
FICHA
Título original: Challenger: The Final Flight
Título en España: El último vuelo del Challenger
Temporadas: 1 (4 episodios)
Duración episodio: 40 minutos.
Año: 2020
Nacionalidad: Estados Unidos
Temática: Documental
Subgénero: Astronáutica
Resumen: Una completa revisión de lo que ocurrió con la destrucción del trasbordador espacial Challenger con siete tripulantes a poco de despegar de Cabo Cañaveral en 1986. El documental equilibra los testimonios de los familiares de las víctimas, los documentales de la época, con las entrevistas a los técnicos y expertos que protagonizaron los hechos y explican cómo se trató de un accidente que podía preverse y ante el que advirtieron.
Actores: documental con personajes reales, dirigido por Daniel Junge y Steven Leckart, con música de Jeff Beal y Fotografía de Graham Willoughby.
Lo mejor: Una completa y exhaustiva exposición de testimonios relativos al episodio.
Lo peor: Falta señalar al responsable último: la mentalidad norteamericana de rapidez y afán de lucro.
Lo más curioso: La serie ha merecido la aprobación unánime de la crítica.
¿Cómo verlo?: Puede verse en Netflix desde el 14 de septiembre de 2020 y obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.
Puntuación: 9
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Lo menos que puede decirse sobre EL ÚLTIMO VUELO DEL CHALLENGER
Hay imágenes que la generación del que suscribe no podrá olvidar: las del asesinato de JKF mil veces repetida, las de Tejero entrando en el congreso, las del 11-S y las del 11-M y, también la explosión en pleno vuelo del trasbordador espacial Challenger a poco de despegar. Lo sorprendente es que cada uno de los episodios que he mencionado como inolvidables, son polémicos por algún motivo. En el caso del Challenger, en cambio, todo está desvelado y las causas del accidente se conocieron pocos meses después de haber ocurrido. E, incluso, en el mismo instante de la explosión, el grupo de ingenieros que había contribuido a diseñar y mantener los cohetes de combustible sólido, sabían perfectamente cuál era el error técnico que llevó a la muerte de siete astronautas.
La serie que ha estrenado Netflix, compuesta por cuatro capítulos, es extraordinariamente clara y no deja ningún lugar a dudas. La podemos dividir en dos líneas: la primera, afecta sobre todo a los sentimientos y nos muestra, mediante filmaciones de la época y testimonios de sus familiares aún vivos, cómo eran algunos de los astronautas que participaron en la misión, especialmente de Christa McAuliffe, maestra de escuela y que fue embarcada en el trasbordador después de una selección entre 10.000 aspirantes. En efecto, el presidente Reagan, para popularizar las actividades de la NASA había decidido que volara una maestra para que luego transmitiera a los jóvenes de toda la nación, lo que se siente y para lo que sirve la NASA y la carrera espacial. En el vuelo siguiente, un adolescente debía de haber embarcado a un vuelo que jamás pudo realizarse.
La otra línea del documental, tiene también un punto emotivo: son las entrevistas a los responsables técnicos del proyecto de cohetes de combustible sólido que impulsaban al trasbordador espacial al espacio. Estos cohetes se desprendían de los vuelos cuando agotaban el combustible y descendían sobre el mar en paracaídas. Tras ser recuperados, eran examinados y se reutilizaban. Tras los primeros vuelos, los técnicos localizaron un problema en las juntas tóricas que unían las distintas partes del cohete. Estas tenían tendencia a quemarse y podían llegar a producir fugas de carburante con el consiguiente riesgo de explosión. Al lanzar el Challenger la temperatura en Cabo Cañaveral estaba bajo cero, lo que contribuyó a que una junta tórica se endureciera y se hiciera menos flexible y más sensible al calor. Fue eso lo que destruyó a los siete astronautas.
Este aspecto queda muy claro en el documental y en él coinciden todas las declaraciones de los técnicos: se sabía, antes de despegar que existía un riesgo. Entonces ¿por qué se dio la luz verde para la ignición? Este aspecto se apunta en el último episodio: la NASA estaba muy presionada por la falta de viabilidad comercial de su programa de transbordador. Inicialmente se creía que el programa sería financiado por los pagos de compañías privadas para poner en órbita satélites de comunicaciones, pero, a medida que fue avanzando, la seguridad impuso retrasos en los lanzamientos y encareció los costes inicialmente previstos. En 1986, el programa había realizado solamente un 30% de los lanzamientos previstos y retrasar el vuelo del Challenger suponía perder cientos de millones de dólares y ver erosionado el prestigio de la NASA y, consiguientemente, limitadas las asignaciones presupuestarias procedentes del Congreso de los EEUU. Por eso, el Challenger despegó y por eso se produjo la catástrofe (como años después se llegó por delante al Columbia, hermano gemelo del Challenger, en el que también murieron todos los tripulantes por un error técnico).
En el documental, todos estos aspectos están aclarados con una simplicidad y una línea argumental sólida, documentada y sin fisuras. Es un documental para el recuerdo, pero también para comprender lo que pasó. Mentalidad comercial y seguridad están reñidos: es lo único que se olvida de decir la voz en off, si bien, este trasfondo ideológico del espíritu de una potencia comercial como los EEUU, se sobreentiende.
Documental para amantes de la astronúatica y de la conquista del espacio y para aquellos otros en los que la imagen de la catástrofe dejó un recuerdo imborrable en su memoria.
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