FICHA
Título original: Show me a hero
Título en España: Show me a hero
Temporadas: 1 (6 episodios)
Duración episodio: 60 minutos.
Año: 2015
Temática: Drama
Subgénero: Racial.
Resumen: El joven alcalde recién elegido de una ciudad con problemas de convivencia étnica debe afrontar el cumplimiento de una decisión judicial relativa al cumplimiento de una sentencia para construir viviendas sociales, que dividirá a la comunidad
Protagonistas: Oscar Isaac, Carla Quevedo, Catherine Keener, Ilfenesh Hadera, Dominique Fishback, Alfred Molina, Natalie Paul, Winona Ryder, LaTanya Richardson Jackson, Peter Riegert, Bob Balaban, Clarke Peters, Terry Kinney, James Belushi, Danny Mastrogiorgio, Michael Potts, Jon Bernthal, Michael Stahl-David, Jeff Lima, Josh Salatin, Daniel Sauli, Jim Bracchitta, McKinley Belcher III, Brianna Horne, Bruce Altman, Angela Pietropinto, Patrick Cooley, Laura Gómez, Saverio Guerra, Stephen Gevedon, Allan Steele.
Lo mejor: recordar que en EEUU blancos y negros quieren vivir separados.
Lo peor: solamente el personajes del alcalde está bien construido.
Lo más curioso: El título de la serie hace referencia a una frase de Scott Fitzgerald: “muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia”.
¿Cómo verlo?: En HBO.
Puntuación: 7
PROMO – 1
PROMO – 2
VER SERIE (en HBO)
Lo mínimo que puede decirse sobre SHOW ME A HERO
“Muéstrame a un héroe”, tal es el título de esta miniserie en seis episodios creada por David Simon y que constituye su tercer gran éxito para HBO después de The Corner y de The Wire. Show me a hero está hecha con el mismo standard de HBO: pulcritud, precisión, buen casting, excelente factura visual y guión ágil. Es una de esas miniseries que suelen verse en un maratón de fin de semana por mucho que lo que nos cuente sea, aparentemente, muy diverso a lo que estamos habituados a vivir en nuestras ciudades. Y decimos “aparentemente”. Luego resulta que la distancia que va de la ciudad de Yonkers (ciudad realmente existente en el Estado de Nueva York, de apenas 200.000 habitantes) a la ciudad en la que vivimos no es tanta. Simon ha elegido cuidadosamente el emplazamiento de la serie: urbe, ni muy grande ni muy pequeña, con problemas étnicos que no llegan al disturbio racial pero que sí amenazan. Con comunidades raciales que se niegan a vivir juntas y una legislación que las obliga a ello. Hasta no hace mucho, se trata de un problema norteamericano: hoy tiene también aroma europeo.
Incluso la figura del alcalde “Nick Wasicsko” tiene mucho de europea. Cuando estábamos viendo la serie, resultaba inevitable pensar en el presidente francés recién elegido no tanto por sus méritos (en realidad, tiene mucho de oportunista como “Wasicsko”) sino por un juego de distintas circunstancias que lo han propulsado a esa responsabilidad. Pero la gestión del poder no es lo mismo que una campaña electoral: en estas se puede jugar con el estado de ánimo de la opinión pública, con el descrédito del rival o, simplemente, con un aspecto joven, pulcro y dinámico. JFK ganó las elecciones a la presidencia por estos factores (y por el dinero de papá, vale la pena no olvidarlo), pero cuando se trató de gobernar ya no estuvo tan a la altura de la tarea. “Wasicsko” es un tipo en el que, inicialmente, nadie creía; lo colocan como candidato pensando que va a ser un tipo de relleno, una especie de sparring sobre el que se va a cebar el veterano alcalde, pero el desprestigio de éste contribuye a realzar la figura del inicialmente perdedor.
“Wasicsko” se enfrenta, antes incluso del nombramiento, al primer problema: debe cumplir una sentencia impopular emitida por el juzgado de la ciudad: deberá realizar un plan de viviendas sociales del que se beneficiará especialmente gente de color. Pero el problema es que estas viviendas están dispersas por la ciudad: una ciudad que tiene a ambas comunidades, blanca y negra, segmentadas en distintos barrios. Ni siquiera los negros de la Asociación por los Derechos Civiles están ya interesados en compartir barrios con los blancos. Ambas comunidades se han resignado y han aceptado vivir separadas. La sentencia pondrá en graves aprietos al “alcalde Wasicsko”.
Frente a la posición del alcalde (cumplir la sentencia) se encuentra la de “Henry Spallone” (Alfred Molina), un político conservador que se opone al cumplimiento de la sentencia y que hará la vida imposible al alcalde, apoyado por la asociación Save Yonkers contraria al proyecto de viviendas sociales tal como ordena que lo cumpla la sentencia, mientras que el grupo Citizens and Neighbors Organized to Protecty Yonkers, mayoritariamente formada por afroamericanos es favorable al cumplimiento de la sentencia.
Al igual que en The Wire, Simon ha demostrado ser un perfecto conocedor de la problemática racial en los EEUU. Sabe que es un tema sensible que polariza las opiniones y que, indudablemente, genera audiencia… no solo en EEUU sino en toda Europa. Resume las posiciones: o ambas comunidades viven juntas o viven separadas, cada posición tiene sus argumentos y sus defensores, pero no es simétrica. Cada vez más los partidarios de la “desegregación” (actual nombre en los EEUU de la antigua “segregación racial” o, si se quiere, una “segregación tranquila y sin humillaciones) se imponen en los dos grupos étnicos, mientras que el aparato legislativo y judicial va por detrás: aplica leyes raciales y de integración que hace tiempo la población constató como fracasadas. Dicho de otra manera: nunca como hoy el arsenal legislativo (norteamericano y mundial) ha contado con tantas leyes favorables a la integración racial y a la ausencia de perjuicios étnicos y nunca como ahora las comunidades étnicas han vivido tan separadas, tan aisladas unas de otras y tan segmentadas. El “mestizaje” es solamente un descubrimiento de la progresía europea, pero hace décadas que ha quedado atrás en los EEUU. La serie es por tanto actual y puede ser vista en clave europea por mucho que la trama se sustancie a 200 kilómetros de los muelles de Manhattan y del bullicio de Brooklyn.
Las interpretaciones son correctas. Aldred Molina destaca, claro está por su particular físico y su vigor interpretativo, pero el protagonista, Oscar Isaac (nacido en Guatemala, de padre cubano y abuela francesa) asume perfectamente los rasgos del político ambicioso, imprimiendo altas dosis de veracidad y rigor en la creación del personaje. Isaac es suficientemente conocido por su intervención en películas de relieve: lo vimos en Red de Mentiras (2008) y en Ágora (2009), en Ex Machina (2015) y en Star Wars: Episodio VII y VIII (2015). La aparición de rostros conocidos como Winona Ryder (“Vinni Restiano”) realza la producción.
Es una buena serie, digna de verse. Hace pensar sobre temas muy diferentes: el político ambicioso que se encuentra propulsado a un cargo para el que carece de experiencia suficiente, el aparato legislativo que actúa mecánicamente en función de leyes promulgadas cuando existía otra realidad y otra experiencia histórica, la división de una comunidad, lo positivo o negativo de la estratificación étnica… Si le interesa alguno de estos temas, esta es su serie, pero aún cuando no le interesen y solamente busque ocio y entretenimiento, esta serie también se lo dará.