FICHA
Título original: Tarancón, el quinto mandamiento
Título en España: Tarancón, el quinto mandamiento
Temporadas: miniserie en 2 episodios).
Duración episodio: 78 minutos.
Año: 2011
Temática: Biopic.
Subgénero: Religión.
Resumen: Biografía novelada del cardenal Vicente Enrique y Tarancón que presidió la Conferencia Episcopal durante los últimos años del franquismo y en la transición.
Protagonistas: José Sancho, Roger Coma, Eusebio Poncela, Roberto Álvarez, Paco Merino, Guillermo Montesinos, Carlos Areces, María Isasi, Enrique Arce, Antonio Valero Osma, Marta Belenguer, Francisco Merino, Manolo Cal, Pepa López.
Lo mejor: Pepe Sancho en el papel de Tarancón.
Lo peor: Producto de consumo casero.
Lo curioso: TVE1 hechó los restos en esta promoción en la que participaron 100 actores, 1.000 figurantes y 50 localizaciones.
¿Cómo verlo?: En el enlace indicado de TVE1.
Puntuación: 6,5
PROMO (capítulo 1)
PROMO (capítulo 2)
CABECERA
MÚSICA
WEB OFICIAL
Lo mínimo que puede decirse sobre TARANCÓN, EL QUINTO MANDAMIENTO
Pocas series de TVE han merecido tanta unanimidad por parte de la crítica, como este biopic sobre el cardenal Vicente Enrique y Tarancón del que se recuerda que tuvo cierto protagonismo durante el tardotranquismo y en los años de la transición y del que los que peinamos canas recordamos mucho más por las pintadas que aparecieron en las grandes ciudades: “Tarancón al paredón”. Desde el punto de vista técnico, visual e interpretativo, esta serie fue, en efecto, un producto notable. Desde el punto de vista narrativo e histórico ya es otra cosa y aquí cada uno la valorará en función de los propios parámetros personales y políticos.
Tarancón fue el producto de la Iglesia de su tiempo. Se tiene tendencia a pensar que la crisis de la Iglesia tuvo lugar por la progresiva “materialización” de la población y la causa del caos litúrgico y teológico con que concluyó el Concilio Vaticano II. En realidad, no es exactamente así: estos elementos fueron las manifestaciones exteriores de una crisis más profunda cuyos orígenes podemos establecer en los bandazos dados por la Iglesia a lo largo del siglo XIX, cuando empezaron a sucederse a velocidad creciente los cambios económico sociales e incluso la ciencia fue abriendo nuevos campos. La Iglesia formaba parte de una de las “dos Españas” divididas netamente entre “clericales” y “anticlericales”. Vino la República, la guerra civil, la guerra mundial, a reconstrucción y en 1973 cuando estalló la primera crisis del petróleo, seguían existiendo “dos Españas”, pero el papel de la Iglesia iba disminuyendo y el país no estaba dividido por “clericales” y “anticlericales”, sino que la Iglesia estaba presente en ambos pocos. Desde entonces y, como dando la razón al viejo refrán español que niega que se pueda estar en misa y repicando campanas al mismo tiempo, la Iglesia se ha ido difuminando. Tal es el contexto en el que hay que insertar la biografía del cardenal Tarancón y que, así mismo, explica porqué unos lo alababan y otros gastaban litros de pintura en las inscripciones de “Tarancón al paredón”.
El guión hace un esfuerzo por explicarnos como un sacerdote católico llegó a ser apreciado y endiosado por los “sin Dios” y como una parte de los católicos, simplemente, lo aborrecían. Pero las cosas son mucho más complejas de cómo lo plantea el guión que, en este sentido, es demasiado rápido para los que no tienen un conocimiento directo del personaje y de la situación. La serie intenta exaltar el papel de Tarancón que, a fin de cuentas, no era nada más que el plenipotenciario del Vaticano, de un Vaticano cuyos bandazos a lo largo del siglo XX fueron proverbiales y, por sí mismos, explican las contradicciones y paradojas que encierra este serie y la personalidad del biografiado.
Podemos hablar del “mito Tarancón” que mantiene y apuntala esta serie y que entra dentro de la “versión oficial” de lo que fue la transición. Que la serie sea entretenida, bien interpretada, que tenga algunas escenas brillantes, no quiere decir que deba ser considerada como “historia”. Es, eso sí, una buena miniserie. Por lo demás, su “rigor histórico” está próximo a Cuéntame cómo pasó.
Dos actores asumen dignamente el papel de Tarancón en los distintos momentos de su via: Roger Coma (Tarancón joven) y José Sancho (Tarancón adulto). No terminamos de ver a Eusebio Poncela como arzobispo Casimiro Moncillo, predecesor de Tarancón al frente de la Conferencia Episcopal. Más se aproxima Roberto Álvarez a la figura de Martín Patino, mano derecha de Tarancón en los años de la transición.
La serie fue relativamente bien acogía por el público de TVE1 con algo más de tres millones de espectadores pegados a la pantalla. Puede verse y entretener a condición de que no se tome lo que nos cuenta como “verdad revelada”.