FICHA
Titulo original: Buffy, the vampire slayer
Título en España: Buffy, la cazavampiros
Temporadas: 7 (144 episodios)
Duración episodio: 42 minutos
Año: 1997-2003
Temática: Drama
Subgénero: Terror
Resumen: Una “elegida” tiene la habilidad de enfrentarse y luchar contra los vampiros que pueblan su instituto y su ciudad. Es la última de un linaje de luchadoras contra vampiros que cuenta con la ayuda de dos compañeros de clase y del profesor de su instituto.
Actores principales: Sarah Michelle Gellar, Alyson Hannigan, Nicholas Brendon, Anthony Head, James Marsters, David Boreanaz, Emma Caulfield, Michelle Trachtenberg, Kristine Sutherland, Charisma Carpenter, Amber Benson, Seth Green, Marc Blucas, Tom Lenk, Eliza Dushku, Juliet Landau, Danny Strong, Adam Busch, Armin Shimerman,Harry Groener, Mercedes McNab, Robia LaMorte, Clare Kramer, D.B. Woodside,Felicia Day, Nathan Fillion, Charlie Weber, Iyari Limon, Alexis Denisof, Sarah Hagan, Mark Metcalf
Lo mejor: por un vez, la chica rubia no es yunque sino martillo.
Lo peor: el mismo esquema se repite desde el primer hasta el último episodio
¿Cómo verlo?: En España se emite por el canal Syfy. Anteriormente la emitió la Quatro y el canal Fox.
Puntuación: 6,5
EPISODIO TIPO DE LA 1ª TEMPORADA (en español latino)
Lo mínimo que hay que saber sobre BUFFY, LA CAZAVAMPIROS
La serie constituyó una verdadera fiebre juvenil desde finales del milenio hasta los primeros años el siglo XXI. En España y en todo el mundo. Y eso que se trataba de una serie de terror adolescente con efectos especiales poco elaborados, cartónpiedra a tutiplé y guiones, lo que se dice, no muy bien elaborados y siempre rematados de la misma manera: vampiro aparece por High School – vampiro fastidia a los estudiantes – vampiro es cazado por Buffy. El esquema se repitió permanentemente a lo largo de 144 episodios, con leves alteraciones. Y, sin embargo, la serie gustó, enganchó y quienes la vieron en la época le guardan una particular simpatía.
BUFFY SUMMERS, LA ÚLTIMA DE UN LINAJE…
No está claro por qué el destino elige a tal o cual chica para liberar al mundo de unos monstruos parecidos a vampiros pero que, en realidad, son algo muy diferente de lo que corresponde al arquetipo de esta variedad del terror. Eran los años en los que el feminismo daba el último estirón, no solamente en defensa de los derechos de la mujer, sino presentando a otro arquetipo femenino que ya no necesitaba ni la protección, ni la cortesía del varón y que, desde luego, no correspondía a la imagen de mujer presa de un ataque de histeria ante cualquier problema. Todo esto, claro está, conservando la capacidad de seducción del “eterno femenino”. Estas ideas las venía difundiendo el Women Lib’s desde mediados de los años 60, pero ya no decían nada a las nuevas generaciones. Era preciso formular una serie televisiva para educar a las adolescentes en la idea de que eran un género, como mínimo igual, al masculino y que podían competir con él, sin abandonar su feminidad.
Los creadores de Buffy, la cazavampiros, añadieron a estas ideas, otras que permitían el calar hondo en la nueva generación: la primera de todas era transmitir esa sensación de miedo, inseguridad y conciencia de los riesgos que amenazan a la sociedad. El hecho de que el microcosmos de un centro de enseñanza media se convirtiera en el escenario privilegiado para la presencia y manifestación constantes de seres llegados del inframundo, pero que estos podían ser derrotados, constituía la parábola simbólica en la que actuaba la superhéroe del feminismo para adolescentes, Buffy Summers. El destino elige a alguien en cada generación para luchar contra los vampiros. No hay explicación a. porqué le toca a ella ocupar esta plaza. Es, además, un trabajo duro y difícil
No es raro que los primeros episodios sean de planteamiento y de arranque de la serie: si se tiene paciencia y se superan, cualquier espectador a la cuarta o quinta entrega es capaz de situarse en eso que algunos han llamado “el Buffyverso”, esto es, el universo de la seria. Y entonces las cosas ruedan solas.
