FICHA

Título original The Flemish Bandits
Título en España: Los ladrones del bosque
Temporadas: 1 (10 episodios)
Duración episodio: 45 minutos.
Año: 2019
Temática: drama
Subgénero: histórico
Nacionalidad: Bélgica
Resumen: Una región de Flandes está administrada por capitostes crueles y amorales que van generando desterrados al bosque cercano. La llegada de Jan de Lichte, hermano de uno de los jefes de estos fuera de la ley, hace que se vayan agrupando en unidades de combate que ejercen como bandidos románticos: robar a los ricos para dar de comer a los pobres. Un nuevo comisario de policía llega a la aldea e intenta cambiar la situación.
Actores: Madelief Schram, Stef Aerts, Ruth Beeckmans, Dick Carlier, Peter De Graef, Lucas De Mulder, Joke Desmaele, Ludo Hoogmartens, Manou Kersting, Gerd Maes, Jeroen Perceval, Mathijs Scheepers, Iwein Segers, Matteo Simoni, Charlotte Timmers, Anemone Valcke, Tom Van Dyck, Tibo Vandenborre, Anne-Laure van de Putte, Violette Vandervelden, Verona Verbakel, Michael Vergauwen, Rik Verheye, Tom Vermeir, Greet Verstraete, Rik Willems
Lo mejor: una buena ambientación y un perfecto encuadra histórico
Lo peor: excesivamente lenta y, en ocasiones, pesada.
Lo más curioso
: las trama se basa en la novela de Louis Paul Boon, De bende van Jan de Lichte
¿Cómo verlo?: En Netflix desde el 2 de enero de 2020, también puede obtenerse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 6

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Lo menos que puede decirse sobre LOS LADRONES DEL BOSQUE

El cine belga nos ha obsequiado con series policiales, habitualmente de interés y calidad superiores a la media. En esta ocasión, irrumpe con una serie histórica basada en una popular novela basada en la figura del “Robín de los Bosques” flamenco, Jan de Lichte que existió verdaderamente entre 1723 y 1748, participó en las guerras de Sucesión a la corona austríaca, primero en el ejército austríaco y luego en el holandés y, posteriormente, lideró las bandas de delincuentes en la zona en la que vivía su hermano, en los bosques próximos a Dikkele y Strijpen, en el que se habían instalado delincuentes, refugiados y perseguidos. Cuando las tropas francesas invadieron los Países Bajos austríacos, la región en la que vivían Lichte y sus amigos tuvo que alimentar al ejército francés empeorando las condiciones de vida. La colaboración de las autoridades locales con el invasor, hizo que los distintos grupos de habitantes del bosque empezaran a actuar en forma de “cooperativa de criminales” (a modo de lo que hacían las tripulaciones de los barcos piratas en el mar). Los más duros eran los hombres de Jan de Lichte que realizaron una escalada de violencia a partir de 1748. Cuando se produjo un alto el fuego en la guerra de sucesión, el ejército francés de volvió contra los bandidos del bosque y consiguieron detener a Lichte y ejecutarlo. Con el tiempo, esos sucesos dieron lugar a todo tipo de leyendas y tradiciones populares que han subsistido hasta el siglo XX.

Hasta aquí, la historia. Lo que nos presenta Netflix es, en realidad, la historia tamizada por la novela de Louis Paul Boon (1912-1979, De bende van Jan de Lichte, que tiende a embellecer y simplificar las cosas, aumentando el carisma y la nobleza del protagonista. No fue la mejor de sus novelas, desde luego, pero Netflix la ha recuperado y presentado como producción flamenca. La trama se inicia con unas pinceladas sobre la existencia de grupos de prófugos en los tupidos bosques del Flandes de principios del XVIII, poblados por gitanos, excluidos, extrañados, prófugos y miserables que forman pequeñas comunidades. Una de ellas está dirigida por el hermano de Jan de Lichte que se ha quedado con la familia, mientras él participaba en la guerra. Al volver es detenido y va a ser ejecutado, pero consigue huir y encontrarse con su hermano. Luego veremos cómo se han formado estas comunidades de bandidos: gracias a las autoridades que van expulsando gente de la ciudad al bosque, la van expoliando, ejercen sobre ellos un poder despiadado, los aplastan bajo más y más impuestos y a la menor infracción los castigan los dureza extrema y los marcan al fuego. Pronto llega a la población un nuevo jefe de policía, hombre justo y ecuánime, que pronto se da cuenta de que la existencia de los bandidos del bosque está determinada por las injusticias y los abusos de autoridad y quiere hacer algo para evitar todo esto. Sin embargo, poco a poco, a medida que los autoridades aprueban medidas más injustas, los bandidos se van agrupando en unidades cada vez más fuerte y sus acciones son cada vez más audaces.

A partir de estos elementos, se desarrollan los diez capítulos de la serie. Siendo un trabajo meritoria para la televisión belga en lengua flamenca, es, sin embargo, inferior a otras muchas series allí producidas, habitualmente de género negro. La serie tiene un primer problema: los diálogos suelen ser bastante banales y, cuando se intenta darles algo de profundidad resultan tópicos. La actuación del protagonista resulta Matteo Simone, resulta poco creíble y casi inexpresiva. El argumento resulta excesivamente maniqueo: buenos y malos, situados ambos en los extremos, opresores y oprimidos, sin términos medios -tan sólo el jefe de policía parece estar en ese equilibrio imposible-, opulencia extrema en los palacios y miseria absoluta en los bosques. Y, para colmo, el tema del ladrón que roba a los ricos para distribuirlo entre los pobres y que no corresponde realmente a la figura de Jan de Lichte y su “pandilla”.

Los guionistas no han sabido dar profundidad a los personajes, acaso porque la novela originaria no figuraba entre la mejor producción de su autor. Los actores, habituados a otro tipo de producciones, tampoco han sabido encarnar las personalidades del siglo XVIII y, para colmo, los productores han generado escenas increíbles de crueldad y violencia… sin apenas magulladuras. Y, para colmo, el ritmo narrativo es excesivamente lento.

¿Qué se salva pues de Los bandidos del bosque? Lo más positivo es que vamos a ver una historia que ya hemos visto en múltiples ocasiones pero ambientada en otro momento y en otro lugar: cambiando a Jan de Lichte por Robin Hood y a los bosques de las Ardenas por el de Sherwood, se tiene una historia muy parecida que siempre tiene un interés en tanto que cine de aventuras con una pretendida dimensión social.

Gustará a los que buscan series con cierto fundamento histórico y a los que les encanta el “cine social” concebido con criterios casi soviéticos (la miseria de los “parias de la tierra” que nos muestra esta serie es solamente comparable a las del Acorazado Potenkim o similares.

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