
FICHA
Título original: Dolores
Título en España: Dolores
Temporadas: 1 (6 entregas)
Duración episodio: 50 minutos.
Año: 2021
Nacionalidad: España
Temática: Documental
Subgénero: True Crime
Resumen: Un resumen del llamado “Caso Wanninkhof”, que pone especial énfasis en la detención, juicio, condena y posterior exoneración de Dolores Vázquez. La serie entrevista a todas las partes: abogados, familia de la víctima, antigua compañera del que ha sido reconocido como asesino de Rocío Wanninkhof y de Sonia Carabantes, de los periodistas que cubrieron la información, incluso de miembros del jurado.
Actores: documental de Noemi Redondo, con intervención de Dolores Vázquez.
Lo mejor: la exoneración total y sin ningún tipo de reservas de Dolores Vázquez.
Lo peor: las declaraciones, visiblemente fuera de tono y de lugar, de la madre de Rocío Waninkhof.
¿Cómo verlo?: Se estrenó en HBO MAX el 30 de noviembre de 2021 . Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.
Puntuación: 9
INTRO
MÚSICA
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Lo menos que puede decirse sobre DOLORES
Fue un caso terrible. No solamente porque, costó la vida a una joven, Rocío Wanninkhof, sino porque resultó acusada sin pruebas una mujer que luego, la prensa amarillista -es decir, prácticamente, toda la prensa- presentó como la “asesina”, generando una presión mediática que facilitó su condena por un “juzgado popular”, ratificada por un juez que no se atrevió a contradecir la presión mediática, siendo consciente de la insuficiencia de pruebas para llegar a la sentencia condenatoria. Fue el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía el que empezó a poner un poco de orden en tanto disparate, ordenando que se repitiera el juicio… pero, entre tanto, otra joven, Sonia Caravantes, había sido secuestrada y asesinada en parecidas circunstancias y, para colmo, la policía encontró correspondencias de ADN comunes en ambos crímenes. La ex compañera de un inglés, Tonny King, acusado en el Reino Unido de delitos y agresiones sexuales, fue la que dio la pista de su posible culpabilidad. Y ahí sí que el ADN resultó inapelable. ¿Y la mujer acusada del crimen y linchada públicamente por el amarillismo periodístico? Esa mujer tenía y tiene un nombre: Dolores Vázquez. Este documental está dedicado -y cuenta, de manera preferencial, con su testimonio- a ella y a reivindicar su nombre.
España es un país cainita. Busca víctimas que linchar y casi nunca figuran entre las que merecen ser colocadas en la picota. Dolores Vázquez, por ejemplo, era una mujer dedicada al sector turístico, con una buena carrera, realizada en parte en el Reino Unido. Nadie le ha podido reprochar nada en su vida. Y, como persona, ajena por completo a los circuitos de la delincuencia, tenía confianza en la justicia y en el buen hacer de la policía. Y lo tuvo hasta que, por circunstancias cuyas responsabilidades merecían ser depuradas, se vio envuelta involuntariamente en una pesadilla kafkiana.
¿Responsabilidades? Una investigación mal realizada, en primer lugar. Una prensa irresponsable, canallesca e, incluso, podríamos decir, en algunos casos, “hijoputesca”. Un jurado popular incompetente, en el que no faltaba el ama de casa que tenía prisa por acabar y no se atuvo a las pruebas presentadas. Y, finalmente, un juez débil de carácter que no se vio con arrestos para tirar de las orejas al jurado y optó por aceptar la sentencia fijando la pena mínima para el delito de asesinato. No debemos olvidar, la madre de la víctima, víctima a su vez, a la que terminó gustándole el protagonismo mediático. El dolor por la pérdida terminó desquiciándola y en eso sigue. Sin olvidar al “abogado de los famosos” que aspiraba a chupar toda la cámara que pudiera y cuyo nombre preferimos olvidar. ¡Menuda tropa! Dolores Vázquez no hubiera podido sobrevivir a todas estas hienas y a tanta estupidez de no ser porque la fatalidad quiso que otra joven fuera asesinada y al final se localizara al culpable de ambos crímenes.
De no ser por el asesinato de Sonia Carabantes y la detención de Tony King , Dolores Vázquez habría repetido nuevamente el juicio. Habría sido absuelta, por supuesto, por falta absoluta de pruebas, pero sobre ella seguiría pesando la sospecha. Y ahora ¿quién paga los platos rotos? La vida de Dolores Vázquez quedó rota para siempre. Ni siquiera el Estado tuvo ni la decencia de pedir perdón, ni mucho menos de cuantificar los daños: pago de abogados, daños a la imagen, lucros cesantes, etc, etc, etc. Decididamente, en este caso, nunca sabe que fue lo peor: si el papel de la policía, el de la prensa, el de los jurados populares o, finalmente, el del Estado que hizo como si la cosa no fuera con él.
Esto es lo que vamos a ver en este true crime carpetovetónico. Vale la pena verlo: podría titularse, así se hunde un nombre, una reputación y a una persona. Y así calla un Estado, responsable de instituir “jurados populares” y mantener a policías incompetentes. Esta serie es de las que vale la pena ver para percibir que no vivimos en el mejor de los mundos, sino que, con demasiada frecuencia, las peores pesadillas pueden hacerse realidades, sin que tengamos arte ni parte. Aquí si que podríamos decir aquello de “Todos somos Dolores Vázquez”. Porque en el caso Wanninkhoff hubo una segunda víctima: la que ahora tiene ocasión de explicarse y reivindicarse en HBO. Recomendada a los amantes de la verdad y del género true-crime.
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