FICHA
Título original: Plan Coeur
Título en España: Amor Ocasional
Temporadas: 2 (14 episodios)
Duración episodio: 25 minutos.
Año: 2018-2019
Temática: romántica
Subgénero: comedia
Resumen: Un grupo de amigas y sus respectivas parejas protagonizan esta comedia romántica desarrollada en París. Dos de las amigas contratan a un gigoló para que “enamore” a una tercera amiga, Elsa, que está buscando pareja y ha perdido la seguridad en sí misma. La historia se complica cuando, inicialmente Elsa se enamora del gigoló y algo más tarde él mismo siente idéntica atracción, pasando a ser una tragicomedia romántica de enredos.
Actores: Zita Hanrot, Sabrina Ouazani, Marc Ruchmann, Tom Dingler, Joséphine Drai, Guillaume Labbé, Yvan Naubron, Syrus Shahidi, Anne Depetrini, Karina Testa, Elise Hobbé, Marie-Charlotte Leclaire, Jean-Michel Martial, Vincent Paquot, Valentine Payen, Pauline Pouchin, Cécile Ribault-Caillol, Stéphane Szestak
Lo mejor: muestra los problemas de los jóvenes que llegan a la treintena en una ciudad extremadamente hostil como París.
Lo peor: muy previsible en algunos tramos y con pocas sorpresas.
Lo más curioso: La serie ha sido creada por Noémie Saglio y Julien Teisseire, a partir de una ideas de Christian Lang.
¿Cómo verlo?: Estrenado en España el 11 de octubre de 2019 a través de Netflix. Puede encontrarse a través de eMule y de Torrent.
Puntuación: 7
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INTRO
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Lo menos que puede decirse sobre AMOR OCASIONAL
Netflix acaba de estrenar una de las raras series francesas filmadas en París (especialmente en algunas zonas del centro y del barrio Latino). Se trata de un producto presentado como comedia romántica, si bien es más bien una tragicomedia romántica en evolución. Comedia en las dos primeras entregas, va acentuando su deriva, a medida que avanza la primera temporada, romántica, pero luego, en los últimos capítulos priorizar aspectos dramáticos relegando la comedia a segundo lugar.
No hay, por tanto, que confundir su metraje (el propio de una comedia de situación), con esta serie que no tiene nada del género. No es, como algunos han pretendido una especie de Friends en versión francesa: en primer lugar, porque todos los “amigos” que aparecen (6 en total, como en la serie norteamericana), aparecen en distintas situaciones laborales y sociales y no se limitan a compartir un único escenario; en segundo lugar porque, teniendo una veta humorística, los gags están dispersos y, habitualmente, lo que dominan son las situaciones cómicas. Y, finalmente, porque la comedia de situación es autoconcluida en cada episodio y aquí las dos temporadas van progresando cambiando las situaciones y los puntos de vista de los personajes.
Básicamente la serie se inicia cuando dos amigas con pareja, “Charlotte” y “Ëmil”, deciden contratar a un gigoló para que enamore y seduzca a la tercera amiga, “Elsa”, soltera, sin compromiso y oscura funcionaria del ayuntamiento de París. Lo que ocurre a partir de aquí es, más o menos previsible: comedia de enredo, con amores y desamores, colisiones y atracciones… Nada que no se haya visto antes.
El resultado, sin ser original, es bueno. La serie se deja ver, entre otras cosas por los escasos 25 minutos que dura cada episodio. Zita Hanrot es la protagonista (hija de madre negra jamaicana y padre rubio de Reims), Sabrina Ouazani (de origen argelino) es una de las amigas que contratan al gigoló, junto Josephine Draï (de padre arglino y madre francesa). A partir de este trío, la serie fluye, a ratos entretenida y en otros tópica. Tanto estas actrices como sus “reflejos” masculinos dan un juego perfecto. Marc Ruchman (cuya biografía lo define como “alsaciano, italiano, judío y argelino) es el gigoló, “Julés”; Syrus Shahidi (de origen iraní) es “Antoine” es uno de los amigos, Tom Dingler el otro e Yvan Naubron el último. Ninguno de ellos, especialmente los varones, son particularmente conocidos en la escena francesa, pero se ajustan a sus papeles en la serie. Si hemos destacado el origen de los personajes -su historial profesional es todavía bastante limitado- es para resaltar su carácter multicultural y cosmopolita, una de las imágenes de marca de la capital francesa.
Observaciones: un París en el que se ven algunas zonas señeras y monumentales (la alcaldía, especialmente y la rue Gay-Lussac eje del Latino), pero, atención, se ven pocos parisinos circulando. Es curioso y nos ha llamado particularmente la atención. París no vive su mejor momento y eso se nota en el esfuerzo que hacen los productores para que solamente se vean zonas muy concretas de París, pocas, y, además desprovistas de sus poblaciones habituales. Más que una crítica es una rareza de la serie.
Cuando se estreno la segunda temporada, las opiniones de la crítica francesa fueron contradictorias: Le Monde opinó que se trataba de una serie “superficial y banal”, pero otros medios, la consideraron divertida, inteligente y brillante. Ni tanto ni tan calvo. Es una serie cuyo único propósito es el entretenimiento, incluso a costa de crear un París ficticio y desierto, inexistente, y hacer llevaderos para el espectador los 25 minutos de su metraje. Esto es bastante más de lo que logran otros productos y, por tanto, merece el notable.
Gustará a los amantes de la temática romántica en su doble vertiente tragicómica.
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