FICHA
Título original: La Mesías
Título en España: La Mesías
Temporadas: 1 (8 episodios)
Duración episodio: 60 minutos.
Año: 2023
Temática: Drama
Subgénero: Sectas
Resumen: Una madre disfuncional impacta en la vida de sus dos hijos que resultan traumatizados su estilo de vida en el que las “nuevas religiones” que unen supersticiones, cultos suspersticiosos y extraterrestres, drogas, alcoholismo y prostitución. Años después, el hijo oye un conjunto de música evangélico y revive sus recuerdos de infancia.
Actores: Macarena García, Roger Casamajor, Lola Dueñas, Carmen Machi, Ana Rujas, Albert Pla, Amaia Romero, Nora Navas, Cecilia Roth, Gracia Olayo, Belay Túrnes, Mari Paz Sayago, Aixa Villagrán,
Lo mejor: alarde de excentricidad y de aspectos negros de la modernidad.
Lo peor: que la originalidad no siempre es garantía de calidad.
¿Cómo verlo?: Es emitida en España por Movistar+ desde el 11 de octubre de 2023.
Puntuación: 5
INTRO
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Lo menos que puede decirse sobre LA MESÍAS
En su momento, ya dijimos que Veneno nos pareció una mala idea y una peor serie. Partía del deseo de convertir en “icono trans” a un pobre diablo, ya fallecido, que tuvo su momento de gloria mostrando sus atributos y capacidades en los inicios de la telebasura y que luego derivó hacia posiciones cada vez más marginales. Los medios han ofrecido a personajes “trans” mucho más interesantes como para acordarse de uno que destilaba zafiedad, mala educación y tosquedad. Pues bien, “los Javis” que, al parecer fueron responsables de aquella serie de Atresmedia, han vuelto a la carga con La Mesías que discurre por unos senderos completamente diferentes, nuevos y poco trillados.
Cabe decir que cuando escribimos este comentario solamente se han emitido tres episodios de la serie; visto lo visto, lo que cabe decir es que existe un poso común con Veneno: la intención de hacer pasar lo que solamente es marginal, periférico, enfermizo y desmadrado como eje de la trama. Y lo que nos encontramos es una mezcla de temas psicológicos, sectas ufulógico-religiosas, adicciones, prostitución… Todos estos elementos pueden ser del agrado de dos tipos de personas: aquellos que las viven de cerca y aquellos otros que, siendo sofisticados y progresistas, las “comprenden”, pero, de lejos… Los que juzgamos que un colgado es un colgado y que cualquier forma de persistir en su cuelgue es un acto de inconsciencia poco meditado o que solazarse con las muestras de comprensión a la marginalidad es una actitud negativa, lejos de apreciar el fondo de esta serie, no nos interesará lo más mínimo.
La Mesías es una muestra del estado de una civilización. Esa es su parte más positiva. Su misma existencia -como la de Veneno o la propia telebasura en la que nació el fenómeno- nos indican a las claras que vivimos un período de crisis de valores y formas sociales. Nietzsche ya habló del “último hombre” (el hombre masa que se sitúa no en la medida aritmética intelectual de la totalidad del género humano, sino en el nivel más inferior de lo humano), profetizando que “el desierto crecería”. Y el “desierto” se ve cada día como crece, especialmente yendo al cine y viendo que el personal se comporta como lo haría en su propia casa, sin la más mínima educación, responsabilidad, ni sentido común. La Mesías es una muestra de ese “desierto que crece” y de ese “último hombre” cada vez más presente: sin rostro, sin identidad, sin personalidad, sin capacidad de juzgar, pero feliz como un gorrino retozando entre la mierda. Ver La Mesías y veréis al anti-Zatahustra personificado en cada escena.
Resumimos: un tipo ve un clip de una grupo de música evangélica y eso hace que afloren en su recuerdo situaciones de su infancia. Su madre, una mujer desmadrada con propensión al alcoholismo, la toxicomanía y las sectas, les llevó, literalmente, por la calle de la amargura. Terminó con un ufólogo enloquecido formando parte de una secta en la que pudo manifestar sus delirios mesiánicos. Años después, sus dos hijos, se reúnen para recordar lo que ocurrió durante aquellos años.
La serie tiene muchos altibajos. A pesar de que se ha vendido bien y de que el equipo de marketing y publicidad se ha esforzado, la serie tiene muchos limitaciones -como lo tuvo Veneno-, es correcta, reúne inspiraciones llegadas de muy distintos caminos y malamente sintetizadas, con unos diálogos flojos (el hecho de que sean “naturales” quiere decir, precisamente, que son cualquier cosa menos brillantes, más bien mediocres, cotidianos y como los que se pueden escuchar en cualquier barrio marginal).
No es que esta serie no nos haya gustado: es que lo que no nos ha gustado es que está inspirada y recoge la realidad de una sociedad realmente existente que no nos gusta. No queremos ver en series la mierda que ya sabemos que existe en la sociedad: queremos que alguien nos sugiera como mínimo como salir de la mierda en lugar de revolcarse en ella.
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