FICHA

Título original: Las aventuras del Capitán Alatriste.
Título en España: Las aventuras del Capitán Alatriste.
Temporadas: 1 (13 episodios).
Duración episodio: 70 minutos.
Año: 2015
Temática: Aventuras.
Subgénero: Acción.
Resumen: Aventuras del personaje creado por Arturo López Reverte situadas después del contenido del largometraje y durante el reinado de los últimos Austrias en pleno Siglo de Oro.
Actores principales: Aitor Luna, Natasha Yarovenko, Lucía Jiménez, Patricia Vico, Carmen Sánchez, Marcos Ruiz, Luis Callejo, Miguel Hermoso Arnao, Aura Garrido, Daniel Alonso, William Miller, Gary Piquer, Fernando Cayo.
Lo mejor: lo ambicioso de la superproducción.
Lo peor
: que hiciera falta reconstruir el Madrid de los Austrias en Budapest.
¿Cómo verlo?: Emitida por Telecinco, algunos episodios pueden verse en el enlace indicado.

Puntuación: 5,5

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Lo mínimo que puede decirse sobre LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN ALATRISTE

Telecinco anunció en 2014, a bombo y platillo, que se había hecho con los derechos del conocido personaje creado por Arturo Pérez-Reverte, para realizar una serie de alto presupuesto, que tuviera como “colchón mínimo” a todos los lectores de esta serie de novelas. En realidad, la película filmada por Agustín Díaz Yanes en 2006, no había dejado excesivo buen sabor de boca entre los admiradores del personaje. La serie era de alto presupuesto, así que había que esperar que todo en ella fuera extremadamente cuidado y que el relato se atuviera a las características con las que Pérez-Reverte lo había descrito. Sin embargo, si algo tuvo de histórica esta serie fue el fracaso que supuso.

Desde el primer episodio resultó evidente que el público no la apoyaba. El mismo día del estreno, Antena 3, respondía con Algo que celebrar, serie de humor, discreta y de presupuesto limitado que venció de calle en la contienda obteniendo un millón más de espectadores. Más bochornoso fue el fracaso del segundo episodio que resultó superado por una memez de La Cuatro, Quien quiere casarse con mi hijo y con un programa rutinario y de bajo perfil de La Sexta, El jefe infiltrado. Las aventuras del Capitán Alatriste apenas llegó, en esa ocasión, al 10% de share con una audiencia de 1.7 millones.

Lo más sorprendente de la serie fue que el Madrid de los Austrias fue innecesariamente reconstruido en Budapest en un momento en el que el coste de hacer lo mismo en España no hubiera sido superior y habría aliviado siquiera mínimamente el problema del paro. El optar por localizaciones en Budapest y alardear de que se habían construido 40.000 metros de decorados, utilizado 3.000 trajes de época y contratado de a 2.500 extras, generó el encono de la industria española del cine y de cualquier parao que leyera la noticia.

Luego estaban los problemas de contenido y de realización. Cualquier parecido de la serie con las novelas escritas por Pérez-Reverte es accidental. Regresado a España, el protagonista se hace guardaespaldas de rey al que acompaña a burdeles madrileños con la muestra de los consiguientes desnudos y escenas seudo-eróticas, algo absolutamente increíble y que, por lo demás, no recordamos que apareciera en ninguna novela.

Pérez-Reverte, tras un silencio inicial, no alabó precisamente a la serie basada en su retoño. No le gustó ni el montaje, ni los colorines que tuvo por excesivos. Responsabilizó a los productores de este problema al estar empeñados en hacer una serie “más alegre” que no era, precisamente, lo que reflejaba el guión. De lo que estaba hablando Pérez-Reverte era que existía un choque frontal entre guión y realización. De ahí no podía salir nada bueno. Alabó eso sí, al equipo de actores del que dijo que tuvo que enfrentarse en muchas ocasiones a los productores para que la serie “fuera respetuosa con los personajes escritos”. Faltó un asesor histórico. Resultaba evidente que Pérez-Reverte quería salvar a la serie sin comprometerse mucho con ella. Pero el resultado era terrible para el personaje.

En la crítica del autor había algunos elementos interesantes. Ciertamente, Aitor Luna encarno bien el papel. Pero no se entendía por qué los responsables del casting habían elegido a una actriz rusa, Natasha Yarovenko para interpretar a María de Castro. El montaje tampoco había sido muy cuidado. Abundaban cortes bruscos. La música irrelevante. Los escenarios y el vestuario demasiado pulidos en un momento en el que las crónicas cuentan que la calles de Madrid eran barrizales y desde los balcones se gritaba constantemente el consabido “¡agua va!” que precedía a la lluvia de excrementos y detritus.

La serie era bastante indefendible. Pero había algo peor. El año anterior se estrenó en Dinamarca una serie de contenido histórico que pasa por ser la más cara producida en aquel país: 1864. Era una verdadera epopeya danesa. Esta producía por una cinematografía menor. El resultado fue magistral en equipo de actores, guionización, ambientación, escenas de acción, guión y montaje. Decía Pérez-Reverte que “esto es España” y que no hay más cera que la que arde, que su la serie la hubiera realizado la HBO otro gallo hubiera cantado. Tampoco hacía falta recurrir a un gigante de las series. El caso de 1864 (cuyo visionado recomendamos) lo demuestra sobradamente. Hace falta solamente proponerse hacer bien las cosas y tener claro los conceptos de lo que se quiere realizar. Eso evita emplear toneladas de cartón piedra en Budapest para reconstruir lo que existe al salir de casa. Gran patinazo de Telecinco, por mucho que Carlotti se cuidara de explicar por lo bajini que a él esta serie no le había hecho gracia desde el principio.

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