FICHA
Titulo original: Ófærð (Trapped)
Título en España: Atrapados
Temporadas: 1 (10 episodios)
Duración episodio: 50 minutos
Año: 2015
Temática: Thriller
Subgénero: Policíaca
Resumen: La aparición de un tronco humano en un fiordo islandés da lugar a una investigación que progresivamente se irá complicando con tráfico de drogas, especulación, trataba de mujeres, mafias y corruptelas.
Actores principales: Ólafur Darri Ólafsson, Ilmur Kristjánsdóttir, Ingvar Eggert Sigurðsson, Lilja Nótt Þórarinsdóttir, Hans Tórgarð, Steinunn Ólína Þorsteinsdóttir, Jóel Sæmundsson,Nína Dögg Filippusdóttir, Baltasar Breki Samper, Bjarne Henriksen, Þorstein Bachmann, Pálmi Gestsson, Björn Hlynur Haraldsson
Lo mejor: La vista de los paisajes de Islandia.
Lo peor: puede parecer algo lenta en ciertos tramos.
¿Cómo verlo?: Ha sido emitida por Movistar+ Series y puede encontrarse mediante programas P2P o verse on line a través de determinadas Webs.
Puntuación: 7,5
WEB OFICIAL (en islandés)
Lo mínimo que hay que saber sobre ATRAPADOS
La última muestra del “nordic noir” que ha llegado hasta nosotros es difícil de encontrar. Hay que recurrir a Movistar+ Series y apenas ha llamado la atención. Error, porque se trata de una serie de alta calidad y con una gran capacidad de convicción. No es la primera vez que un producto islandés llegaba hasta nuestras pantallas. No hace mucho, comentábamos Hamarinn, otra muestra del género negro ideado en los países nórdicos y el primero que llegaba de Islandia. Ahora, con el mismo origen, aterriza un producto de la misma o mejor calidad: la serie bautizada como Trapped en inglés, Ófærð en versión original o, más prosaicamente, en castellano, Atrapados). Y vale la pena verla.
¿QUÉ LES PASA A LOS ISLANDESES?
Algunas comparaciones son inevitables. En España vamos por los 45 millones, mientras que allí, en 2013, apenas llegaban a 323.002 en toda la isla. La vida en aquel lejano país –lo que los antiguos llamaban “Última Thule”– se parece más a la del Polo Norte que a la del Mediterráneo. En 2008, el sistema financiero islandés colapsó y el país emprendió una fórmula inédita de recuperación económica: en lugar de llenar con fondos públicos, el agujero generado por los propios “banksters”, simplemente, los encarceló. La cosa debió ir bien, porque a partir de entonces el país se ha recuperado mucho más rápidamente, desde luego, que nuestra maltrecha España. Islandia optó por emprender nuevos caminos para generar empleo y uno de ellos fue desarrollar una incipiente industria cinematográfica, subiéndose a la misma corriente que ya había tenido éxito en Noruega (Lillyhammer, Mammon), Suecia (Wallander, Varg Veum, Bedrag, Los crímenes de Fjälbacka) o Dinamarca (Forbrydelsen, Bron/Bröen, Den Som Draeber).
Hagamos comparaciones. Si España tiene una población casi 150 veces mayor que Islandia (y bastantes más canales de televisión, por cierto, una industria del cine, aparentemente mejor asentada y con más historia y densidad y unas decenas de escuelas de profesionales de ciencias de la información formados en guionización, realización, producción, dirección y filmación), en el mismo período en el que se han filmado dos series islandesas de éxito (Hamarinn y esta que comentamos ahora, Atrapados), esto es, ocho años, aquí se tendrían que haber filmado, como mínimo, 300 series dignas, exportables y con una calidad media más que aceptable. Preferimos no forzar nuestra memoria, pero quizás no hayan pasado de 10 las series que filmadas en España entre 2009 y 2015 que merezcan la pena. Y si sumamos la población de todos los países nórdicos (incluida la remota Finlandia), nos dará justo la mitad de la población española, pero en producción de series de éxito, la desproporción es abismal y desmoralizadora.
¿Qué están tomando en los países nórdicos y, concretamente, en Islandia, para que su industria de series televisivas goce de tan buena salud? ¿Será que el calor aplatana y el frío espabila? No, en realidad es más simple: tratan de ser competitivos para posibilitar la exportación de sus productos a todo el mundo. Atrapados, sin ir más lejos, se ha visto en países tan diferentes como Australia y Polonia y registró comentarios muy elogiosos cuando su piloto fue proyectado en el Festival Internacional de Toronto del 2015. Y para ser competitivos, hace falta hacer series a las que les acompañe el marchamo de la “calidad”.
