
FICHA
Título original: Sagrada Familia
Título en España: Sagrada Familia
Temporadas: 1 (8 entregas)
Duración episodio: 35 minutos.
Año: 2022
Nacionalidad: España
Temática: Drama
Subgénero: Intriga
Resumen: Varias madres de familia se reúnen habitualmente en una urbanización de lujo. La llegada de una nueva vecina genera efervescencia entre el pequeño círculo. Sin embargo, tras la aparente normalidad, una de las familias oculta un secreto: han cambiado de nombre tras cometer un delito. La policía está tras su pista.
Actores: Najwa Nimri, Alba Flores, Álex García, Macarena Gómez, Carla Campra, Iván Pellicer, Ella Kweku, Álvaro Rico, Laura Laprida, Gemma Solé, José Emilio Vera, Patricia García Quirós, Pol Hermoso
Lo mejor: las interpretaciones son buenas, incluso se entienden.
Lo peor: la primera parte de la serie abusa de flashbacks.
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Netflix el 14 de octubre de 2022. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.
Puntuación: 7
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Lo menos que puede decirse sobre SAGRADA FAMILIA
Se vende como una serie que trata sobre el problema de la maternidad. En realidad, la maternidad es una simple excusa para trenzar una serie de intriga de la que, lo menos que se puede decir, es que es más liada que un saco de auriculares. Lo que, en principio, parecía una exaltación de la maternidad (en las primeras escenas del primer capítulo) se va complicando cada vez más, hasta que -como suele ocurrir en este tipo de series- resulte imposible encontrar una salida razonable y todo termine siendo un cruce casualidades, maldades y entrecruzamientos, poco verosímiles, esperpénticos, pero, eso sí, que incluyen todas las características del modelo-Netflix. Se entiende perfectamente el porque la ha emitido la plataforma.
La serie une lo mejor y lo peor, el adoctrinamiento y la banalidad. Y, por lo mismo, la exaltación de la maternidad y el convertir a la misma en sinónimo de asesinato, mentira y delito. A pesar de que en el primer capítulo despierte el interés de los espectadores, hay que advertir en que los cuatro primeros capítulos, el espectador va muy engañado sobre lo que será la serie en los cuatro siguientes, cuando ya se tienen todos los elementos necesarios para comprender lo que está pasando. El “enganche” operado por el “misterio” subyacente en los primeros, se mantiene hasta el último momento. Si, pero hay decepción. Lo que hemos visto resulta absolutamente inverosímil de principio a fin. Y, en cuanto a las actuaciones de los protagonistas, algunas resultan muy buenas, otras mediocres y otras, francamente, prescindibles, como prescindibles son algunas tramas colaterales (la madre con el niño afectado por el síndrome de Dawn, el matrimonio que no puede tener hijos y están pendientes de una adopción…), incluidas solamente para prolongar un 20% de metraje. Y, claro está, las escenas de sexo desperdigadas a lo largo de toda la serie (que ya interesan a muy pocos a la vista de la inflación de porno en internet) y que resultan completamente prescindibles.
Si la trama es complicada e inasumible, los diálogos resultan irrelevantes y poco refinados. Al parecer, alguien ha creído que introduciendo algún simbolismo extemporáneo en la trama (el del pavo real desplegando su cola sobre un vehículo incendiado, por ejemplo), aumentaría la sensación de misterio, incluso de “esoterismo”. Pero, estos alardes de imaginación contribuyen a confirmar en la sensación de que el guion es excesivamente retorcido y cada golpe de tuerca en esta dirección contribuye a convertirlo en más y más increíble.
En síntesis: una madre con un bebé comparte amistades con otras madres de una zona residencial de alto standing. El grupo admite a una nueva vecina y a su marido, también con un bebé. Hasta ahí, todo parece normal: un grupo de amigas, unidas por la maternidad o por su deseo de serlo, que se llevan bien, cada una de ellas con una personalidad diferente. Pues no, error. Ya al final del primer capítulo se entiende que, nada es lo que parece: en uno de los hogares, la madre del bebé, Gloria, no lo es de “su” bebé, éste ha sido sustraído y, para colmo, la chica au-pair que lo cuida, no es tal sino la hija de la madre, la cual, además, tiene otro hijo que vive encerrado en el sótano del casoplón. Estudia para director de cine y es gay. En una de sus salidas clandestinas nocturnas conoce al marido de la nueva vecina y se enamora de él, siendo correspondido. A todo esto, esta pareja tampoco es lo que parece: ella es una delincuente marroquí, sicaria a cuenta de un multimillonario argentino que ha pagado por liquidar a Gloria que, tras el secuestro del bebé, ha simulado su muerte y la de los suyos y ahora vive con otra identidad. El marido gay de la marroquí, no es tal, sino un policía corrupto. Y todo así. ¿Díganme si estos apuntes no son suficientemente liados? Una cosa es la búsqueda de nuevas temáticas (la maternidad, en efecto, es un buen tema para una serie) y si este guion puede ser considerado como vinculado con la idea que los promotores de la serie venden sobre la misma…
Para mantenerse cinco o seis horas ante el televisor esperando algo de racionalidad y sentido común y otro tanto al acabar la serie meditando sobre si ha sido un error abonarse a Netflix o pensando si detrás de cualquier madre hay una psicópata diagnosticada.
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