FICHA

Título original Forsvinningen på Lørenskog
Título en España: Desaparecida en Lørenskog
Temporadas: 1 (5 entregas)
Duración episodio: 50 minutos.
Año: 2021
Nacionalidad: Noruega
Temática
: drama
Subgénero: intriga
Resumen: La esposa de un millonario desaparece y sus secuestradores exigen el rescate en criptomonedas, sin embargo, poco después de iniciarse las negociaciones, se interrumpen sin que nunca más volvieran a reemprenderse. El marido fue detenido por la policía como sospechoso y puesto en libertad, la prensa buscó pistas que no llevaban a ningún sitio.
Actores: Fredrik Horn Akselsen
Lo mejor: es la traslación de un caso que realmente ocurrió
Lo peor: aburrida e inconclusa
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Netflix el 10 de septiembre de 2022 . Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 6

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Lo menos que puede decirse sobre DESAPARECIDA EN LORENSKOG

Hace diez años, una película del género “nordic noir” valía su peso en oro. Fueron decenas (en este link pueden verse todas las comentadas en nuestro blog). La mayoría de ellas, eran de una calidad superior a la media y las había producidas por pequeños países como Dinamarca o Islandia, menores que muchas Comunidades Autónomas de nuestro país. El denominador común era la honestidad y la dignidad de las producciones. Ahora, eso ha cambiado. Ni honestidad, ni dignidad, sino simplemente afán de que el espectador permanezca en el streaming, no cambie a otro, y si queda decepcionado, no importa, porque hoy mismo tendrá otra remesa de productos igual de mediocres pero, inicialmente, esperanzadores.

Desaparecida en Lorenskog es muestra de la decadencia del género “nordic noir”. El producto, ya ni siquiera se anuncia previamente. Aparece sorpresivamente, lo que induce a los abonados a Netflix a emplear horas de su tiempo en búsquedas inútiles ante la esperanza de encontrar algún producto nuevo que sea de su interés. El contenido importa poco: tan solo se trata se rellenar el catálogo. La rapidez con la que se ha elaborado, el hecho de que no tenga final o de que pudiera haberse presentado ventajosamente como un “true crime” con entrevistas reales y fragmentos de documentales y que éste hubiera sido el formato más adecuado, pero, sobre todo, lo lánguido, lento y pesado de los capítulos y las interpolaciones de las cuestiones personales de los protagonistas que giran en torno al caso (policías, periodistas, soplones), hacen que esta serie -inicialmente prometedora, en la medida en la que remitía a los viejos “nordic noir”- termine convirtiéndose en una tortura. El final, está a la altura del conjunto: nos quedamos sin saber quién secuestró a Anne Elisabeth Falkevik Hagen, ni qué ocurrió con ella.

Se trata de un suceso que tuvo una enorme repercusión en Noruega no hace mucho. En efecto, el 31 de octubre de 2018, el marido, tras regresar a casa, encontró una carta en la que se le comunicaba que su mujer había sido secuestrada y que solamente se la liberaría a cambio de 9 millones. El marido solamente lo comunicó a la policía tres meses después, ante la falta de noticias de los secuestradores. Estos habían pedido el pago del rescate en una criptomoneda utilizada habitualmente por la delincuencia. En estos momentos, prosiguen las investigaciones. Y esto es lo que nos cuenta la serie: la historia de un secuestro no resuelto. En otras palabras: el final sigue abierto y, de hecho, se ha hablado de una segunda temporada en función de cómo termine la investigación policial.

Cada uno de los cinco episodios enfoca el caso desde e particular punto de vista de uno de los “gremios” de implicados: “los investigadores”, “los periodistas”, “los abogados”, “los informantes”… En cada capítulo se da una vuelta de tuerca al tema: cuando parece que alguien está implicado, luego resulta que no tiene nada que ver. Ni investigadores, ni periodistas, ni chivatillos, aportan ningún dato esencial para resolver la trama, pero sí para extender el guion hasta cinco episodios que hubieran podido resumirse en un largometraje de apenas 90 minutos o en un documental de 45.

Ni el guion ni las actuaciones de los protagonistas resultan convincentes. Ni siquiera la temática (más propia de un documental). Y es que este secuestro no era un “buen material” para una serie. La mayoría de los espectadores la eligen al evocarles un “nordic noir” que tan buen recuerdo dejó, cuando los streamings no se habían propuesto su tarea redentora de ingeniería social ni su cruzada políticamente correcta. Luego viene la decepción y el crujir de dientes.

Incluso en esta serie, aparece el mensaje habitual de adoctrinamiento: “en Noruega desde el año 2000 se han producido 135 asesinatos de mujeres por parte de sus maridos y algunos siguen impunes”. Estamos tan habituados a oír esto que parece un anuncio del Ministerio de la Montero que ni nos inmutamos. De hecho, cuando oímos alguna de estas frases, lo que empezamos a plantearnos es: 1) ¿por qué se producen estos crímenes y quienes los cometen? Y 2) ¿cuál es el número de hombres asesinados por sus mujeres? Muchos conocemos perfectamente las respuestas que, prudentemente, ocultan quienes formulan las preguntas. S hemos citado este tema porque constituye uno de los “momentos cumbre” de la serie, frase con la que un periodista justifica su interés por el caso. Por cierto, los dos periodistas de investigación que aparecen en la serie, son casi caricaturescos. Los policías que investigan van a la zaga. El más serio, aparte del marido acusado , es su abogado encarnado por un actor que hace un papel aceptable.

En fin, parece “nordic noir”, se presenta como “nordic noir”, pero no lo es. O, en cualquier caso, si lo fuera, lo único que haría sería demostrar la irremisible decadencia del género.

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