FICHA
Título original: La princesa de Eboli.
Título en España: La princesa de Eboli.
Temporadas: 1 (2 episodios).
Duración episodio: 75 minutos.
Año: 2010
Temática: Historia.
Subgénero: Drama.
Resumen: Biografía de Ana de Mendoza de la Cerca y de Silva y Álvarez de Toledo, más conocida como la princesa de Eboli.
Actores principales: Belén Rueda, Eduard Fernández, Hugo Silva, Michelle Jenner, Roberto Enríquez, Nathalie Poza, Álex Angulo, Pedro Casablanc, Mateo Vázquez, Petra Martínez, Nuria Mencía, Ferrán Rañé.
Lo mejor: el vestuario histórico.
Lo peor: una realización floja
¿Cómo verlo?: Emitida por Antena 3, puede verse en el enlace que indicamos.
Puntuación: 6,5
Lo mínimo que puede decirse sobre La Princesa de Eboli
Ana de Mendoza es una de esas mujeres fatales presentes en nuestra historia. No estoy muy seguro de si Belén Rueda era la mejor opción para encarnarla, pero, en cualquier caso, sale airosa del trance. La miniserie nos sitúa en un momento muy concreto de la historia de España: el reinado de Felipe II. Algunos aspectos del personaje son hoy todavía motivo de controversia. En realidad, ni siquiera se sabe si el famoso parche que lucía en el ojo derecho se debIó a un paje que le golpeó involuntariamente en el ojo con un florete o si es que era, simplemente, estrábica y el parche atenuaba el efecto sobre su rostro. Sea como fuere, de lo que no cabe la menor duda es que le encantaba el lujo, vivir en medio de intrigas cortesanas, estar dotada de un carácter altivo y orgulloso e influir en Felipe II. Cuando murió su marido aumentó su afán conspirativo y sus amoríos, entre otros con Antonio Pérez, el secretario del rey. Todo lo que gira en torno a este affaire es lo que nos cuenta la miniserie.
Finalmente, tras la muerte de Juan de Escobedo, secretario de Don Juan de Austria, hijo natural de Carlos I, las sospechas recayeron sobre Antonio Pérez quien huyó de España y en los años siguientes se convertiría en el principal propagador de la “leyenda negra” contra Felipe II. Al parecer el gran pecado de Escobedo habría sido el descubrir los amores entre la princesa de Eboli y Antonio Pérez. Todo en este asunto, en realidad, fue desproporcionado. Al final, pagó la princesa de Eboli que resultó detenida en el palacio de Pastrana, privada de su fortuna y de la tutela de sus hijos y, para colmo, condenada a poder asomarse al exterior sólo una hora al día. Una cuestión del corazón en la corte de Felipe II.
Todo el affaire tiene puntos oscuros. Desde luego, la figura de Antonio Pérez no sale muy bien parada, ni antes de abandonar España, ni en sus andanzas por la corte Holandesa, difundiendo rumores absolutamente falsos sobre la monarquía de los Austrias. El guión elude los aspectos capitales de la cuestión y se aventura en dar una interpretación unilateral. Pero es cine. No se le puede exigir al cine el rigor de un tratado de historia.
Lo que si se pude valorar aquí es si la serie está bien realizada o es un despropósito. Las series españolas pecan de diálogos interminables y adolecen de una falta endémica de acción. Lo que otras cinematografías resuelven con un silencio o una mirada, aquí se come cinco minutos de verborrea poco digerible. El guión no está mal armado, pero falta acción y sobra minutos cargantes. Ni siquiera en materia sexual, la serie genera interés. Suena todo a cartón piedra y a naftalina de guardarropía. Sobre este mismo tema, la película estrenada en 2008, La conjura de El Escorial, es mucho más convincente y Julia Ormond aparece como una “princesa de Eboli” más inspirada.
La miniserie tiene problemas de realización. Es demasiado estática. No hubiera estado de más tampoco ser algo más fieles a la historia (puesto que de una serie de historia se trababa). Era demasiado lenta, los cortes publicitarios contribuían a romper los nervios y a hacer que parte de los espectadores desistieran de verla sobre la marcha.