FICHA

Título original Diarios de la cuarentena
Título en España: Diarios de la cuarentena
Temporadas: 1 (8 episodios)
Duración episodio: 30 minutos.
Año: 2020
Nacionalidad: España
Temática
: sit-com
Subgénero: pandemia
Resumen: Historias que se desarrollan en el período de confinamiento provocado por la pandemia. Podemos ver a distintos tipos presentes en la sociedad española como reaccionan ante el encierro forzoso. Los personajes se comunican con sus amigos y familiares mediante telefonía móvil o videoconferencia. La serie está concebida en tono de comedia.
Actores: Cecilia Gessa, Carlos Bardem, Gorka Otxoa, Carlos Areces, Adriá Collado, Fernando Colomo, Víctor Clavijo, Montse Pla, Fele Martínez, Mónica Regueiro, Carmen Arrufat, Petra Martínez, Juan Margallo, José Luis García Pérez, Cristina Alarcón
Lo mejor: trata de quietar hierro al dramatismo que la sociedad española ha vivido a causa de Covid-19
Lo peor: es discutible la oportunidad de lanzar un producto cómico en una situación dramática
Lo más curioso
: La serie ha sido realizada respetando las normas del confinamiento, con los actores confinados en su casa y trabajando con un kit de filmación.
¿Cómo verlo?: Se estrenó el 7 de abril de 2020 en TVE. Puede ser visto en Televisión a la Carta.

Puntuación: 7,5

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Lo menos que puede decirse sobre DIARIOS DE LA CUARENTENA

El 1 de abril, TV3 estrenó Jo també em quedo a casa (Yo también me quedo en casa) que presenta a un grupo de amigos que se quedan aislados por la pandemia y se ven obligados a comunicarse por redes sociales. Y si TV3 pudo improvisar una serie, TVE tardó menos de una semana en lanzar los Diarios de la cuarentena, que es exactamente lo mismo, sólo que bastante más depurado y mejor aprovechada. En ambos casos se trata de un intento de lanzar un producto que debería de ayudar a sobrellevar y a aportar algo de sal y pimienta a una situación dramática y sin precedentes.

La serie de TV3 es excesivamente floja y su humor está bajo mínimos, por mucho que apareciera José Corbacho como “el Sebas”. Pertenece a ese género de productos intrascendentes que ni siquiera vale la pena comentar.

En cuanto a la serie de TVE, la idea es buena, las actuaciones buenas, el método de filmación demuestra que con poco se puede obtener un buen resultado… siempre que el guion sea aceptable (y aquí lo es). Lo único cuestionable y por lo que la serie ha sido atacada es porque, en un momento dramático para la sociedad española (y preludio de momentos aún más dramáticos cuando se disipe el confinamiento y se vea cómo ha quedado la situación económica), resulta cuestionable querer hacernos olvidar lo que estamos viviendo, generando risas y comicidad. Sin olvidar que el listón de los 20.000 fallecidos está ahí y que todo esto ha generado un dolor inconmensurable en muchos que no están para risas ni para esqueches.

El crítico no puede realizar una valoración “política” de una serie y, por tanto, no vamos a entrar en valoraciones -como han hecho diputados de VOX- sobre si es “propaganda gubernamental” o no lo es, aunque estamos más de acuerdo en que se trata de un pasatiempo inofensivo Debemos de atenernos solamente a sus méritos.

Sería innegable que la serie ha demostrado muchas cosas: en primer lugar que con escasos medios se pueden alcanzar niveles aceptables de calidad. Lo intuíamos desde hacía tiempo con las series concebidas para youTube (si bien no todas -ni siquiera las de PlayZ– alcanzan los mínimos de solvencia requeridos), pero Diarios de la cuarenta lo ha transformado en certidumbre. Los actores han recibido por mensajería discretos kits de filmación (webcams y trípode) y sonido, indicaciones sobre la iluminación y el sonido, un esbozo del guion, han utilizado redes sociales para enviarlo y montadores de RTVE lo han preparado para la emisión. Es la confirmación de que incluso series de televisión pueden realizarse como cualquier otro teletrabajo. Y esto es importante.

El producto es improvisado y apresurado, por tanto, no se le puede exigir una comicidad desbordante. Bastaba con que los actores tuvieran vis cómica y el guion respondiera a situaciones posibles que podían darse en la sociedad española en una situación de excepcionalidad como esta. Hacía falta, por tanto, la presencia de buenos actores capaces de improvisar y suscitar sonrisas. Y en esta serie casi todos los presentes han demostrado capacidades interpretativas previas.

La serie nos muestra las situaciones a las que se ven sometidos diez hogares desde el momento en el que se declara el confinamiento obligatorio. Unas son situaciones posibles (el ejecutivo de una multinacional que intenta comunicar por webcam con la empresa matriz, siendo interrumpido continuamente por su hija pequeña, los abuelos que intenta utilizar para comunicarse equipos informáticos sofisticados que no consiguen dominar, dos amigos que tratan de improvisar negocios ante la crisis, la chica que se ha acostado con un desconocido después de una noche de sexo y alcohol previa al inicio del confinamiento y que deberá convivir con él en las próximas semanas, etc, etc. Son muestras de la sociedad española: no son todos los casos posibles, pero sí unos cuantos, habituales unos y posibles otros. Podría decirse que todos son personajes cotidianos afectados por una situación de excepcionalidad.

La comicidad, sin ser desmadrada y, a pesar de ser desigual, tiene un buen nivel, sin duda, por la rapidez y brevedad de las escenas.

Cada episodio apenas dura 30 minutos. Si la hemos considerado como una comedia de situación coral es porque en ella están presentes todos los elementos del género… salvo el más odioso, las risas enlatadas. Personajes encerrados en espacios pequeños, muchos de ellos incompatibles entre sí, intención cómica. Es una sit-com, no le demos muchas más vueltas.

Con las reservas ya expresadas sobre su oportunidad, el producto se deja ver con facilidad, es “desengrasante”, confirma que la improvisación española sigue siendo uno de los rasgos del “genio de la raza” (incluso, a veces se acierta). Y es que un país que acaparó papel higiénico al principio de la crisis y que tiene más casos de Covid-19 por millón de habitantes, es especial.

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