EL CÍRCULO SOCIAL DE BUFFY
A pesar de ser una alumna atractiva y prácticamente invulnerable, Buffy pasa casi desapercibida para sus compañeros de clase. Es irrelevante –así lo exigía la intencionalidad simbólica de la serie en la que se trataba de trasladar al Buffyverso propio de la protagonista al joven medio de una High School-, en absoluto la reina de las cheers leader o la alumna de relumbrón, es una más que mantiene en secreto su capacidad para enfrentarse y vencer al mal. Todo Superhéroe, si quiere calar hondo en el corazón de la mediocridad debe ser, como cada uno de los componentes de la sociedad, gris, casi anodino, irrelevante en su vida personal: “Nadie sabe que soy especial, pero lo soy”, es el mensaje que impregna la serie desde el primer al último episodio.
Y al igual que cada joven, Buffy tenía s pequeño círculo social compuesto con un profesor (la vieja generación con capacidad de comprensión y que puede transmitir conocimientos) que actúa como una especie de instructor de Buffy y la prepara para su “misión”, desvela sus dudas y la orienta. Una amiga íntima (“Willow”) y un alumno con poco éxito con el otro sexo (“Xander”). La primera es la clásica chica estudiosa y aplicada, el segundo un freaky presente en toda clase escolar. Los guionistas han hecho que las relaciones entre los tres personajes sean similares a las qe Jean Paul Sartre estableció entre los protagonistas de A puerta cerrada: Xander está enamorado de Buffy, pero es deseado por Willow, para, finalmente, declararse gay. El mensaje de Sartre era: “el infierno son los otros”. El de esta serie es: “el triángulo de amigos combate al infierno desde cada vértice”.
EL VAMPIRO CON ALMA
Al parecer, los diseñadores de la serie establecieron que los “vampiros” (en realidad, tal como los muestra la serie, parecen seres diabólicos que no duermen en ataúdes, ni son ahuyentados por ajos o crucifijos, es decir, que existe cierta libertad a la hora de interpretar al fenómeno) no tenían alma. Pero, nadie sabe por qué, uno sí la tiene. Se trata de “Angel”, siglos atrás jefe de un clan de vampiros que asoló Europa. Entonces se llamaba “Angelus” y su relativa redención no impidió que pesara siempre sobre él la maldición de no poder conocer nunca la felicidad completa. Cuando “Ángel” entra en escena está claro que va a surgir “chispazos” de afecto con Buffy.
A pesar de que había sido enviado al instituto de Sunnydale para equilibrar a las fuerzas del bien y del mal, su amor hacia Buffy hace que luche a su lado y, claro está, vivan una tórrida historia de amor… amor imposible a casa de la maldición que pesa sobre él y que le obliga a abandonar el instituto e irse a Los Ángeles en donde parece que el mal esta pero que muy presente. Buffy queda destrozada, hundimiento interior que aumenta por el fracaso y la complicación de nuevas relaciones sentimentales más o menos frustradas, la muerte de su madre, una hermana menor que irrumpe e indecibles penalidades sufridas por ella y por su círculo de amistades.
AL FINAL DEL CAMINO
En la última temporada y en los últimos episodios parece como si los guionistas hubieran querido dar una explicación a toda la vorágine de dramáticas situaciones que han precedido los siete años anteriores. “Giles”, el profesor bibliotecario e instructor de Buffy, formaba parte de una sociedad secreta, “Los Ancianos” que habían realizado un experimento: una niña, contra su voluntad, era transformada en “cazavampiros”. Para ello se le insertaba una especie de genes diabólicos (el experimento de la oveja Dolly se había conocido sólo tres años antes y se aprovechó como idea): sólo podía combatir al mal quien tenía algo de diabólico dentro de ella. El experimento establecía que cuando una cazavampiros moría, sus cualidades pasaran a otra persona.
