FICHA

Título original: Californication
Título en España: Californication
Temporadas: 7 temporadas (84 episodios)
Duración episodio: 26 minutos.
Año: 2007-2014
Temática: Comedia negra.
Subgénero: Drama.
Resumen: Un escritor en crisis de vida destartalada y siempre al borde del precipicio tiene la ventaja de terminar cayendo simpático. A pesar de esa cualidad sufre una crisis en su trabajo y en sus relaciones familiares dada la irresistible atracción que experimenta por cualquier mujer de curvas rotundas.
Protagonistas: David Duchovny, Natascha McElhone, Madeleine Martin, Pamela Adlon, Madeline Zima, Chris Williams, Evan Handler, Rachel Miner, Damian Young, Carla Gugino, Amy Price-Francis, Lance Barber, Addison Timlin, Carla Gallo, RZA, Brandy Futch, Stephen Tobolowsky, Maggie Grace, Camilla Luddington,Meagan Good, Tara Holt, Zoë Kravitz, Jason Beghe, Mädchen Amick, Camille Langfield, Diana Terranova, Lucy Davis, Callie Thorne, Erika Rankin, Chasty Ballesteros, Lyndon Smith.
Lo mejor: Ver que en David Duchovny existe un buen actor más allá del alucinado “agente Mulder”.
Lo peor
: Termina siendo una exaltación de la vida frívola y a la desbandada
Lo más curioso: La serie es, en cierto sentido, una adaptación de la vida de Warren Zevon (1947-2003), un compositor norteamericano, que mostró hasta su muerte el miso estilo de vida del protagonista de Californication
¿Cómo verlo?: En España fue emitida por La cuatro, Fox, FDF y Energy, actualmente puede verse en Netflix. Puede comprarse en DVD.

Puntuación: 7

PROMO – 1 (en inglés)

PROMO – 2 (en inglés)

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Lo mínimo que puede decirse sobre CALIFORNICATION

Californication es una serie de televisión, por mucho que parezca el anuncio de un método para adquirir una cirrosis hepática en poco tiempo o mendigar un virus VIH a falta de creatividad y buen hacer profesional. Vale la pena empezar alertando sobre este punto: una cosa es que la serie resulte entretenida, divertida en bastantes tramos y más que aceptable y otra muy diferente que sea moralmente aceptable. Sin ponernos en plan pacato, resulta forzoso reconocer que el estilo de vida que nos ofrece el protagonista de esta serie no resulta de ninguna manera ejemplar. Lo puede sobrellevar un personaje que ha conocido el éxito profesional y cuyas novelas le han devengado derechos de autor suficientes como para vivir a su aire y que, de paso, parece tener el hígado blindado y ser impermeable a casi todas las enfermedades venéreas. Pero ese ritmo de vida no lo puede soportar el común de los mortales que ve la serie y que, de mayor, le gustaría ser como el personaje. Se trata de una serie nihilista hasta lo extremo. Se exalta la ausencia de cualquier valor que no sea el “hágase mi voluntad aquí y ahora” que no es el “carpe diem” (que implica conciencia del gozo y aprovechamiento del disfrute) sino más bien el capricho continuado del niño pequeño que agota su interés por algo en el momento en que lo ha poseído brevemente. Al ver esta serie hay que plantearse aquello de “ríete con lo que ves, pero no intentes imitarlo”.

Dicho lo cual, introduzcámonos en el mundo de “Hank Moody” (David Duchovny), el escritor que ha perdido la inspiración. Una de sus novelas, va a ser adaptada al cine. A medida que avanza la producción, “Hank” se da cuenta de que la novela no tiene nada que ver con lo que la película va a ser. Es un tipo audestructivo, donjuanesco y que no le hace ascos, ni al alcohol, ni a las drogas, por supuesto a un casquete fortuito. Eso, obviamente, crea problemas en su trabajo y en su relación familiar. Su mujer se aleja de él: un gran problema, porque, en el fondo “Karen” (Natasha McElhone), su esposa, es la única mujer de la que siempre ha estado enamorado. La hija de ambos, “Becca” (Madelein Martin), constituye el nexo de unión entre la pareja. Y luego está, el agente literario y representante de “Hank” que, de paso, es su mejor amigo, “Charlie Runkle” (Evan Handler) que intenta, como puede controlarlo, aunque él, por su parte, también tiene su punto de desmadre.

