FICHA

Título original Wath/If
Título en España: Dilema
Temporadas: 1 (10 episodios)
Duración episodio:  minutos.
Año: 2019
Temática: drama
Subgénero: ideología de género
Resumen: Una misteriosa inversora acepta entregar 80 millones de dólares a la propietaria de una empresa de biotecnología que estaba prácticamente en quiebra a cambio de que el marido de la empresaria e investigadora pase una noche con ella. Después de dudarlo y a la vista de la situación en la que se encuentra la empresa, aceptan. Cuando el marido vuelve, todo induce a pensar que ha ocurrido algo más que un simple encuentro sexual.
Actores: Renée Zellweger,  Jane Levy,  Dave Annable,  Juan Castano,  Louis Herthum, Blake Jenner,  Keith Powers,  Samantha Marie Ware,  John Clarence Stewart, Monique Kim,  Gabriel Mann,  David Barrera,  Kristen Hager,  David Hutchison, Julian Sands,  Margarita Franco,  Violet Hicks,  Ludwig Manukian,  Richard Whiten, Brenda Bakke,  Marissa Cuevas,  Brian Tichnell,  Jayme Bell,  Timothy Davis-Reed, Mo Aboul-Zelof
Lo mejor: tiene cierta capacidad de atracción.
Lo peor: ritmo lento y temática dispersa con tramas secundarios prescindibles al 100%
Lo más curioso
: la serie se ha filmado íntegramente en California durante 2018.
¿Cómo verlo?: En Netflix desde el 24 de mayo de 2019. También puede bajarse mediante programas de intercambio de archivos.

Puntuación: 5,6


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Lo menos que puede decirse sobre DILEMA

Desde el primer momento en el que se ve esta serie, aparece inevitablemente el recuerdo de aquella película algo estrafalaria, Una proposición indecente (1993) en a que Robert Redford ofrece al marido de una agente inmobiliaria un millón de dólares a cambio de acostarse una noche con su esposa, Demi Moore. Aquí, es Renée Zellweger la que realiza la misma profesión. Se ha encaprichado con un barman que es el marido de una investigadora que ha creado una empresa de biotecnología que se encuentra en esos momentos al borde de la quiebra. Si la originalidad consiste en cambiar el sexo de los protagonistas, Dilema es una serie de lo más original. Esto vale también para la banda sonora que, en algunos momentos, parece que nos remita directamente a Instinto Básico (1992). Pero la originalidad en el mundo de las series es algo más…

Y es así como a los creadores de esta serie se les ocurrió realizar unos añadidos en forma de pegotes y generar un misterio. Los añadidos son bastante tópicos (los amores homosexuales del hermano de la protagonista a los que se suma un boy que baila en un club gay y la cornamenta que luce el marido de la amiga de la protagonista que lo engaña con un cirujano jefe) y sirven únicamente para que la historia que en la película de Redford/Moore durase 113 minutos, se prolongue aquí cinco veces más.

La crítica norteamericana ha señalado que la serie es “fundamentalmente mala”, añadiendo la coletilla de que resulta adictiva. La contradicción se entiende porque a partir del final del capítulo primera se deja entender que en el encuentro sexual entre la misteriosa inversora y el ingenuo barman se ha producido algo más que el consabido coito. El protagonista, por contrato, no puede revelar ni siquiera a su esposa lo que ha ocurrido esa noche. De ahí que algunos espectadores aguanten el tostón el final del décimo capítulo… sin que se les garantice una resolución completa del affaire porque en el horizonte se anuncia una segunda temporada.

Novamos a negar que Renée Zellweger es una actriz hábil y atractiva, pero aquí, ejerciendo de Maquiavelo con falda y sin sujetador, en poses enigmáticas y con la actitud de “soy superior a todos”, resulta una creación excesivamente artificial. En realidad, todo en esta serie termina siendo artificial y está muy en consonancia con el signo de los tiempos, la ideología de género y la sumisión del varón como pago a siglos de comportamiento hétero-patriarcal. Detrás de la interpretación grandilocuente y enigmática de la Zellweger y si amputamos la serie de ese contenido de tópicos ideológicos con los que se arropa la trama, no nos queda nada, simplemente el saber qué ocurrió aquella noche fatídica en la que la inversora consideró que una pasada de piedra del barman valía… 80 millones de dólares (el millón que pagó Redford por Demi Moor se ha visto inflacionado…).

La serie merecería un suspenso de no ser por la presencia de la Zellweger que siempre resulta un aliciente, por mucho que aquí realice una mala creación del personaje. Todo lo demás, resulta falso, de escasa calidad imaginativa, tópico y forzado. Si en 1993, Una proposición indecente mereció tres Premios Razzie, incluyendo el de “La peor película del año”, Dilema, aquí y ahora, merece otro tanto, en el competitivo mundo de las peores series de televisión. Tendría muchas posibilidades de ganar.

No nos sentimos con coraje de recomendar esta serie ni siquiera a los admiradores de Renée Zellweger. Se veían decepcionados.

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