Pero si alguien quiere lógica y explicaciones, habrá que esperar a la secuela de Buffy, la cazavampiros. No hubo que esperar mucho; en realidad, cuando concluyó la serie ya estaba preparada otra basada en el vampiro con alma y que llevaba su nombre, Angel (1999-2004). Pero esta es otra historia. Ahora bien, a pesar de que la saga de Buffy abarca estas dos series y, por tanto se extiende en el dilatado período 1997-2004, Buffy no volvió a aparecer.
¿POR QUÉ SE INTERRUMPIÓ BUFFY, la CAZAVAMPIROS?
Los guionistas habían demostrado en 2003 que estaban en condiciones de estirar la serie hasta el infinito utilizando el truco de introducir en cada temporada a personajes nuevos y a monstruos terroríficos recién ideados. Sin embargo, al llegar a 2003, Sarah Michelle Gellar, que había encarnado a la cazavampiros se negó a proseguir en el papel a la vista del riesgo que tenía de quedar encasillada (y precisamente por esto mismo, se negó a aparecer en el primer episodio de Ángel).
Cuando se inició la filmación, la actriz tenía algo más de 20 años y había participado en unas cuantas películas, habitualmente de terror, pero sobre todo se afianzó en series televisivas: en 1992 fue una de las protagonistas de la serie juvenil Swans Crossing y al año siguiente participó en All My Children, un viejo serial de los años 70 que se prolongó hasta 2011. Para el público español, el rostro de Gellar apareció por primera vez como Buffy. Aprovechando su popularidad alternó el rodaje de la serie en 2001 con su participación en algunas comedias románticas juveniles y en las dos entregas de Scoody-Doo (2002 y 2003). Concluida la serie siguió interviniendo en películas y series televisivas y tele-movies. A pesar de que su carrera nunca ha superado las cotas de popularidad que tuvo en los años de Buffy, la cazavampiros, tampoco puede decirse que fuera devorada por su personaje.
BALANCE Y VALORACÓN FINAL
Serie juvenil excepcionalmente dinámica y adictiva, pensada para adolescentes y construida con unas intencionalidades muy claras y una simbólica particularmente precisa, se convirtió en modelo para otras decenas de series que todavía vienen produciéndose. En todas ellas, el mal está presente y es combatido por jóvenes. Pero hay una diferencia sustancial: en Buffy, la cazavampiros, si bien una y otra vez, el bien vendía de manera inefable al mal, aquel nunca terminaba de triunfar, ni éste de desaparecer. Se producían “tablas”. Sin embargo, en series posteriores, se ha acentuado la tendencia, no solamente a que el mal sea encarnada por el papel protagonista (y no por el antagonista), sino que, además, triunfe. Preacher, Crazy Head, Lucifer, The Exorcist, La semilla del diablo, son títulos de series difundidas simultáneamente en 2016-2017. En ellas puede verse que la victoria del bien es cada vez más limitada, el mal banalizado, los exorcismos cada vez son más difíciles y el resultado nunca es seguro. Es como si el mal cada vez estuviera más presente en nuestras sociedades y los guionistas quisieran habituarnos a convivir con él. Esto es lo que ha cambiado en apenas 14 años: no hay cazamonstruos invencibles, el mal, cada vez más, está vivo y activo en el planeta.
Serie para adolescentes, está demasiado reciente todavía para que haya tiempo para la nostalgia. Quienes la vieron en el gozne del milenio ya son los suficientemente adultos como para haber dejado atrás todo aquel juego de terrores infantiles y amores juveniles. Es una serie que seguramente volverán a apreciarla dentro de 30 ó 40 años cuando recordaran como eran con apenas 13 a 18. No es que la serie haya perdido calidad o que su lenguaje narrativo sea incomprensible, es que la apisonadora de las series ha ido creando otros productos y otros modelos de monstruos que han convertido a los vampiros de Buffy, casi en aficionados.