FICHA
Título original: House, M.D.
Título en España: House
Temporadas: 8 temporadas (177 episodios)
Duración episodio: 45 minutos.
Año: 2004-2012
Temática: Médicos.
Subgénero: Intriga.
Resumen: El doctor House es un médico atípico con un carácter endiablado y problemas personales, pero muy eficiente en su trabajo de diagnóstico de enfermedades raras y dotado de un espíritu de investigación.
Protagonistas: Hugh Laurie, Lisa Edelstein, Omar Epps, Robert Sean Leonard, Jennifer Morrison, Jesse Spencer, Olivia Wilde, Bobbin Bergstrom, Peter Jacobson, Kal Penn, Anne Dudek, Stephanie Venditto, Sela Ward, Edi Gathegi, David Morse, Chi McBride, Amber Tamblyn, Andy Comeau, Cynthia Watros, Jennifer Crystal Foley, Kayla Colbert, Michael Weston, Wentworth Miller.
Lo mejor: Fue un tipo de serie “de médicos” que rompió con el patrón existente hasta entonces.
Lo peor: El desarrollo de los episodios y el proceso de descubrimiento de las enfermedades fue siempre identico
Lo más curioso: El personaje de House está directamente inspirado en Sherlock Holmes.
¿Cómo verlo?: Ha sido emitido en España por La Cuatro, Nova, Fox. Puede bajarse en versión original a través de programas P2P o comprarse en DVD.
Puntuación: 7,5
PROMO – 1ª temporada (en inglés)
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Lo mínimo que puede decirse sobre HOUSE
Mientras estuvo en antena fue una de las series más populares de su tiempo. Y pasará a la historia, sino como la serie “de médicos” más vista, sí al menos como la que marcó un antes y un después en el género. En efecto, antes de House, los médicos hacían todo lo posible por empatizar con sus pacientes, los trataban como a recién nacidos, se desvelaban por ellos y casi lloraban con sus penas. Al llega House, esa imagen del doctor próximo al paciente se sustituyó por el tipo excéntrico y descontrolado, impenitente perseguidor de enfermedades, una especie de Sherlock Holmes redivivo que no cree en nada, salvo en sí mismo y en el camino que ha elegido: no la lucha contra el “mal”, sino contra la enfermedad.
Porque House fue creado como avatar del personaje de Conan Doyle: cambiando la ridícula gorra de cazador y el gabán con esclavina, desposeyéndolo de la pipa y del estilo victoriano, sustituyendo al Doctor Watson por un equipo médico de ayudantes que constituyó el único cambio en la serie, variando la adicción a la cocaína por el enganche a la vicodina, el violín por el piano y manteniendo la indiscutible misoginia presente en ambos personajes, casi puede decirse que se trata del mismo personaje pasado por el túnel del tiempo y con carrera de medicina. En cualquier caso, los “métodos” de House y de Holmes son los mismos: una objetividad extrema, alta capacidad deductiva, no creer en nada que pueda aportar el interesado, fiarse solamente de lo que pueda establecerse objetivamente y obsesionarse con el caso hasta la resolución brusca que aparece a modo de iluminación.
Obviamente en House hay más acidez en el personaje, no hay ningún cerebro del mal que siembre enfermedades como el personaje de Moriarty difundía el crimen, y su estilo es mucho más deslavazado que el del muy formal y estirado Holmes. Pero el espíritu de ambos personajes es el mismo.
Lo que se le puede reprochar a cada uno de los 177 episodios de House es que su esquema sea siempre el mismo, invariable y excesivamente reiterativo: aparece un enfermo al que resulta, inicialmente imposible diagnosticar su enfermedad. House se pone, de mala gana siempre, en acción. Va tanteando. Encarga a sus ayudantes que hagan tal o cual prueba; éstos, además, opinan y House se encarga de pulverizar sus criterios y, casi siempre, de humillarlos. Cuando éstos están con el paciente o con sus familiares, es inevitable que al enfermo le dé un ataque o sufra una crisis con vómitos, hemorragias, tembleques y delirium… House ni se preocupa por el paciente, pero se obsesiona por la enfermedad. En tres o cuatro ocasiones se diagnostica erróneamente la enfermedad, hasta que, bruscamente, cuando House está en otra cosa, surge la iluminación y el diagnóstico final acertado. No siempre el paciente sobrevive; entre escena y escena, aparecen pinceladas (o brochazos) sobre la vida de House: que si le duele más o menos la pierna, que si está más o menos enganchado, que si va detrás de la directora del hospital, que si la evita, que si se entretiene haciendo la vida imposible a su único amigo, “el doctor Wilson”, que si se mete en líos imprevistos, que si resulta más o menos odioso… Eso es la serie y así discurren los episodios, sin prácticamente variación.
Se ha discutido mucho sobre el rigor científico de la serie y existen opiniones para todos los gustos. En general se tiende a aceptar que es bastante elevado, aunque resulta mucho más discutible el que el desprecio del protagonista por los aspectos legales no le hubiera, desde el primer episodio, a ser inhabilitado para el ejercicio de la medicina, dado que, para él, casi siempre, pedirle el consentimiento al paciente para realizar una prueba es algo superfluo y prescindible.
Hugh Laurie asume el papel del atrabiliario doctor. La primera vez que lo vimos fue en la serie Víbora Negra (1983.1989), interpretada por Rowan Atkinson, en donde interpretó diversos papeles de simple idiota. Mucho más serio fue su aparición en Los amigos de Peter (1992), cuando ya empezaba a ser un actor consagrado en la escena británica. La última vez que lo hemos visto en pantalla ha sido en la serie El infiltrado. Si hemos elegido todos estos títulos, se debe a que, junto a House, componen una panoplia de series y largometrajes que le exigieron registros muy diferentes: dramático, malvado, cómico, naturalista… En todos ellos se ha defendido bien, síntoma inequívoco de un gran actor.
Junto a él, en House, figura en el ingrato papel de equivalente al “doctor Watson”, Robert Sean Leonard como “doctor Wilson”. Desde su juventud ha intervenido como protagonista en papeles protagonistas y en películas relevantes: Rebeldes del Swing (1993), Mucho ruido y pocas nueces (1993), El club de los poetas muertos (1989), no se había prodigado mucho en televisión hasta que apareció como “jefe del departamento de oncología” del hospital ficticio en el que se desarrolla la trama. Es lo opuesto a House, un médico clásico, empático con los pacientes, con una vida ordenada y regular que sufre constantemente bromas, humillaciones y fastidios generados por House.
El resto del equipo fue variando a lo largo de las temporadas. Siempre, los ayudantes de House ocuparon un lugar secundario en la trama, y es lícito pensar que su presencia sirvió, especialmente, para generar tramas secundarias sobre sus interrelaciones personales o sus vidas privadas. Todos ellos consideraban a House insoportable y de trato difícil, pero, a la vez, admiraban su capacidad deductiva. Ellos y la “doctora Cyddy” (Lisa Edelstein, que ha recorrido una parte de las series de televisión de los 80 y 90: ER, Seinfeld, Frasier, Ally McBeal, etc.) completaban, junto al enfermo de turno y su circunstancia, el reparto de esta serie.
Después de ella resultará muy difícil ver series “de médicos” convencionales. Simplemente, no nos llamarán la atención. Es cierto que, los contornos del “doctor House”, están pintados con los rasgos del héroe nietzscheano (no es “bueno”, ni “malo”, sino más bien “grande” rodeado de “pequeños”). Si tuvo éxito, seguramente, es porque nuestra sociedad está cansada de humanismo y comprensión y precisa un poco de eficiencia y dureza.