FICHA

Título original History of Swear Words
Título en España: Historia de las palabrotas
Temporadas: 1 (6 episodios)
Duración episodio: 20 minutos.
Año: 2021
Nacionalidad: Estados Unidos
Temática
: humor
Subgénero: lenguaje
Resumen: Nicolas Cage presenta esta miniserie de humor en la que él y un grupo de monologuistas norteamericanos opinan sobre el vocabulario malsonante que, cada vez ocupa más espacio en la lengua inglesa. Palabras como fuck, shit, whore, dick, pussy, bitch, damn, son analizadas con sentido del humor por “expertos”, habituados a utilizarlas en su lenguaje verbal.
Actores: Nicolas Cage, Joel Kim Booster, DeRay Davis, Open Mike Eagle, Nikki Glaser, Patti Harrison, London Hughes, Jim Jefferies, Zainab Johnson, Mireille Miller-Young, Elvis Mitchell, Nick Offerman, Sarah Silverman, Kory Stamper, Baron Vaughn, Isiah Whitlock Jr.
Lo mejor: las intervenciones de Cage son lo mejor de la serie.
Lo peor: pierde mucho con los subtítulos, es una serie para angloparlantes
Lo más curioso
: La serie ha sido muy esperada desde que se anunció en diciembre de 2020 que estaría protagonizada por Nicolas Cage.
¿Cómo verlo?: Estrenada en Netflix el 5 de enero de 2021. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 6

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Lo menos que puede decirse sobre LA HISTORIA DE LAS PALABROTAS

Reír siempre es bueno y esta serie se ríe del uso y abuso que la lengua inglesa, especialmente en EEUU, realiza de las palabras malsonantes. La utilización de estas palabras va aumentando y, en realidad, demuestra una pobreza creciente en el lenguaje y en los conceptos que se quieren expresar: los semiólogos aluden a que estas palabras tienen distintas interpretaciones y significados según quién las pronuncie y el contexto en el que se haga: si alguien dice “maricón”, esto puede ser tenido como insulto si la pronuncia un homófobo, o bien como una broma realizada en un círculo gay. “¡Mierda!”, por su parte, puede indicar algo nefasto o de pésima calidad, o bien sorpresa, o incluso ser tenido como exaltación. En el fondo, lo que se nos está queriendo decir es que estas palabras son como las onomatopeyas en las que el mismo sonido puede indicar aprobación o condena según vaya acompañado de uno u otro lenguaje gestual. Nicolas Cage, aborda la cuestión desde el punto de vista de la ironía y del desenfado, pero evita decir -tanto él como los “especialistas” que aparecen entrevistados- decir que se trata de muestras de empobrecimiento cultural e, incluso cognitivo.

La serie, choca con algunos problemas: tiene gracia, especialmente si se domina la lengua inglesa tal como se habla en los EEUU y, especialmente, en los guetos afroamericanos. Tiene menos gracia si la trasladamos a un lenguaje culto. Y mucha menos gracias trasladado a Europa en donde todavía no hemos caído en el empobrecimiento del lenguaje verbal, pero estamos en ello y, sin duda, superaremos a los EEUU en breve.

Nicolas Cage -que se conserva extraordinariamente bien e, incluso, parece haber rejuvenecido- muestra un particular sentido del humor. No se le exige mucho, pero sus apariciones y comentarios son, con mucho, lo mejor de la serie. De hecho, sin su presencia, es muy probable que ni siquiera nos hubiéramos interesado por la serie, a la vista, tanto de lo que dicen los “especialistas” en semiótica, como los monologuistas entrevistados. Los comentarios de algunos de ellos, o bien carecen por completo de gracia o, incluso, son extremadamente desgraciados.

Ni el propio Cage parece darse cuenta de la envergadura del problema: empobrecer el lenguaje supone restringir el horizonte cultural. Para expresar ideas y generar cultura hace falta dominar el lenguaje: puede ocurrir que al ignorar las palabras adecuadas para expresar ideas estemos renunciando a estas ideas. Vale la pena recordar cómo se filtraron palabras “malsonantes” en nuestro país: términos como “piltra”, “sobre”, “nota”, “guiri”, etc, eran en 1975 palabras utilizadas solamente en lenguaje carcelario. Cuando, primero, los presos políticos compartieron celdas con delincuentes comunes y luego, hijos de la burguesía, a causa de la droga, entraron en las cárceles, al salir todos ellos, llevaron a la sociedad estos términos que luego se han ido popularizando. En EEUU, el tránsito fue diferente: estos términos se utilizaban hace apenas 50 años en los guetos afroamericanos, caracterizándolos, incluso. La multiculturalidad los ha extendido a toda la sociedad, y sobre ellos se han construido géneros musicales como el rap o el hip-hop. La contrapartida es el lenguaje “lacónico”: el que expresa ideas con pocas palabras y frases simples, es un lenguaje militar propio de Esparta (= Lacedemonia, Laconia), es el lenguaje de lo concreto, frente al lenguaje onomatopéyico y en la que un bufido o palabrota sirve para expresar decenas de ideas contradictorias.

Si se tiene en cuenta todo esto, la serie hace mucha menos gracia de lo que pretende. Pero, incluso, si nos atenemos a lo que cuentan algunos de los monologuistas, la serie, resulta incluso, lamentable y solamente la presencia de Nicolas Cage hace que merezca alguna atención.

Serie para amantes y defensores del empobrecimiento del lenguaje tenido como un lujo de la modernidad. Para admiradores de Nicolas Cage y sonreír durante sus intervenciones.

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