar sus muchas deudas. Tal es el arranque de la trama.

Como puede intuirse, el heredero improvisado tratará, en primer lugar, de conocer el estado financiero de la familia y sus recursos, luego, para conservar el patrimonio y la vida de su hermano, deberá afrontar sus deudas y, paralelamente, seguir con lo que hasta ese momento es la mayor fuente de ingresos de la familia: el cultivo clandestino de marihuana. Tratará, por todos los medios, de garantizar que ni la mansión, ni los terrenos, ni el patrimonio familiar se dilapiden y deberá de actuar en tres frentes: los antiguos socios de su padre, su hermano que hace gala en todo momento de un comportamiento absolutamente demencial y, finalmente, los mafiosos a los que su hermano debe dinero…

La idea central no es mala y la presencia de Ritchie como factótum prometía reivindicar para Netflix su hegemonía entre los streamings. Pero las expectativas no se han cumplido. Al menos, no completamente. La serie tiene golpes de ingenio, giros imprevistos, suscita rictus de sonrisa y de sorpresa, se convierte en una sucesión de astracanadas, presentes desde finales del primer capítulo, que poco a poco, van tomando el relevo de un verdadero guion. La serie se convierte en incoherente y desnortada, cada vez más reducida a la simple dimensión de brutalidad y sobresalto. Sin alma, sin Estrella Polar, sin rumbo.

Gustará -lo hemos dicho- a los habituales del cine de Ritchie. Pero nos habla de un Reino Unido y de una delincuencia que ya no es como a finales del siglo XX. Londres se ha convertido en una ciudad en la que las luces de Navidad vuelven a encenderse en el mes del Ramadán, previo paso a que, dentro de poco, se enciendan solo en el mes sagrado para los musulmanes, mayoría entre la población. A Ritchie se le ha parado el reloj: la delincuencia ya no es la de la época de la Tatcher, sino la de la multicuturalidad, el riesgo no son los neo-nazis (que también aparecen) sino mafias con otro color y otro acento. Y esto, o se acepta y se cuentan las cosas tal como están… o se crea una serie mediocre para Netflix. Ritchie ha optado por esto último.

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