
FICHA
Título original: Call me kat
Título en España: Call me kat
Temporadas: 1 (13 entregas)
Duración episodio: minutos.
Año: 2021
Nacionalidad: Estados Unidos
Temática: Humor
Subgénero: Sit-com
Resumen: Una mujer madura, emplea todo el dinero que sus padres han ahorrado para su boda en abrir una cafetería “de gatos”. Lo hace como señal de protesta contra el stablishment familiar y contra el consumismo. La serie está realizada con el formato de una comedia de situación con risas enlatadas
Actores: Mayim Bialik, Anise Fuller, Julian Gant, Cheyenne Jackson, Leslie Jordan, Swoosie Kurtz, Kyla Pratt, Tim Bagley, Christopher Rivas, Schuyler Helford, Usman Ally, Vanessa Minnill, Sterling Jones, Lamorne Morris, Greg Cromer, Jim O’Heir, Yvette Nicole Brown, Melody Butiu
Lo mejor: sería difícil encontrar algún aspectos positivo en esta serie. Acaso la fotografía y la iluminación son correctas.
Lo peor: un desastre de comedia de situación, sin una pizca de gracia.
¿Cómo verlo?: Se estrenó en HBO Max, el 28 de noviembre de 2021. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.
Puntuación: 4
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MÚSICA
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Lo menos que puede decirse sobre CALL ME KAT
Si no fuera por las risas enlatadas, no sabríamos que estamos asistiendo al visionado de una comedia de situación. Al menos, en las sit-com más habituales, se supone que el público debe reír o, al menos, sonreír y, en cualquier caso, aceptar que las risas enlatadas corresponden a algo que tenga un mínimo de gracia. No es esto lo que corresponde a esta serie que, en primer lugar, no tiene la más mínima gracia. No basta con colocar a una actriz protagonista que haya hecho reír en una comedia de situación (o en varias, como es el caso de Mayim Bialil, novia de “Sheldon Cooper” en The Big Bang Theory), acompañada por una madre estrafalaria y un gay de la tercera edad, para que empecemos a reír a mandíbula batiente…
La serie, hay que decirlo desde el principio, tiene momentos de un patetismo rayano en lo dramático. En efecto, no hay nada peor que alguien que quiere hacer reír y no logra arrancarnos ni un pequeño rictus de hilaridad. Pero es que, nada de nada. Algún crítico la ha calificado de “irritante”, y, en efecto, lo es. Se supone que el progre y el enamorado de las letras LGTBIQ+, debería de estar enamorado de esta serie. A él va dirigida. Y hay algo en ella como en la última película de Almodóvar: no basta con hacer una apología constante de gays, progres, veganos, animalistas y demás, para hacer sonreír. Es preciso genio e ingenio. Genialidad. Y esto está ausente, por completo, tanto del último Almodóvar como de esta serie, de la que animar a verla constituiría la mejor jugarreta al peor enemigo. No somos nosotros quienes lo decimos -que lo decimos y lo sostenemos- sino las reseñas de Rotten Tomatoes que apenas han valorado en un 15% las opiniones favorables a esta serie. Y es que, todo en ella, es superficial.
No estoy muy seguro de que valga la pena comentar el argumento. Verán, una mujer de 39 años, utiliza el dinero ahorrado por sus padres para su boda para abrir una cafería “de gatos”. Allí se supone que todos los que tienen un gato, pueden ir con el animalico y desayunar y tomar un refrigerio, mientras el gato se socializa con otros de su especie. Un gay, próximo a la tercera edad es su principal colaborador. Luego aparece un amigo tronchamozas, antiguo novio de la protagonista, la socia y la madre. Eso es lo esencial. A partir de ahí, la protagonista, que intenta ser progresista, desinhibida y políticamente correcta, va evolucionando con los otros personajes: rivalidad con la madre, tensión sexual con el ex novio, complicidad con el camarero gay, etc. Todo previsible y todo dentro de los parámetros del humorismo sin gracia. El primer capítulo es particularmente aburrido. Esto suele ocurrir en las comedias de situación, en las que los guionistas parecen requerir algún tiempo para poner en orden sus ideas y lograr definir los personajes. Pero, si se salta del primer episodio al sexto, veremos que la cosa no ha mejorado, sigue en su infinita mediocridad. Los recursos y la alegría ficticia de las que hace gala la protagonista, no bastan ni siquiera para que la serie coja un poco de impulso. Es difícil llegar a ver el tercer episodio, al sexto se llega solamente por la brevedad de cada entrega, pero estoy seguro de que muy pocos -incluidos nosotros- habrá conseguido llegar hasta el final. Es una serie que ni siquiera está al alcance de los amigos de los gatos (por cierto que tampoco hay tantos como podría pensarse en un “café para gatos”).
En fin, un absoluto despropósito que no recomendaríamos a nadie mas que a los amantes de las serie sfreakys, frustrada y frustrantes. El peor estreno de HBO Max desde que lanzaron la plataforma.
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