¿DE QUÉ VA ATRAPADOS?
Es “género negro”, por tanto, la serie va de crímenes. Un tronco humano aparece en las inmediaciones de un transbordador que llega a una pequeña y pacífica población costera islandesa. Tres policías de servicio en aquel puesto inician la investigación en medio de una tormenta de nieve y viento que da lugar a mostrar encuadres y tomas extraordinarias de la isla. Los refuerzos que deberían llegar de Reykiavick se demoran y, para colmo, la trama se complica con la aparición de dos nigerianas víctimas del tráfico de seres humanos por parte de una mafia báltica, a lo que se añaden los problemas familiares del jefe de policía, el retorno de un joven que se había salvado de un incendio en el que había perecido su novia y, como guinda, el proyecto de creación de un puerto comercial financiado por “los chinos” en aquella misma población.
Hasta aquí, la serie podría parecer una de esas series sodoku al estilo de Mar de plástico, en donde la acumulación de misterios, personajes y líneas argumentales, mantiene durante unos episodios el interés por la trama, pero lleva a un punto en el que esta se torna absolutamente indescifrable e irresoluble. Pero Atrapados, tiene como valor más positivo, la coherencia y la mesura en el relato y una resolución plausible, lógica e inesperada.
Y es que, en Atrapados, todo es posible porque todos los personajes y los actores que los encarnan están tomados de la realidad islandesa. Mientras que en España para otorgar un papel protagonista se realizan sistemáticamente castings pensando en si tal o cual actor o actriz será agradable para la audiencia, si está o no de moda, a pesar de sus escasas o nulas cualidades interpretativas, todos los personajes que aparecen en Atrapados nos transmiten físicamente lo que la trama exige de ellos: no esperéis por tanto ver como policías a modelos nórdicos, rubicundos próximos al metro noventa y de ojos hipnóticamente azules. Lo que nos encontramos como protagonistas son policías “realmente existentes”, no dechados de perfección estética. Precisamente, uno de los rasgos que caracterizan al “nordic noir” trasplantado a la televisión es el realismo extremo de los personajes y las situaciones. Los nórdicos se las han ingeniado para introducir el horror de un crimen en medio de comunidades pacíficas.
VALORACIÓN Y RECOMENDACIONES
La serie merece verse. Es de las que muestran desde los primeros momentos alta capacidad adictiva. Las distintas tramas fluyen suavemente. Sin darnos cuenta, en los 50 minutos que dura cada episodio, se van acumulando acontecimientos que incrementan constantemente nuestro interés por la trama. Al acabar el episodio, necesitamos ver más. Otro. Y luego otro. Hasta que al final la trama se resuelve. Así pues, vale la pena “arriesgarse” con esta producción islandesa.
El público español se sorprenderá de que no haya grandes peleas, tiroteos o persecuciones sobre el hielo. Los habitantes de las islas suelen ser gentes calmadas y con pocas prisas: si van muy rápidos se salen de la isla. Así pues, lo sorprendente de esta serie es que el guión está diseñado de tal manera que todo transcurre de manera serena, casi parsimoniosa. La técnica narrativa, no sólo es diferente a la utilizada por las series de Hollywood, sino radicalmente opuesta. Tampoco esperéis sofisticados medios de investigación a lo CSI, brillantes psicólogos a la elaboración de perfiles, estilo Mentes Criminales, ni situaciones cómico-sofisticadas a lo Castle o en plan Bones. El estilo es otro, radicalmente diferente. “Nordic noir” extremo, austero, hiperrealista.
Si usted es habitual de las producciones nórdicas, no se pierda Atrpados. Le satisfará con creces. Si ama las cinematografías menores, en esta serie encontrará buenas razones para persistir en esa afición. Es también una buena serie para vencer las reservas que produce el ver un producto llegado de un país que no tiene una tradición cinematográfica asentada ni sólida: verla, nos ayudará a ser más abiertos. Ver una serie islandesa no es dar el mismo triple salto al vació sin red que supondría ver una serie malgache o afgana: es ver una serie europea. Porque, descolgados, los habitantes de la Ultima Thule, son europeos y utilizan un lenguaje narrativo más próximo a nuestros gustos. Y, finalmente, devoran thrillers y son consumidores de “géneros negros”, esta serie les será extraordinariamente fácil de ver. Les gustará.