
FICHA
Título original: Porodica
Título en España: Los últimos tres días
Temporadas: 1 (5 entregas)
Duración episodio: 50 minutos.
Año: 2021
Nacionalidad: Serbia
Temática: Historia
Subgénero: Política
Resumen: Crónica detallada de los últimos tres días que Slobodan Milosevic, elegido democráticamente presidente de Serbia, fue detenido por las autoridades, encarcelado y entregado al Tribunal Internacional de La Haya. Veremos, tanto las relaciones de los antiguos dirigentes del equipo de Milosevic atrincherados en el interior del chalet, como de las autoridades del país, deseosas de satisfacer los deseos de la OTAN.
Actores: Boris Isakovic, Mirjana Karanovic, Milan Maric, Vuk Kostic, Jana Bjelica, Isidora Simijonovic, Ljubomir Bandovic, Svetlana Bojkovic, Aleksandar Stojkovic, Uliks Fehmiu, Milos Timotijevic, Sasa Torlakovic, Radovan Vujovic, Dubravka Kovjanic, Sava Stojanovic, Tijana Markovic, Balsa Golubovic, Marko Bacovic, Damjan Kecojevic, Sandra Bugarski, Gordan Kicic, Katarina Zutic, Olga Odanovic, Svetozar Cvetkovic, Nenad Gvozdenovic, Vladimir Tagic, Igor Borojevic, Branka Selic, Miodrag Krcmarik, Nenad Ciric, Milutin Karadzic, Milan Cucilovic, Aleksandar Vuckovic
Lo mejor: cierto rigor en la narración de los hechos.
Lo peor: evitar decir claramente que el gobierno serbio cedió a las presiones de los EEUU.
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Filmin el 25 de enero de 2022. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.
Puntuación: 7
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Lo menos que puede decirse sobre LOS ÚLTIMOS TRES DÍAS
Serbia ha estado bloqueada para el mundo desde los años 90. A los EEUU no le gustó el que renovara sus relaciones con Rusia después del interregno de más de cuarenta años en los que el mariscal Tito, presidente de la Federación Yugoslava, hizo gala de independencia frente a Moscú. Se juntaron muchos factores: el Vaticano que quería repetir en Croacia lo que ya hizo en Polonia (un Estado dirigido por católicos), la voluntad alemana (de contar con un puerto en el Mediterráneo presionando para obtener la independencia de Eslovenia y Croacia) y la decisión de los Estados Unidos (que procuraba evitar la existencia de un Estado fuerte en los Balcanes que pudiera decantar la zona hacia Rusia en la post-guerra fría). ¿Y las responsabilidades serbias? De hecho, fueron pocas y nada hubiera ocurrido en el país, que había mantenido un equilibrio étnico y nacional durante la época titoista. La guinda del pastel ocurrió en 1999 cuando el presidente Clinton ordenó a la OTAN el bombardeo de Yugoslavia, acción sin justificación, ni más sentido que el de desviar la atención de los problemas internos con la excusa de los “derechos de Kosovo” (hoy primer Estado-mafioso, en Europa). De hecho, no era Milosevic quien debía sentarse en el Tribunal de La Haya, sino Bill Clinton y Madelein Albright. Sirva esta introducción para situarnos en la trama de esta serie político-histórica.
Milosevic, después de haber sido elegido presidente de Yugoslavia primero y luego de Serbia, en dos ocasiones, hombre amado por el pueblo. Fue destituido y las nuevas autoridades, para congraciarse con la OTAN (que dos años antes ha bombardeado el país y que, destruidas las infraestructuras no puede salir adelante sin ayuda económica occidental), estudian como encarcelar al antiguo presidente, para luego, entregarlo al tribunal internacional de La Haya, que no cabía ninguna duda de que, cumpliría la venganza norteamericana: condenado a morir en prisión (como así fue). Milosevic, su familia y sus colaboradores más íntimos, deciden resistir atrincherados en su chalet. A pesar de que el país ha sido bombardeado dos años antes, unos miles de partidarios se manifiestan en su favor, mientras el gobierno se devana los sesos en cómo intentar convencer al ex presidente de que se entregue. A estos se unen unas cuantas historias personales (la camarera que se encuentra en el interior del chalet al servicio de Milosevic, la periodista que informa para la televisión pública, la abuela que ha perdido a su nieto en el curso de las demostraciones de solidaridad, etc.)
El papel de Milosevic está interpretado por Boris Isakovic que consigue una aceptable caracterización (de no ser por una inoportuna verruga que le da un aspecto desagradable, y que, Milosovic no tuvo). La serie es casi teatral, se resuelve en interiores: tanto en el chalet presidencial como en los despachos del gobierno. Se intercalan algunos fragmentos de documentales y comentarios rápidos que facilitan que el espectador tenga alguna noción de lo que ocurrió en Yugoslavia desde los años 90. Pero, no nos engañemos: son pinceladas demasiado tenues y expresadas con trazo ambiguo, como para poder hacernos una idea clara y objetiva. Además, se evita cruzar la línea roja: denunciar los bombardeos de la OTAN como lo que fueron, inútiles y asesinos. Pero, por lo demás, existe cierto detallismo. Milosovic no aparece como el “malo más malo de todos los malos”, tal como fue presentado en La Haya, sino más bien como un político franco y directo. En algunos momentos, su figura es más la de una víctima que la de un verdugo.
Conviene, pues, ver esta serie traída por Filmin, que exige, bien es cierto, como complemento, el documentarse un poco sobre lo que ocurrió en Yugoslavia desde la muerte de Tito. Milosevic perdió la partida y, ya se conoce el “Vae victis!” (Ay de los vencidos). El vencido siempre es presentado con rasgos malignos, frente a un vencedor angelical. Algo hay también de ello en esta serie, si bien algunos comentarios y el tono general de la misma, denotan cierta, comprensible ambigüedad: de no estar presente, la serie nunca habría salido de las fronteras serbias.
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Me pareció acertado el modo de tratar el tema, da pié a que nos interioricemos más por lo que fue Milosevich y la situación con EE UU.
Muy buena la serie.
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