FICHA
Titulo original: Okkupert.
Título en España: Occupied
Temporadas: 1 (10 episodios)
Duración episodio: 45 minutos
Año: 2015
Temática: Thriller
Subgénero: político
Resumen: El primer ministro noruego inaugura una planta de producción de torio para no depender del petróleo. Rusia invade el país de acuerdo con la UE y se produce un movimiento de resistencia.
Actores principales: Henrik Mestad, Eldar Skar, Ane Dahl Torp, Ragnhild Gudbrandsen, Ingeborga Dapkunaite, Kristin Braut-Solheim, Selome Emnetu, Daniel Rusten Larsen, Vegar Hoel, Veslemøy Mørkrid.
Lo mejor: Serie de síntesis: política nacional, internacional, ecología, patriotismo, identidad.
Lo peor: Un argumento, aparentemente, demasiado audaz.
¿Cómo verlo?: Emitida por Movistar+.
Puntuación: 7,5
Lo mínimo que hay que saber sobre OCCUPIED
Poco a poco, las cinematografías nórdicas se van atreviendo con más y más temas. La noruega, en concreto, figura entre las más audaces. Ha hecho series desternillantes (Lillyhaer), históricas (Operación Telemark), amén de los habituales productos del género negro en el que tanto y tan bien se mueven todas las cinematografías nórdicas. Ahora, con Occupied incursionan en un terreno nuevo y poco habitual: la ficción política bajo el signo de la ecología. El resultado es sorprendente y además muy aceptable.
UNA SERIE DE SÍNTESIS
Imaginemos. Noruega, en un futuro improbable, es la España inmediatamente anterior a 1808 invadida por los franceses: así mismo, casi sin darse cuenta Noruega, ha sido invadida y la temperatura interior crece como en una olla a presión. El invasor es ruso. La invasión se ha producido cuando el primer ministro noruego inauguró una planta de producción de torio que debería garantizar la sostenibilidad energética de aquel país, poniendo en barbecho la producción de petróleo y de gas natural. Rusia se considera lesionada y por tanto invade el país (concretamente, las plantas productoras de hidrocarburos). ¿Y la Unión Europea? Noruega ni es, ni ha sido, ni con toda seguridad, será jamás miembro de la Unión Europea, a pesar de estar ligado a este organismo mediante su participación en el Espacio Económico Europeo a través de la Asociación Europea de Libre Comercio. No tan complicado como parece: Rusia y la UE están de acuerdo en una cosa: seguir manteniendo el petróleo como puntal energético, por tanto, la UE no se opone a la invasión rusa.
Después de la inauguración de la planta de Torio (¿por qué el guionista ha elegido el torio y no cesio o actinio? Sencillo: porque el Torio es el metal de Thor, el dios de la mitología nórdica, una deidad nacional por mucho que el país sea protestante), el Primer Ministro es secuestrado al subir al helicóptero, por un comando ruso. En el avión se le informa de la situación: los rusos van a entrar en el país y controlar la producción energética noruega. ¿Y qué pasa con la UE? Respuesta: al habla con el presidente de la Comisión Europea, éste le dice que están de acuerdo con la acción soviética. Apenas 30 minutos después del secuestro, el primer ministro noruego es liberado (la serie se inicia con él caminando, todavía bajo efecto del shock, sobre una nieve ensangrentada). Paralelamente, comandos rusos se han apoderado de plataformas petroleras, plantas de refinado y oleoductos noruegos. Durante el tiempo en que el primer ministro ha estado secuestrado, el gabinete se ha mostrado dividido entre resistir a la invasión o bien aceptarla como hecho consumado (que es, a fin de cuentas, la opinión del presidente).
Tal es el arranque de esta serie inesperada que pasa por ser la más cara producida por la televisión noruega y que, puede considerarse como un thriller de política ficción en el que confluyen además, patriotismo, ecología e identidad.
NORUEGA, PEQUEÑO PAÍS, BUENAS PRODUCCIONES
Noruega apenas tiene cinco millones de habitantes, bastante menos que Cataluña, y sin embargo está desarrollando una industria cinematográfica increíblemente eficiente y cada vez más osada en lo que respecta a los temas que aborda. En este caso, la propuesta de Occupied ha sido arriesgada: los rusos aparecen como agresores y la Unión Europea como un club inmovilizado por sus intereses. En cuanto a los EEUU ¿por qué no intervienen? Respuesta: porque en el horizonte pintado en esta serie han abandonado la OTAN poco antes. ¿Imposible? Miren las declaraciones de la nueva administración Trump y verán como la primera recomendación que hizo fue animar a los europeos a que aumenten sus gastos de defensa porque el paraguas norteamericano no va a ser permanente. Lo sorprendente es que la serie fue ideada en 2014, cuando la simple hipótesis de la victoria de Trump era imposible.
Así pues, el marco histórico-político que nos presenta esta serie es aceptable. Extremadamente hipotético, pero aceptable. Incluso la cuestión de una energía alternativa a los hidrocarburos es lo que está desde hace casi veinte años en el candelero de la actualiad científica. En un guiño patriótico-identitario, los constructores de esta serie han sustituido la energía de fusión por el torio.
La serie tiene tres líneas argumentales: la que afecta al primer ministro noruego y a su entorno, la que tiene que ver con uno de los guardaespaldas del primer ministro quien, tras haber salvado de un atentado a la embajadora rusa, se convierte en interlocutor válido con la autoridad invasora y la resistencia que se va, poco a poco, constituyendo y que tiene como observador privilegiado a un periodista local que asistió en directo al secuestro del primer ministro. El argumento insiste en los valores de honor, fidelidad y sacrificio del ejército noruego y, resulta evidente en todo momento, que estamos ante una serie de mensaje patriótico en donde las banderas noruegas y los trajes tradicionales del país constituyen un telón de fondo.
UN BALANCE NETAMENTE POSITIVO
La serie ha merecido el reproche de la embajada rusa en Oslo. En realidad, no hay para tanto. Los rusos no son presentados como bestias salvajes, sedientas de sangre, sino como preocupados por su futuro energético. Es el conflicto entre utopía ecológica y pragmatismo político. La embajada rusa se muestra abierta y dialogante para evitar agravar tensiones y evitar la transformación de una invasión “discreta” en una guerra abierta.
El argumento, por mucho que pueda parecer chirriante, es coherente y bien atado. Las interpretaciones oscilan entre buenas y muy buenas. Si es cierto que la seria ha sido la más cara producida en Noruega, cabe decir que el resultado ha sido inmejorable. Pero, sobre todo, lo que hay que destacar es el valor de haber realizado una serie con un argumento tan audaz y, al mismo tiempo, tan presente: porque hoy, el problema de los problemas, vale la pena no olvidarlo, es el energético y aquel otro que está íntimamente vinculado a la sostenibilidad energética: la calidad medioambiental.
Serie imprescindible para ver los nuevos giros de las cinematografías nórdicas (si con Borgen los daneses hicieron una primera incursión en la política ficción, los noruegos han realizado con esta serie un ejercicio de “prospectiva política” y un verdadero “supuesto estratégico”). Serie que interesará particularmente a los que muestran interés por la ecología o la política internacional, y a los que quieren entender la némesis energética en la que nos encontramos en este momento de la civilización. Serie interesante por todos estos conceptos. Puede verse. Hay que verla.