FICHA
Título original: Jamtara: Sabka Number Ayega
Título en España: Jamtara: Espera la llamada
Temporadas: 1 (10 episodios)
Duración episodio: 30 minutos.
Año: 2020
Temática: Drama
Subgénero: Delincuencia
Nacionalidad: India
Resumen: Un grupos de jóvenes de Jamtara se dedican a realizar estafas cibernéticas a través del móvil, cuenta para ello con la ayuda del mafioso local al que le pasan una parte de sus beneficios que garantiza la cobertura por parte de la policía. Sin embargo, una nueva inspectora es nombrada para desarticular todo este entramado delictivo. Por su parte, cada uno de los jóvenes tiene sus propios problemas y ambiciones.
Actores: Amit Sial, Dibyendu Bhattacharya, Aksha Pardasany, Sparsh Shrivastav, Monika Panwar, Anshuman Pushkar, Sarfaraz Ali Mirza, Kartavya Kabra, Rohit Kp, Harshid Gupta, Aatm Prakash Mishra, Udit Arora, Vishwa Bhanu, Shruti Bhattacharya, Ravi Sah, Aasif Khan, Lata Shukla, Monu Kanojiya, Simran Mishrikoti, Puja Jha
Lo mejor: la India tal cual es, allí y ahora.
Lo peor: la tentación de Boliwood siempre está presente.
Lo más curioso: La serie sigue las peripecias de lo que fue una caso real.
¿Cómo verlo?: Fue estrenada por Netflix el 10 de febrero de 2020. Puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.
Puntuación: 8
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Lo menos que puede decirse sobre JAMTARA
Otra de las series indias que han llegado últimamente a España a través de Netflix y cuya calidad es alta. Como ya hemos dicho sobre otras producciones procedentes del mismo país (The family Man, Delhi Crime, Juegos sagrados, etc.), estas series nos enseñan algo sobre la India. Son series que nos aproximan a aquel subcontinente y nos enseñanza cómo se puede vivir en el mismo nivel tectológico, pero en las antípodas culturales. Además, estas series tratan invariablemente de problemas reales que está atravesando la India: problemas políticos, violaciones en los medios de comunicación y, como es el caso de Jamtara, cyberdelitos mediante el sistema del “phishing”. Siempre, hemos leído algo sobre estos temas en los medios de comunicación y la habilidad de la industria india de las series, consiste en transformarlas en narraciones adaptadas para el público occidental.
Jamtara es una pequeña ciudad de la periferia India, está situada en el distrito de Jharkhand, Bengala Occidental, cerca de Bangladesh y no muy lejos de la populosa Calcuta que ejerce gran influencia sobre ella. Allí ha sido uno de los lugares desde donde los jóvenes han estado practicando estafas informáticas. El truco es muy simple: simulando ser operadoras de un “call center”, anuncian a los móviles a los que llaman que han sido agraciados con un viaje, un previo, un premio que para hacerlo efectivo requiera incorporar los 16 números de la tarjeta de crédito, la fecha de caducidad y los tres del número secreto. Por increíble que parezca, la ambición y la ingenuidad pueden más que la prudencia y el grupo de jóvenes que han practicado esta estafa han podido ingresar millones de rupias. Claro está que han contado con la complicidad de las autoridades policiales, gracias al concurso de un jefecillo mafioso de alta casta -no olvidemos que en la India el tema de las castas sigue teniendo un gran peso y es una de sus características más acusadas- al que los jóvenes le pasan una parte de sus ingresos. La serie nos sitúa en ese escenario: los jóvenes tienen sus problemas, sus sueños y sus esperanzas, los hay de todos los tipos, el que aspira a una posición de liderazgo, el individualista, el imaginativo, los colgaos siempre bajo los efectos del haschisch… También hay alguna chica que aspira a emigrar a Canadá y que, entre tanto, abre una pequeña academia de inglés. Todo funciona a las mil maravillas hasta que, desde la capital se envía a una policía para dirigir aquella destartalada oficina policial en un lugar alejado y casi olvidado. Esta policía busca la ayuda de un responsable de delitos informáticos de la zona que, hasta ese momento, coartado por sus superiores, apenas ha podido entrar en acción. Sobre estos presupuestos se desarrolla la serie.
Lo que vemos es la India real, jóvenes en absoluto idealizados, policías con altos niveles de corrupción, mafiosos que dominan la política y las elecciones. No es, desde luego, el mundo ideal, el mundo idílico de los maestros espirituales, los gurús y los faquires, los brahamanes y los pacifistas a lo Gandhi. Esa India hecha a base de arquetipos y tópicos no es la que veremos en esta serie: sino la India con sus gentes y sus problemas, sus contradicciones y su realidad. Esta temática se repite en todas las series que proceden de aquel país.
Los actores son desconocidos, pero absolutamente convincentes. Ni la fotografía, ni los encuadres nos muestran lugares espectaculares o extremadamente bellos: todo se desarrolla en un rincón de la India, olvidado y periférico en la que sus gentes, todos, jóvenes cyberdelincuentes y policías honestos, mafiosos y policías corruptos, luchan por salir adelante como pueden.
La serie fue producida para Netflix y está dirigida por Soumendra Padhi y escrita por Srivastava Trishant. La primera temporada consta de 10 episodios de entre 25 y 30 minutos que pasan pronto e invitan a ver el siguiente. Es curioso pero, de tanto en tanto, aparece alguna coreografía de danza justificada por alguna fiesta (hay varias bodas de jóvenes en las que se puede incluso ver las transacciones previas al compromiso) que remiten directamente a Boliwood y permiten comprobar la atracción del pueblo indio por la fiesta y el movimiento del cuerpo.
Una serie para aprender algo sobre la India que gustará a los que se sientan atraídos por ese país y quieran conocer algo mejor a sus gentes. Una narración entretenida y en la que no baja el interés sobre los problemas y las tendencias de la sociedad de aquel país. Una buena serie, en definitiva.
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