FICHA

Título original:  Children of God. Lost and Found
Título en España: Niños de Dios, perdidos y encontrados
Temporadas: Documental.
Duración episodio: 66 minutos.
Año:  2016
Temática: Documental.
Subgénero: Secta.
Resumen: Documental realizado por un ex miembro de la secta de los Niños de Dios, fundada por David Berg, que, junto con otros “hermanos” abandonó a sus padres miembros del grupo y procuró reconducir y rehacer su vida. El documental insiste en la pedofilia a la que eran sometidos los niños y adolescentes de la secta.
Protagonistas:. Noah Thomsom y una docena de antiguos miembros de la secta Niños de Dios.
Lo mejor: Un testimonio fresco y directo de lo que es la vida en una secta
Lo peor: Lamentablemente no se alude ni a los orígenes de la secta ni se insiste en su doctrina.
Lo más curioso
: Que el fundador de la secta falleció en 1994 en Costa de Caparica, Portugal, en una de las playas más populares de turismo gay en Europa.
¿Cómo verlo?: En HBO y en youTube.

Puntuación: 7

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Lo mínimo que puede decirse sobre NIÑOS DE DIOS: PERDIDOS Y ENCONTRADOS

Por mucho que “desprogramadores”, psicólogos o fiscales, afirmen conocer y denunciar lo que ocurre en el interior de una secta, lo cierto es que solamente sus exmiembros son capaces de dar un testimonio real de lo que vivieron. En este documental de algo más de una hora podemos hacernos una idea del auténtico calvario que supuso para muchos el haber nacido en el interior de “la familia”, más conocida como Los Niños de Dios, una secta que en España dio que hablar durante la transición antes de ser denunciada y desarticulada como “secta destructiva” en los años 90. El documental ha sido filmado por uno de los jóvenes que nacieron allí y que abandonaron la secta en plena adolescencia, Noah Thomson.

Thomsom recurre a los testimonios de una docena de antiguos miembros de la secta, todos ellos jóvenes que la abandonaron cuando tenían entre 16 y 26 años. Solamente en dos ocasiones, el testimonio encuentra aspectos “favorables” de la secta. En uno de los casos, se trata de un proxeneta colombiano. En el otro de una chica, visiblemente desorientada. El resto de testimonios resultan demoledores, especialmente cuanto más cerca se estaba al fundador del grupo, David Berg, más conocido como “Moises David”.

Los que han abandonado la secta, habiendo nacido en ella, se han encontrado con problemas de adaptación y comprensión de la sociedad. De hecho, algunos han caído en el alcoholismo y/o las drogas, varios han intentado suicidarse y, en un caso, “Davidito”, hijo directo de Berg y educado para ser su sucesor, trató de asesinar a su madre y, al no encontrarla, drogó, torturó y mató a la que había sido su cuidadora dentro de la secta antes de suicidarse. No es raro si tenemos en cuenta que Berg le obligaba regularmente a mantener relaciones sexuales con su propia madre. Noah Thomson, por su parte, mantiene en todo momento una extraordinaria lucidez y fuerza interior, especialmente cuando habla por teléfono con su madre, todavía miembro de la secta, que se niega a participar en el programa.

El director da por supuesto que se conoce a Los Niños de Dios y que se está al cabo de la calle sobre su historia y la de su fundador, “Moisés David”. En EEUU, obviamente, la secta es mucho más conocida que en España, pero no hubiera estado de más extenderse sobre la personalidad del gurú del que todos los ex miembros se limitan a definir como “pedófilo y borracho”. El propio “gurú” de la secta habló muy poco sobre sus orígenes. Se sabe, no por él, que descendía de una familia judía que llegó a las colonias de Nueva Inglaterra en 1745. Acogieron el cristianismo y luego se sumaron a la secta menonita. A pesar de este origen, Berg era antisemita y sostenía la veracidad de los llamados “Protocolos de los Sabios de Sión”, documento falsificado que describía una conspiración judía para dominar el mundo. Ninguna de sus apocalípticas predicciones se cumplieron y expuso su doctrina en 3.000 cartas que fueron difundidas entusiásticamente por los afiliados a su secta y que demuestran un nivel doctrinal bajísimo. Fue, siguiendo a sus padres, una especie de predicador evangélico itinerante.

Los Niños de Dios fueron el producto de una época: oficialmente constituidos en 1968, fueron llamados también “La familia del amor”, simplemente “La familia” y actualmente “La familia internacional”. ¿Sus ideas? Una especie de hipismo que insistía en el “amor” como forma de llegar a Dios. Y cuando decían “amor” querían decir cualquier forma de amor, incluido el sexual, y esto es lo más grave, sin atender a la edad. Su estructura no es muy diferente a la Familia Manson nacida en esos mismos años. La diferencia es que la andadura de Manson terminó con los asesinatos que conocemos, mientras que Berg pudo mantener a la “familia” sin grandes contratiempos hasta su muerte en 1994. La secta sigue existiendo todavía hoy.

El documental muestra algunas filmaciones realizadas en el interior de la secta: niñas de apenas 8-10 años aparecían en actitudes deliberadamente procaces. El director muestra algunos de los documentos internos de la secta con fotografías de actos “contra natura” entre niños y adultos. Los testimonios, interiores, en cualquier caso son demoledores y no permiten experimentar la más mínima comprensión o sugerir alguna disculpa para el monstruo que creó el grupo, sino que inducen a gritar a las autoridades “¿cómo diablos permitisteis esto?”. Porque la secta, solamente fue prohibida en España, en 1993 y en otros países incluso más tardíamente. Hay que recordar además que los ingresos por “comercio carnal”, eran la principal fuente para mantener el ritmo de vida de Berg y que la secta pudiera comprar propiedades. La conclusión del documental es que no toda “confesión religiosa” puede ser considerada como tal: hace falta que las autoridades y la propia sociedad estén en guardia. Si se cruza la línea roja que separa a la “confesión religiosa” de la “secta destructiva”, el derecho a la libertad de religión debería quedar anulado.

El documental de Noah Berg es un loable intento de presentar de la manera más objetiva posible, la situación que se vivía en el núcleo central de la secta. No carga las tintas: simplemente, los entrevistados cuentan lo que vieron. La documentación reunida, procedente del interior, es de un valor incalculable. El resultado es un producto bien armado, interiormente coherente y con una carga dramática implícita, ante la que no se puede permanecer indiferente.

El público al que le interesará es, sin duda, aquel que en su tiempo (los 70-80) se cruzó en cualquier aeropuerto con un “niño de Dios” que le ofreció alguna de las “Cartas de Mo”, escritas por Berg, acompañadas por el lema “paz y amor”. Luego gustará a todos los que se interesen por el mundo de las sectas destructivas. También puede tener valor para los que quieren hacerse una idea de la “heterotelia” (alcanzar fines distintos a los inicialmente propuestos) que acompañó al movimiento hippi y que queda también de manifiesto en una serie reciente de cierto éxito: Aquarius, que recomendamos como complemento al visionado de este documental.

 

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