Más que una comedia de situación es una comedia ácida que transcurre en distintos escenarios y que solamente tendría un lejanísimo parecido con el protagonista de Dos Hombres y Medio, “Charlie Harper” (Charlie Sheen), compositor de singles publicitarios, alcohólico, mujeriego y vividor. El hecho de que la trama discurra por diferentes escenarios (lo más frecuentemente, por diferentes catres), que el humor no se mantenga por la contradicción entre dos seres completamente opuestos obligados a vivir juntos, hace que Californication se sitúe más en el terreno de la comedia ácida que en el de la sitcom convencional. No es, desde luego, como algunos han sugerido, “alta comedia”. Los diálogos no son particularmente inteligentes, a menudo resultan banales y el hecho de que el personaje se mantenga siempre caminando al filo de la navaja, amenazado constantemente por el hundimiento moral y físico, no genera ni grandes reflexiones existenciales ni siquiera pildorillas existencialistas.

Además, en esta serie, tal como su nombre sugiere, se produce una sucesión continua de escenas de “fornicación” que mantienen el equilibrio entre un erotismo suficientemente conocido y una pornografía inherente. La serie no hubiera perdido interés si los productores hubieran sugerido más que explicitado estas escenas de sexo. E, insistimos, no por pacatería ni por un afán burgués de decoro, sino simplemente porque todo esto ya está demasiado visto y quien quiera ver escenas de sexo explícito cuenta con recursos suficientes. “Hank”, por muy promiscuo que sea, no llega a las alturas kamasutrescas del “Charlie Harper” que acabamos de mencionar y que, sin embargo, nunca tuvo necesidad de mostrar sexo explícito…

Indudablemente, las dos primeras temporadas son bastante mejores que las siguientes en las que la serie se estancó primero y embarrancó después, muriendo finalmente sin salir de su atonía y repitiendo situaciones una y otra vez. Alguien ha dicho que Californication es la “venganza” masculina a Sexo en Nueva York (1998-2004). Si las mujeres pueden convertir su cama en un desfile de efebos, ¿qué impide que un varón se pasee de cama en cama, sudoroso, con aspecto congestionado y sin más curiosidad que ver qué otra cama visitará antes de que concluya el día? De todas formas, la comparación parece algo exagerada. Cabría más comparar el carácter de “Hank” con el del “doctor House”: faltón, despreocupado, desafiante, irónico, destilando ácidez reconcentrada… solo que “House” no es un tronchamozas nato y “Hank” no sabe ser otra cosa.

Vale la pena realizar una última observación: para David Duchovny, al igual que para Gillian Anderson, resultaba muy difícil escapar de la impronta que había dejado en su carrera el estar caracterizados como “el agente Mulder” y “la agente Scully” de Los Expedientes X. Sin embargo, ambos han sabido reinventarse a sí mismos y esta serie fue la prueba de que Duchovny tenía más fondo como actor que el que implicaba representar a un alucinado creyente en los OVNIS. Recordamos la interesante serie de AQUARIUS .

Que el guión de Californication no sea todo lo bueno que hubiera sido menester, que la imagen que destila no esté provista de valores positivos y que cualquier productora de cine X puede ofrecer un catálogo kamasutresco por delante del que ofrece Californication, no implica que no sea una serie aceptable para determinado público y en determinadas circunstancias. No es una serie que gustará a todos, ni siquiera a los que les guste mantendrán la euforia durante muchas temporadas. Pero es una serie diferente a cualquier otra que guste haya podido ver en televisión.

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