FICHA

Título original: Este señor de negro.
Título en España: Este señor de negro.
Temporadas: 1 (13 episodios).
Duración episodio: 50 minutos.
Año: 1975-1976
Temática: Comedia.
Subgénero: Crítica social.
Resumen: El abuelo de un pequeño burgués ultramontano nacido en el siglo XIX dialoga con su nieto y le muestra que él era mucho más liberal y abierto.
Actores principales: José Luis López Vázquez, Florinda Chico, María Garralón, Mari Carmen Prendes, Juanito Navarro, Pep Munné.
Lo mejor: La combinación José Luis López Vázquez – Antonio Mingote.
Lo peor
: Que dicha combinación no tuvo continuidad
¿Cómo verlo?: Emitida por TVE, puede verse en el enlace indicado. También puede comprarse en DVD y algunos capítulos completos están en YouTube.

Puntuación: 7,5

CABECERA Y SALIDA

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Lo mínimo que puede decirse sobre ESTE SEÑOR DE NEGRO

Series como ésta (o como los históricos Estudios 1, o Historias para no dormir) demuestran que con medios económicos limitados pueden obtenerse resultados espectaculares, a condición de contar con buenos profesionales. Antoni Mingote como guionista, José Luis López Vázquez como actor protagonista y Antonio Mercero como “joven promesa” en la dirección, hacían que el resto de factores, especialmente presupuestarios, pasaran a un plano muy secundario. Este Señor de Negro fue el ejemplo y otras series que se estrenaron entre 1965 y 1975 dieron la señal de que nuestra televisión ya estaba en condiciones de producir con relativa frecuencia, series de lo más satisfactorias en su discreción y falta de espectacularidad.

Antonio Mingote, como se sabe era un “señor de derechas”, a lo Jardiel Poncela o a lo Gómez de la Serna, era de la “generación de La Codorniz”, semanario de humor dirigido por un ex combatiente de la División Azul de voz engolada y humor amable, Álvaro de la Iglesia, que tuvo un lugar destacado en los programas de humor de la primera época de televisión. Mingote fue también, desde tiempo inmemorial caricaturista del ABC y estuvo presente en infinidad de tertulias radiofónicas de humor. Fue siempre un “señor de derechas” del siglo XX, enemigo, sobre todo de la estupidez, viniera de donde viniera. Su ingenio creó el personaje de “Sixto Zabaneta” que encargó José Luis López Vázquez durante trece inolvidables semanas.

Si la serie pasó algo desapercibida y hoy no goza del prestigio de los Estudios 1, las Telenovelas, las dramatizaciones de las obras de Blasco Ibáñez que llegaron inmediatamente después o las series de Chicho Ibáñez Serrador, fue por la época en la que se emitió: el primer episodio vio la luz el 8 de octubre de 1975, en plena crisis internacional por los fusilamientos que habían tenido lugar unas semanas antes y tras la última movilización en la Plaza de Oriente de apoyo al régimen. En aquella ocasión se pudo ver el estado de decrepitud del jefe del Estado y el país tuvo la convicción de que el antiguo régimen se estaba acabando. Apenas tres semanas después se tuvo noticia de que Franco había caído nuevamente enfermo y todo el mes de noviembre –cuando la serie Este señor de negro andaba por su tamo central- el país permaneció en vilo atendiendo a las noticias facilitadas por “el equipo médico habitual”. El 28 de enero de 1976, Franco ya había muerto y, a pesar de las declaraciones tranquilizadoras de los prohombres del régimen, era evidente que el rumbo político del país empezaba a cambiar. En este contexto, Este Señor de negro, no es raro que no dejara un recuerdo especial en la opinión pública, más preocupada por el futuro. Y, sin embargo, la serie fue premiada en la edición de los Premios Ondas y TP de Oro de aquel año como “mejor serie nacional” y su protagonista, como “mejor actor nacional”.

Hoy no se realiza crítica social en una serie de televisión. Sería considerado como algo plúmbeo y pastoso. Como máximo, algún chiste sobre actualidad política y la caricaturización de arquetipos sociales, aparece en alguna serie, de manera tan diluida que más que “crítica social” puede ser considerada como “tipismo ácido”. Lo que el tándem Mingote-López Vázquez realizó fue, precisamente, una crítica social a un modelo que entonces estaba extraordinariamente presente en la sociedad española: el ultramontano y lo hizo mediante el artificio del diálogo entre un nieto y su abuelo ya fallecido y presente en un cuadro.

En efecto, “Don Sixto” es un joyero que tiene su establecimiento abierto en la Plaza Mayor. Es un hombre retrógrado, lo que se dice un nacional-católico típico de la época (tendencia que había sido hegemónica durante el “segundo franquismo” y que ya entonces era un arcaísmo que se convirtió en caricaturesco después del Concilio Vaticano I), vive con su hermana y su pequeño mundo se reduce a estos dos polos y a unas pocas relaciones con clientes de la joyería y con su empleada. Cuando se queda solo en su casa, dialoga con el cuadro que representa a su abuelo, ya fallecido, y cuya juventud abarcó las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. El abuelo le hace ver que las actitudes que compartió en vida eran mucho más liberales, sanas y avanzadas que las suyas.

Una serie así concebida, en manos de un guionista mediocre hubiera sido una simple patochada. Sin embargo, aquí cumple perfectamente su función y se muestra como ágil y extremadamente ingeniosa. Obviamente, el model nacional-católico hace décadas que ha desaparecido de nuestra sociedad y la serie, por tanto, ya ha perdido esa actualidad e interés que tuvo. No es una casualidad que fuera encargada a Mingote en 1974. Demuestra una cosa (y no es poco): que antes de la muerte de Franco, algunos sectores del régimen ya tenían el proyecto de “transitar” hacia la democracia y decidieron lanzar una serie que caricaturizara a lo que luego se llamaría “el bunker” (que incluía a nacional-católicos de un lado y a falangistas de otro), lo aislara y desactivara el poder que todavía tenía en las instancias más altas del Estado. También, en este sentido, fue una serie “histórica”: