FICHA

Título original Cellule de crise
Título en España: Célula de crisis
Temporadas: 1 (6 entregas)
Duración episodio:  minutos.
Año: 2020
Nacionalidad: Suiza
Temática
: Drama
Subgénero: Política
Resumen: Una mujer es elegida presidenta de una de las ONGs más fuertes e inmediatamente tiene que enfrentarse con dramáticos problemas que afectan a su organización. Varios cooperantes han sido secuestrados en el Yemen y la presidente se propone su liberación por el método que sea y colaborando con quien sea.
Actores: André Dussollier, Isabelle Caillat, Karim Saleh, Felipe Castro, Baptiste Gilliéron, Marco Lorenzini, Jean-François Balmer, Jacob Berger, Farid Elouardi, Aurélien Patouillard, Luc Schiltz, Mostafa Benkerroum, Richard Gauteron, Stephanie Japp, Hervé Sogne, Brigitte Urhausen, Karin Clercq, Damien Dorsaz, Noureddine Farihi, Julie Kazuko Rahir, Daniel Vouillamoz, Chady Abu-Nijmeh, Vincent Aubert, Djamel Belghazi, Valérie Bodson, Ingo Brosch, Hassan El Ganouni, Noé Favre, Roda Fawaz, Anas Khalaf
Lo mejor: pone de manifiesto la complejidad de muchas estructuras que conforman la modernidad
Lo peor:   exceso de corrección política.                                                              
¿Cómo verlo?: Se estrenó en Filmin el 29 de junio de 2021. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 7,5

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Lo menos que puede decirse sobre CÉLULA DE CRISIS

El mundo de las ONGs está muy alejado de la pureza virginal con la que buscan aureolarse y que tiene su máxima expresión en la publicidad lacrimógena que difunden a través de los canales generalistas de televisión. De hecho, algunos han llegado a hablar de “estafa humanitaria”. Porque, en España, las ONGs, a pesar de la legislación en vigor, no tienen ningún control y solamente son inspeccionadas cuando se producen denuncias fundadas sobre mala praxis. No es eso lo que dice la ley, y es muy difícil establecer dónde empieza la “ayuda humanitaria” y donde termina el “lucro personal”. Y es que hoy no puede ponerse la mano en el fuego por nada ni por nadie, salvo que, claro está, quieras quemarte. Esta serie nos sitúa en el mundo de las ONG.

En el Yemen hay una guerra civil que lleva años desarrollándose y que tiene mucho que ver con el tribalismo de la zona. Por algún motivo, allí han ido a parar cooperantes y ONGs que intentan realizar “trabajo humanitario”. Difícil. La serie comienza con un ataque a uno de estos campamentos humanitarios, gestionado por una conocida ONG (las más fuertes están configuradas como empresas multinacionales, eso sí, sin “ánimo de lucro”). En ese momento, esta ONG está a punto de renovar su cúpula. Su presidente no se va a volver a presentar a la reelección y busca alguien que pueda sustituirle. Su elegida es “Suzanne Fontana”, carne de ONG, idealista hasta la ingenuidad, bienintencionada como una ursulina y enérgica como la Doncella de Orleans. A poco de ser elegida, estalla la crisis en la que un grupo de rebeldes secuestra a una decena de miembros de la ONG. “Suzanne” se propone lograr su liberación como su primer objetivo. Eso supone un choque con la realidad: el mundo, ni siquiera el mundo de las ONGs, está hecho para idealistas, ni ursulinas: es un mundo en el que nada es lo que parece y en el que, con demasiada frecuencia, para alcanzar un objetivo hay que contornearlo y llegar a pactos con el diablo. Y los “diablos” abundan en la zona: intereses geopolíticos, servicios de inteligencia, bandidos, e incluso hombres de la FIFA con poca moral y menos escrúpulos. Todo ellos forman el totus revolutum de esta serie.

El menor papel de la serie, sin duda, corresponde a André Dussolier, el veterano actor que tantas veces hemos visto en películas francesas, asumiendo distintos registros y para el que el arte de la interpretación ya no tiene secretos. El resto, palidece ante su sombra. La fotografía es convencional y los encuadres recuerdan mucho los que nos saturaron en los años 60 y 70 con los “spagheti western” (no en vano, una parte de la serie fue rodada en Almería).

El guion es deslavazado, aunque intenta ser efectista, con giros en cada episodio. No siempre lo consigue, pero, sobre todo, lo que está ausente por completo es cualquier referencia a la “estafa humanitaria”, ausencia que no logran hacer olvidar el cúmulo de tramas y subtramas, arracimadas en esta serie de manera caótica y desordenada. Tomadas por separado, cada una de estas tramas hubiera podido dar lugar a thrillers notables, pero entrelazadas y en tan poco0s episodios, resultan prácticamente inextricables… a la espera de una segunda temporada (si es que se concreta).

Serie ambiciosa, pero frustrada de la que el mejor recuerdo que nos quedará es la interpretación de Dussolier. El resto es olvidable y, desde luego, no apura ni remotamente la problemática de las ONG (ni de la FIFA que también merecería una serie en solitario que confesara las sórdidas ambiciones y los tejemanejes que se ocultan tras la sigla).

Lo que me pregunto es, si después de ver esta serie, alguien no se habrá preguntado a dónde van a parar los 20 euros que envía cada mes para apadrinar a un niño en un lugar dejado de la mano de Dios. Deberían hacerlo, aunque esta serie no aporte las respuestas.

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