FICHA
Titulo original: Le to me.
Título en España: Miénteme
Temporadas: 3 (48 episodios)
Duración episodio: 40 minutos
Año: 2009-2011
Temática: thriller
Subgénero: psicológico
Resumen: Carl Lightman ha desarrollado una técnica de observación del lenguaje gestual para conocer quién dice la verdad y quién miente. Pone sus conocimientos, su grupo de colaboradores y su empresa al servicio de la policía .
Actores principales: Tim Roth, Kelli Williams, Brendan Hines, Monica Raymund, Hayley McFarland, Mekhi Phifer, Kristen Ariza.
Lo mejor: saber que los microgestos nos delatan.
Lo peor: que termina la serie y no sabemos si estos de los microgestos es cierto o no.
¿Cómo verlo?: Emitida actualmente por Netflix.
Puntuación: 7
TRAILER SUBTITULADO EN CASTELLANO
Lo mínimo que hay que saber sobre LIE TO ME
El título de esta serie es un desafío: “Miénteme” (fue sí como se emitió en España poco después de su estreno en EEUU), tras el cual se oculta una nueva serie de investigación criminal. Estaban de moda desde que comenzó el milenio y en los momentos en los que irrumpió teníamos como mínimo otras en antena: El Mentalista (2008-2015), el popular y casi consuetudinario CSI (2000-2015) y sus hermanos, Caso abierto (2003-2010), Mentes criminales (2005-hoy) y Sin rastro (2002-2009), por no olvidar a Numb3rs (2005-2010). Lie to me tiene como rasgo característico la forma de investigar que tiene su protagonista, “Carl Lightman”.
EL FACTOR DIFERENCIAL:
El Mentalista llega siempre a la verdad a través de sus trucos circenses y sus martingalas. CSI lo hacen embolsando cualquier cagarruta y luego contemplándola con los más increíbles y sofisticados artefactos en el laboratorio; los de Mentes Criminales hacen perfiles psicológicos que retratan al criminal tal como lo pario su mamá; en Caso Abierto, el trabajo policial clásico vuelto a realizar con el paso de los años da un resultado nuevo que no dio en su momento y otro tanto ocurre en Sin rastro, solo que aquí y ahora, finalmente, en Numb3rs son las matemáticas las que conducen a la solución final. Pues bien, en Lie to me, ese mismo camino se emprende estudiando los microgestos y el lenguaje gestual del rostro en lo que nos cuentan que es una variante de la psicología aplicada.
No sabríamos decir si esta técnica –que en algún momento se llama “kinesiología” o “ciencia de los movimientos”- es real, veraz o si se trata de uno de esos artificios ideados para justificar una serie. Cabe pensar que los excepticos lo son, porque no ven su rostro en un espejo cuando mienten. Sea o no cierta, el “doctor Lightan” da la talla y parece un tipo extremadamente borde y desabrido, pero eficiente en su trabajo. Luego resulta que no, que termina siendo más bueno que el pan, entrañable padre de familia y paternal, incluso, con los empleados de su empresa; no es tan fiero el león como lo pintan.
El personaje del “doctor Lightman” estuvo inspirado en un psicólogo realmente existente, Paul Ekman, considerado como el “mayor experto del mundo en las expresiones faciales” y profesor emérito de psicología de la Facultad de Medicina de San Francisco. Al lanzarse la serie se insistió en este punto, quizás para darle más verosimilitud a una técnica que, a primera vista, parece imposible. Es difícil notar a simple vista que la pupila del tipo que tienes delante se dilate una centésima de segundo e igualmente improbable es que percibir el movimiento leve de un olvidado micromúsculo del rostro. Harina de otro costal es todo lo relativo al lenguaje gestual, que “el profesor Lightman” también domina” y que, en mayor o menor medida conocemos todos: que si sentarse con las rodillas separadas es señal de desafío, que si cruzar los brazos supone una actitud defensiva, que si elevar el mentón indica agresividad, bajar la cabeza humillación y relamerse los labios, deseo… “Lightman” lo que hace es llevar este análisis gestual al límite y, si se lo propusiera, podría saber incluso lo que está pensando una estatua de mármol.
