FICHA
Título original:
Título en España:
Temporadas: 1 (10 episodios)
Duración episodio: 40-45 minutos.
Año: 2019
Temática: aventura
Subgénero: ciencia ficción
Resumen: Ocho astronautas y un telépata, aparentemente psicópata y, por tanto, encerrado en un cubículo, parten en una nave destinada a explorar un planeta distante en el que se ha localizado vida extraterrestre. Pero, poco a poco, los miembros de la tripulación van cambiando sus actitudes y se convierten en peligrosos unos para otros, tratando de eliminarse mutuamente
Actores: Gretchen Mol, Eoin Macken, David Ajala, Sam Strike, Maya Eshet, Angus Sampson, Jodie Turner-Smith, Brian F. O’Byrne, Phillip Rhys, Miranda Raison, Gwynne McElveen, Youssef Kerkour, Andrea Dolente, Abdul Alshareef, Tad Morari, Anaïs Rizzo, Bronte Carmichael, Karen Connell, Derek Ugochukwu, Laurence Falconer, Marc O’Neill, Isabelle Connolly, Olwen Fouere, Aoife Hinds, Caroline Loncq, Sven Moritz, Claire O’Donovan, Ralph Riddle, Olga Wehrly,
Lo mejor: Los primeros capítulos.
Lo peor: Le falta bastante para ser una serie que suscite terror. Se queda en lo claustrofóbico.
Lo más curioso: Se basa en la novela de ciencia ficción Nómadas nocturnos de George R.R. Martin.
¿Cómo verlo?: Es emitida en España por Netflix desde el 1 de febrero de 2019. Puede encontrarse en emule.
Puntuación: 6
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Lo menos que puede decirse sobre NIGHTFLYERS
Los ocho episodios de esta serie, son desiguales por mucho que estén inspirados en un cuento corto de ciencia ficción de George R.R. Martin. En realidad, más que del relato escrito, se basa en la película del mismo título que era la adaptación del texto original, estrenada en 1987 y que gozó de fama puntual. El autor -contratado hoy por la HBO- no participó de ninguna manera en la elaboración de esta serie.
El arranque es bueno: una nave interplanetaria adaptada para largos viajes, después de un despegue conflictivo, se pone rumbo a un destino lejano: contactar con una inteligencia extraterrestre que ha dado señales de vida. La tripulación lleva a recursos para sobrevivir y cultivar sus propios alimentos, y a un telépata para comunicar con la civilización extraterrestre. Pero éste es un personaje conflictivo que está encerrado en un pequeño cubículo y tiene la capacidad, no solamente de emitir y recibir mensajes mentales, sino de meterse en la mente de otros y condicionar sus pensamientos y sus miedos.
En la nave viajan un cierto número de miembros de la tripulación y el equipo científico destinado a la misión de contacto. No se llevan bien entre ellos. Todos sospechas que los otros están saboteando la misión y que el telépata tiene algo que ver con los problemas. Lo cierto es que lo que ocurre a partir de ese momento, no es tan terrorífico como lo había pintado Martin ni siquiera cómo lo había expuesto el largometraje de 1987 compuesto a rebufo del éxito de la saga Alien.
Los primeros episodios enganchan al espectador, pero a partir del segundo tercio de la serie, esta pierde tensión, se percibe que todo el terror que se podía haber generado ya ha dado de sí y la serie periclita. En muchas escenas se percibe la influencia de otros momentos estelares en la historia del cine (inevitable que la escena del poseso con un hacha nos recuerde a El Resplandor de Kubrick y que otras procedan casi directamente de Futurama o de The Expanse. No es nada que no hayamos visto antes en el género de ciencia ficción.
Las interpretaciones son buenas, el guion va diluyendo su interés a medida que avanza y la realización, salvo algunos efectos especiales particularmente convincentes en el piloto, tiene altibajos que afectan a la valoración del conjunto. ¿Qué ha ocurrido? Que han fallado los adaptadores y los guionistas se han ido por la vertiente freaky, no han sabido crear ni un solo personaje en profundidad, han multiplicado absurdos casi cómicos (¿qué me dicen de la nave perdida en el espacio repleta de mujeres que se han ido alimentando de carne de hombres y han acabado como las maracas de Machín? ¿Y que hace la tripulante “Melanthe Jhiri”, la “negra de la película”, sin sujetadores por el espacio, lesbiana a ratos y en otras, mujer fatal, como icono sexy de la nave?). El problema es que, a medida que avanza la serie, los despropósitos se van acumulando y lo que, en principio, parecía un interesante relato de ciencia ficción, termina siendo una colección de excentricidades de traca.
El balance no es completamente negativo por los primeros capítulos, pero se queda en un aprobadillo alto en virtud de la buena interpretación de algunos actores (el telépata psicopatón, lo clava, San Strike y Gretchen Mol, su protectora, también). Es difícil encontrar un público que acepte incondicionalmente esta serie. Quizás la recomendaríamos a los que recuerden de manera simpática a la película de 1987. ¿Fanáticos de la ciencia-ficción? Tienen muchos otros productos iguales o mejores en el catálogo de Netflix ¿Coleccionistas de temáticas freakys? Quizás.
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