FICHA

Título original: Emily in Paris
Título en España: Emily en París
Temporadas: 1 (10 episodios)
Duración episodio: 30 minutos.
Año: 2020
Nacionalidad: Estados Unidos
Temática: Comedia
Subgénero: Romántica
Resumen: Una joven norteamericana, especializada en marketing y publicidad, es destinada a París sorpresivamente: la empresa para la que trabaja, ha adquirido una firma francesa del mismo ramo que quiere modernizar y adecuar a los nuevos tiempos. La joven logra nuevas amistades y, poco a poco, se va haciendo con el carácter y las costumbres francesas, si bien siempre sigue siendo algo exterior a ellas y evidencia el “choque de culturas”.
Actores: Lily Collins, Samuel Arnold, Lucas Bravo, Philippine Leroy-Beaulieu, Ashley Park, Camille Razat, Kate Walsh, William Abadie, Jean-Christophe Bouvet, Elizabeth Tan, Christophe Tek, Constantin Balsan, Alexis Barbosa, Michel Biel, Bruno Gouery, Christophe Guybet, Claude Perron, Kevin Scroggs, Natascha Wiese, Aleksandra Yermak
Lo mejor: Comedia muy ligera, entretenida y sin complicaciones.
Lo peor: Exceso de sofisticación y de tópicos y bajo nivel de comicidad.
Lo más curioso: La serie ha sido mal acogida en Francia en donde se la ha considerado como manipuladora, sirviendo clisés falsos sobre la sociedad parisina.
¿Cómo verlo?: Se emite en Netflix desde el 2 de octubre de 2020. También puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.
Puntuación: 6,5
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Lo menos que puede decirse sobre EMILY EN PARÍS
Los norteamericanos siempre han considerado -en el último cuarto de siglo- a los franceses como vanguardia de la decadencia europea. La cosa viene de que, desde la presidencia del General De Gaulle, Francia siempre ha insistido en hacer “rancho aparte”, tanto en la OTAN como en las aventuras coloniales de los EEUU en Oriente Medio. Esta serie es hija del clima creado en los EEUU de desdén hacia Francia por no haber apoyado su intervención en Irak (aquella justificada por las patéticas e inexistentes “armas de destrucción masiva”). Desde entonces se ha convertido en una tradición norteamericana ridiculizar a los franceses.
Llegados a este punto hay que decir que una cosa es la sociedad francesa y otra la parisina. Y si bien es cierto que esta serie muestra algunos de los rasgos más desagradables de París (sólo algunos), también es cierto que la periferia francesa, las regiones, tienen muy poco que ver con lo que vemos en esta serie. Tienen razón los franceses en haber reaccionado muy negativamente ante esta producción que los caricaturiza sin distinción de región.
Lo que vamos a ver es el París frívolo: moda vanguardista, sofisticados gourmets, marcas exquisitas, personajes “originales”, en torno a los que revolotean parisinas insoportables y antipáticas, jóvenes enamoradizos, publicistas abnegados y, en medio de todos ellos, “Emily” que ha aterrizado sin pretenderlo en la capital francesa, aquello le subyuga, pero también percibe una brecha cultural entre ella y sus nuevas amistades.
“Emily” en una joven especializada en marketing y publicidad. Trabaja para una empresa norteamericana que acaba de comprar una empresa parisina del ramo que, al parecer, se ha quedado anticuada y no logra obtener todo el beneficio de sus clientes, todos ellos marcas prestigiosas y afamadas, porque sus métodos de trabajo se basan en unos códigos de comportamiento, aparentemente frívolos, pero que no dejan de ser muy rígidos. La matriz americana envía a “Emily” para asesorar a la filiar francesa. El tema de que venga una americana a enseñar formas de trabajo es lo que irrita a los parisinos ignorándola a toda costa. Ella apenas hablar la lengua de Moliére y nunca ha estado fuera de los EEUU: se siente como un pulpo en un garaje, pero, poco a poco, va incorporando a su agenda amistades y conocidos. Se trata de una chica espontánea y enamoradiza en un París que no tiene nada que ver con el ambiente que ha conocido.
La serie está realizada en clave de comedia romántica, pero, a decir verdad, termina siendo romántica y frívola: romántica porque en París el amor parece estar sobre cada piedra del pavés para “Emily” y frívola porque todos los personajes y sus actitudes tienen como trasfondo superficialidad, vanidad e insignificancia. Pero, eso sí, con mucho refinamiento. ¿Es así la sociedad francesa? La francesa, rotundamente no, pero algo de todo eso hay en la sociedad parisina.
Si destaca el tema romántico, en la que se basan las relaciones francesas, es nada menos que para romper ó confundir la moralidad de la americana Emily. Sus enredos amorosos, sin darse cuenta, le llevarán a cruzar la línea de la ambigüedad en la que está instalada la sociedad francesa donde las esposas conviven con las amantes en una sintonía soportablemente perfecta aderezada con el mejor perfume francés.
En su conjunto, la serie es discreta, poco vistosa salvo en algunos momentos en donde podemos ver los barrios de París (con tomas “altas”, para evitar que el espectador pueda contrastar el contenido de la serie con los ciudadanos reales que se mueven a pie de calle”). El guion está repleto de arquetipos, clisés y frases reiterativas. Los personajes que rodean a la protagonista, de tan sofisticados que quieren parecer, se convierten en irrisiones; las situaciones “casuales” poco creíbles se suceden a velocidad vertiginosa. Toda la serie está construida sobre bases endebles y, hagan lo que hagan los actores, aquello no prospera.
Es posible que guste a amantes del cine romántico, para aquellos que siempre repiten que estuvieron en París durante mayo del 68 y quieren ver el estado del Barrio Latino o del Distrito XV. Es rápida de ver, pero no deja huella. Todo induce a pensar que habrá una segunda temporada.
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