FICHA

Título original White House Plumbers
Título en España: Los fontaneros de la Casa Blanca
Temporadas: 1 (5 entregas)
Duración episodio: 53 minutos.
Año: 2023
Nacionalidad: Estados Unidos
Temática
: Drama
Subgénero: Comedia
Resumen: Dos funcionarios mediocres contratados en el departamento de seguridad de la campaña de Richard Nixon para la presidencia de los EEUU, cometen continuas torpezas que terminan poniendo en aprietos al futuro presidente, obligándole a dimitir tras el escándalo Watergate.
Actores: Woody Harrelson, Justin Theroux, Nelson Ascencio, Ike Barinholtz, Corbin Bernsen, Kim Coates, Lena Headey, Toby Huss, Liam James, David Krumholtz, Zoe Levin, Tre Ryder, Kiernan Shipka, Rich Sommer, Kathleen Turner, Alexis Valdés, Yul Vazquez, Ashley Brooke, Miguel Coias, Domhnall Gleeson, Judy Greer, Ben Kennedy, Robert Loftus, J.P. Manoux, Daniel Marmion
Lo mejor: ha sido un acierto el que el peso de la trama haya tenido más de comedia que de drama.
Lo peor: la demostración de que la incompetencia ya estaba en la Casa Blanca a principios de los 70.
¿Cómo verlo?: Se estrenó en HBO Max el 2 de mayo de 2023. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 8

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Lo menos que puede decirse sobre LOS FONTANEROS DE LA CASA BLANCA

La crítica que suele realizarse a esta serie es que no ha sabido realizar un balance equilibrado entre la comedia y el drama. Así es, en efecto, pero esto, más que una crítica, constituye un elogio en uno de los momentos en los que la sonrisa parece haberse eclipsado del plasma, y la “corrección política”, el “wokismo” y los “estudios de género inclusivos” han impuesto un velo de gravedad, seriedad y aburrimiento en la inmensa mayoría de series. Hoy más que nunca cuesta hacer reír. De hecho, incluso Arguiñano ha renunciado a contar chistes, no sea que tal o cual minoría se dé por ofendida. Así que, cuando en series como ésta, nos hacen reir, bienvenidas sean.

No importa, claro está -o al menos no es particularmente importante- el que la historia quede algo adulterada y que, en el fondo, el “Escándalo Watergate” tuviera una repercusión mayor a la que mereció en realidad (¿qué presidente de los EEUU no ha mentido, engañado, suscitado guerras y conflictos, aparte de Donald Trump, por supuesto?), lo que importa es que, a medio siglo de distancia, aquel episodio puede ser considerado como una astracanada caótica realizada por unos funcionarios ineptos que contrataron a unos cubanos todavía más ineptos e incluidos dentro del Comité para la Reelección Presidencial. No hay defensa posible, todo fue un despropósito, de principio a fin y así lo contempla esta reconstrucción televisiva.

Los protagonistas imprescindibles de esta comedia política son Woody Harrelson y Justin Theroux, ingenuo el primero, completamente estúpido el segundo, que encarnan respectivamente a Howard Hunt y Gondon Liddy, que realmente existieron y que protagonizaron el patético episodio que acomete esta serie: la operación de espionaje a las instalaciones del Partido Demócrata en el Hotel Watergate. Ambos han sido encargados de las operaciones de espionaje, contraespionaje, intoxicación informativa mediante filtraciones y cualquier otra operación ilegal que pudiera idearse para lograr la reelección de Richar Nixon como presidente de los EEUU… Acciones inútiles porque, Nixon, sin esa “ayuda”, tenía las encuestas favorables. Gracias a “los fontaneros” de la Casa Blanca, estuvo a punto de vérselas ante los tribunales y, en cualquier caso, debió dimitir. Con amigos así, ese era el mejor resultado al que podía llegar.

La serie es un proyecto que se remonta a 2019 y cuya gestación ha sido larga y dificultosa. Harrelson y Theroux fueron los primeros elegidos para representar sus papeles. Ha que agradecer, así mismo, la aparición de Judy Greer y de Kathleen Turner en papeles secundarios, pero que elevan el nivel de comicidad de la trama, o de Kim Coates que nuevamente sorprende por su actuación. Y, a no olvidar la presencia de Alexis Valdés, inevitable en una serie como esta en la que la presencia cubana era fundamental.

El Caso Watergate fue un episodio chusco y chapucero en la historia de los EEUU y de su reelección presidencial, pero no fue en absoluto una excepción: hoy siguen realizándose campañas de este tipo y operaciones encubiertas con muchos más medios y personal más cualificado. Siempre el objetivo es el mismo: “que gane el peor”. Los protagonistas de Watergate lo lograron una vez más y la dimisión de Nixon fue la consecuencia directa.

La serie sigue fielmente las distintas fases de aquella historia y lo hace subordinando en muchas ocasiones el humor a la veracidad de lo ocurrido. Es natural que el resultado sea chusco: nunca tantos personajes y situaciones absurdas se dieron cita en un episodio de la historia norteamericana. Una serie casi imprescindible para sonreír.

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