SERIE CASI CONVENCIONAL DE INVESTIGACIÓN
Por lo demás, la serie no varía mucho en relación al resto de productos que aparecieron, más o menos, en la misma época. Los enemigos de “Lightman” son asesinos, terroristas, estafadores, violadores y simples chorizos. También trabaja para particulares, pero la mayoría de sus casos le llegan de agencias oficiales del gobierno de los EEUU. Cobra una morterada. Las oficinas de su empresa, más parecen la sede de una multinacional que un simple consultorio de psicología aplicada. Cuenta con un cierto número de jóvenes colaboradores y una socia, la “doctora Foster” (KelliWilliams) que también practica el reconocimiento por microgestos. No siempre está de acuerdo con “Lightman”, las polémicas y disputas son habituales entre ellos, lo que no quita para que se lleven bien y siempre terminen restañando las cicatrices de sus fricciones.
Tim Roth interpreta a “Lightman”. Actor de aspecto y modales algo canallas, tiende en esta ocasión a sobreactuar y a parecer más borde que en cualquier otro de sus personajes anteriores. Hay en su rostro una permanente expresión desagradable y áspera que lo hace ideal para encarnar el rol. No hace falta mencionar cómo llegó a protagonizar esta serie: para Tarantino fue actor de culto, lo tuvo frente a la cámara en Four Rooms (1995), Pulp Fition (1994) y Reservoir Dogs (1992). Lego voló solo y ha cimentado su fama asumiendo papeles de tipo odioso y distante. Tal como en Lie to me.
La serie se completa con líneas argumentales que flanquean a la investigación central del episodios (en los que, habitualmente, además de ese tema se aportan pinceladas sobre casos menores regularmente resueltos por “Lightman” con solo echar una ojeada). De una parte, el “frente familiar”, la ex esposa, la hija del psicólogo ofrecen abundante carnaza como acompañamiento secundario para cada episodio y, por supuesto, las interrelaciones entre los empleados en el gabinete de psicología, interfiere con el argumento de la investigación central.
BALANCE Y VALORACIÓN
Es una buena serie de la que cabría decir aquello de que “si non é vero, e ben trovato”. Nos quedaremos sin saber si el “método Lightman” es auténtico o pura ficción. Los partidarios de las ciencias exactas nos dirán que es una superchería y los humanistas que se aferran a que “la cara es el espejo del alma”, creerán en él sin fisuras. “Lightman” se mueve por la serie como afectado por el síndrome de Tourete, hiperactivo, casi compulsivamente en movimiento, emitiendo juicios a destajo y con un simple vistazo, así que no es agilidad lo que le falta a la serie. La actuación de Tim Roth es como cualquier otra que ha asumido: le han pedido hacer de tipo insufrible y lo borda, añadiendo ciertas dosis contenidas de histrionismo. El resto de actores no le van a la zaga, cumplen, a pesar de ser casi completamente desconocidos.
La serie fue bien acogida en su estreno y recibió críticas mayoritariamente favorables. Aún así, en su tercera temporada cayó en picado en las audiencias (los temas de la serie y sus recursos fotográficos ya habían dejado de sorprender a la audiencia) y, aunque se recuperó ligeramente en la última, no pudo evitar que fuera la última. Recientemente, Netflix la ha repuesto y volver a verla produce el mismo fenómeno que cuando se estrenó hace ocho años: interés, expectación, perplejidad y, finalmente, interés. Pero el tiempo disminuye todos estos impactos y termina pareciendo rutinaria y artificiosa.
La serie está especialmente adaptada para gustar a todos aquellos que se interesan por la psicología y las ciencias del comportamiento; por supuesto, a los que están inclinados a sumarse a la corte de seguidores de películas de investigación criminal o a los que de mayores quieran ser como Tim Roth.