FICHA

Título original: The Crazy Che
Título en España: The Crazy Che
Temporadas: documental.
Duración episodio: 85 minutos.
Año: 2015
Temática: Documental.
Subgénero: Espionaje.
Resumen: En 1983, cuando la Guerra Fría ha entrado en su última fase, un ciudadano argentino empieza a colaborar con el espionaje cubano y entrega secretos de fabricación del chips fabricados en Sillicon Valley. Posteriormente ampliará su aventura a la URSS, a China y a Irak
Protagonistas: Bob Coiteaux, Lilian Fraigli, Bill Gaede, Enrique Rubinstein, Ricardo Saenz,
Lo mejor: La empatía que despide el protagonista del escándalo.
Lo peor
: Que la idea de introducir animación en la primera mitad desaparece por completo en la segunda.
Lo más curioso
: Que la idea del documental salió cuando los directores intentaban realizar otro sobre científicos argentinos.
¿Cómo verlo?: En Netflix desde el 16 de julio de 2017.

Puntuación: 7,5

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CABECERA

MÚSICA

ENTREVISTA A BILL GAEDE (en Segurinfo, Barcelona)

VER DOCUMENTAL (Netflix)

LA HIPÓTESIS DE LA SOGA (Bill Gaede)

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Comprarlo en Amazon (no está a la venta)

Lo mínimo que puede decirse sobre THE CRAZY CHE

La historia del espionaje durante la Guerra Fría está protagonizada por gentes que creían en lo que hacían. Unos eran eficientes militares en misión en el extranjero (Rudolf Abel), otros esquivos funcionarios que no habían renunciado a sus ideales de juventud (Kim Philby y sus tres compañeros de Cambridge), los había también que traicionaban por el ideal (Julian Rosenberg) y luego estaban los aventureros que experimentaban un choque adrenalínico exaltante cuando efectuaban entregas de secretos estratégicos al otro bando. Tal fue el caso de Guillermo Gaede, “Bill Gaede”, más conocido como The Crazy Che. Este documental está consagrado al ciudadano argentino que entregó los secretos de los microprocesadores de los años 80 a diversos países.

Debemos reconocer que no conocíamos la historia de Bill Gaede hasta que no vimos el documental ofrecido por Netflix desde el 15 de octubre. Primero nos interesó por su arquitectura interior. Luego nos sorprendió por lo que estábamos viendo. Finalmente nos atrapó a lo largo de sus 88 minutos de duración. Al final nos quedó una sensación de interés por el personaje que nos ha llevado a navegar por todo lo que se ha escrito sobre él en la red. Y es mucho.

Bill Gaede fue el tercero de cuatro hermanos, nacido en la periferia de Buenos Aires en 1952. Sus padres, de simpatías nacional-socialistas y peronistas, se trasladaron a los EEUU, donde permanecieron unos años sin querer nacionalizarse norteamericanos. El regreso a la Argentina coincidió con las tensiones provocadas por la irrupción del castrismo en Cuba. Bill se afilió al Partido Comunista mientras trabajaba en la compañía de teléfonos. Sin que nadie se lo propusiera, se acercó a la embajada cubana para ofrecer secretos industriales. Su propuesta no fue aceptada. Pasó el tiempo y se trasladó a los EEUU en 1977. Luego, con su grado de ingeniero electrónico, empezó a trabajar en AMD, la empresa de microchips instalada en Sillicon Valley. Fue entonces cuando volvió a valorar la posibilidad de entregar los planos de los chips que dieron lugar a la primera generación de ordenadores personales. En esta ocasión, y a la vista del material, los cubanos, no solamente aceptaron sino que además le ofrecieron que viajara a Cuba para conocer personalmente a Fidel Castro (1982).

Lo cierto es que aquel viaje resultó una completa desilusión: vio una Cuba atrasada, empodrecida y en manos de un autócrata. Manifestó su disgusto a los agentes de la inteligencia cubana que lo acompañaban y, finalmente, Castro no lo recibió, sin embargo estos mismos agentes, también se manifestaron contrarios al régimen cubano y con ganas de trabajar para la CIA. Ahí tenemos a Bill Gaede de regreso a los EEUU convertido en “agente doble”. Sin embargo, la CIA le cuenta que rechaza el plan de trabajar con los dos agentes de la seguridad cubana… (años después, comprobará que, efectivamente, la CIA había tomado contacto con ellos y que, al menos uno, no sólo empezó a trabajar para ellos sino que además resultó detenidos años después).

A todo esto Gaede había empezado a trabajar para Intel (la dirección de AMD colocó un cartel de “Wanted” con su foto, en su sede social, al constarles que había entregado los planos de chips más avanzados de la época). Durante sus contactos con la CIA y el FBI, Gaede había tomado la precaución de grabar todas las relaciones con los supervisores del FBI. Un buen día se le ocurrió filmar con una cámara de vídeo, los planos del Pentium extraídos de la intranet de Intel. No se trata de un “robo” de documento, sino de una “copia” de documentos. Abandonó los EEUU y entregó los secretos a las embajadas de China e Irán. Por otra parte, los planos que había entregado a Cuba, fueron entregados por este país a Alemania del Este y a la URSS…

La historia termina cuando el 23 de septiembre de 1995, Gaede fue detenido por el FBI y posteriormente se declaró culpable para evitar que su esposa fuera también procesada. Condenado a 33 meses de prisión (las pruebas que tenía sobre el conocimiento por parte del FBI de sus actividades llevaron a esta pequeña condena).  Luego fue deportado a su tierra natal y actualmente reside en Alemania donde está desarrollando una original teoría sobre el origen de la luz…

Tal es la historia de Bill Gaede que nos cuenta The crazy Che. Los testimonios, del interesado, de su esposa, de sus hermanos, de algunos compañeros de trabajo, de un presentador de la televisión norteamericana que se interesó por él, de científicos que emplizan la importancia de los datos que entregó a otros países, alternan con fragmentos de vídeos familiares, dibujos animados, fotografías y filmaciones realizadas por él mismo a agentes de la CIa y del FBI. El resultado es un documental extremadamente dinámico que nos muestra a las claras, la personalidad de Gaede: un aventurero, exuberante y arrastrado siempre a ir un poco más allá en su aventura, especialmente, cuando los ideales de juventud quedaban ya muy lejos.

Quizás sea de lamentar el que en la segunda parte del documental desaparezcan prácticamente del todo, las animaciones que habían contribuido a dar más variedad y ritmo en la primera parte. Hay que decir que el documental no cae en un falso trascendentalismo. El tono es desenfadado. Gaede, hombre de gran sentido del humor, es capaz de reírse él mismo de su aventura y de pasar revista con gran lucidez a los hitos que vivió.

El documental será particularmente apreciado por quienes se interesen por la trayectoria del espionaje en el siglo XX y por el cine de espías. Conocerán a un espía real (gracias al cual hubo que modificar la legislación norteamericana sobre espionaje industrial) y, sin duda, uno de los más efectivos. Gracias a él, los países del Este, China, recuperaron el retraso que llevaban en la era de la informática. Es evidente que la CIA, los cubanos, el FBI intentaron jugar con él, convertirlo en un peón para sus intrigas. Gaede, consiguió “cabalgar el tigre”, convertirse, a veces por azar, en el maestro de la partida y, finalmente, salir casi indemne de un delito similar el que llevó a los Rosemberg a la silla eléctrica en los años 50. Un documental argentino para verse y celebrarlo.

 

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