FICHA

Título original A Gentleman in Moscow
Título en España: Un caballero en Moscú
Temporadas: 1 (8 entregas)
Duración episodio: 48 minutos.
Año: 2024
Nacionalidad: Reino Unido
Temática
: Drama
Subgénero: Rusia
Resumen: Un conde ruso es considerado “parásito” por los revolucionarios de 1921 y recluido a perpetuidad en un hotel de Moscú del que no podrá salir en su vida. Se resigna a su nueva situación y ve el desarrollo de la revolución en sus distintas fases y los cambios en las sociedad rusa.
Actores: Ewan McGregor, Mary Elizabeth Winstead, Jhonny Harris, Anastasia Hille, Leah Ferguson, Pau Ready, Björ Hiynur Haraldsson, Jhon Hefferman, Fehinti Balogun, Dee Ahuluwalia, Alexa Goodall, Lyes Salem, Andy M. Milligan,
Lo mejor
: acaso el mejor papel de Ewan McGregor
Lo peor: Moscú de 1919 no es Londres de 2024.
¿Cómo verlo?: Se estrenó en SkyShowtime el 18 de abril de 2024. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 8

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Lo menos que puede decirse sobre UN CABALLERO EN MOSCU

A ver cómo lo explicamos: una serie puede rozar -como ésta- la perfección. Puede, incluso -como ésta- emocionar. Puede ser una traslación brillante de una novela notable. Y esta escrita por Amor Towles en 2016, lo es. Pero todo esto puede terminar siendo malogrado y perder toda credibilidad cuando la Paramount convierte el Moscú de 1921 en el Londres de 2024. Es Moscú. Es 1921. Es la jodida revolución bolchevique… No había negros en Moscú. Y mucho menos con rastas. No había sirvientas negras, ni negros que se codearan con la nobleza. De hecho, los únicos negros que pueden verse en Moscú en la actualidad son diplomáticos. Y en cuanto a los que se vieron durante los “años soviéticos” eran alumnos de la Universidad Patricio Lumumba… creada en 1960 para educar en el marxismo-leninismo a élites de los países africanos recién independizados. Eso es historia. Otra pifia de la ideología woke. ¿Y van…?

Este elemento es lo que resta un punto a esta serie, que muy bien hubiera podido ser calificada con un sobresaliente. Estamos, literalmente hartos, de que, incluso en series sobre wikingos medievales aparezcan actores negros. Sería como si en una cinta sobre los dogones de la misma época apareciera como coprotaginsta un chino, un anglosajón o un vasco. O como si Brad Pitt encarnara a Nelson Mandela en un biopic… Basta ya de gilipolleces wokistas para hacer más digerible la presencia africana en nuestros barrios.

Dicho lo cual, y centrándonos en la serie, vale la pena decir que es una de esas imprescindibles. Nos cuenta la historia de un conde que no huyó a Occidente cuando estalló la revolución. Era apolítico y pensaba que nadie se acordaría de él. Sin embargo, a causa de un poema, fue detenido y juzgado como “parásito”. No había motivos suficientes para condenarlo a muerte y un amigo suyo de infancia, miembro del partido bolchevique, consigue salvarle de vida. Pero la pena es a permanecer en el interior de un hotel de lujo durante toda su vida, con amenaza de ser ejecutado si sale de allí. A partir de la condena, nuestro noble trata de habituarse y adaptarse a la vida del hotel. Es constantemente observado por un agente chekista y por un camarero que colabora con los bolcheviques. Pero conoce a gente interesante (una actriz que caerá en desgracia con Stalin, una adolescente que se convierte en su amiga más próxima y que le da una llave con la que puede visitar todos los lugares más insólitos del hotel, encuentra a amigos de toda su vida) y en su prisión dorada sufre distintos estados de ánimo (conoce la desesperación, el recuerdo de sus seres queridos…).

Toda la serie descansa sobre las experimentadas espaldas de Ewan McGregor (“el conde Alexander Illich Rostov”). Es quizás su mejor papel, aquel en el que más se ha esforzado y que parecía hecho a su medida. Pero, el relato publicado en 2016 por Amor Towles (acostumbrado a viajar y alojarse en hoteles de lujo) tiene una parte importante de responsabilidad en la brillantez de la obra. Su libro del mismo título que la serie, permaneció durante más de un año en la lista de libros más vendidos en lengua inglesa.

Todo en esta serie es perfecto: incluida la presentación (puede verse en los clips que adjuntamos) y la banda sonora. Y McGregor, por supuesto. Sin olvidar la ambientación, igualmente perfecta, la adaptación y el ritmo narrativo. Pero, lo lamento, esos africanos campando por un hotel moscovita en 1921 como si se tratara del Harlem, hacen, literalmente, daño a la vista, por muy woke que sea y por necesario que sea para cumplir con el nuevo código de Hollywood para hacerse acreedor de un premio… 

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