FICHA

Título original: Hill Street Blues.
Título en España: Canción triste de Hill Street.
Temporadas: 7 (146 episodios encadenados)
Duración episodio: 50 minutos.
Año: 1981-1987.
Temática: Policíaca
Subgénero: Crímenes – Delitos.
Tema: Día a día de una comisaría de policía instalada en uno de los peores barrios de una gran ciudad de los EEUU.
Actores: Daniel Travanti, Barbara Bosson, Michael Conrad, Michael Warren, Charles Haid, Veronica Hael, Bruce Weitz, Rene Enriqez, Kiel Martin, Taurean Blaque, James Sikking, Joe Spano, Bety Thomas, Ed Marinaro, Robert Prosky, Dennis Franz, Mimi Kuzyk, Ken Olin, Robert Clohessy, Megan Gallagher.
Lo mejor: nos permitió entender que el subdesarrollo estaba en la nación más desarrollada.
Lo peor: algunos estereotipos policiales eran demasiado simples.
¿Cómo verla?: La mayoría de episodios en versión original y en castellano están incluidos en youtube. La colección completa está a la venta en Amazon.es

Puntuación: 7,5

CLIPS

Trailer (en inglés)

Sintonía e introducción de la serie

Episodios de la serie (en inglés)

TODO LO QUE HAY QUE SABER SOBRE CANCIÓN TRISTE DE HILL STREET

La serie llegó a España en 1982 y enganchó inmediatamente a la audiencia. Hasta ese momento se habían visto series de policías y series sobre detectives, pero nunca habíamos asistido a la vida cotidiana de una comisaría instalada en uno de los peores barrios de cualquier gran ciudad norteamericana, ni tampoco sabíamos nada de los policías que allí trabajaban, ni sobre sus interrelaciones o sus vidas personales. Y, cuando menos lo esperábamos, llega Canción Triste de Hill Street y nos muestra, a lo largo de siete temporadas, un rostro de los EEUU que desconocíamos.

LA AMÉRICA DE HILL STREET BLUES 

En los años 80 cuatro fenómenos encadenados rasgaron los EEUU: la derrota inapelable de Vietnam, el embargo del petróleo, el empeachment del presidente Nixon y la sensación de que el bloque soviético estaba ganando la partida por la hegemonía mundial. Sin embargo, los EEUU no terminaron de reaccionar en los años 70. Salvo excepciones, el rostro que nos mostraba el cine de Hollywood no fue particularmente depresivo, sino que más se produjo una tendencia a realizar fugas hacia géneros clásicos (la aventura) y hacia futuros remotos en el espacio y en el tiempo (Star Wars, 1977), en televisión Kojak (1973-1978), Baretta (1975-1978), Colombo (1971-1978), Cannon (1971-1976), Mannix (1967-1975), MacMillan y esposa (1971-1977), Barnaby Jones (1973-1980), Kolchak (1974-1975), Hart y Hart (1979-1984) mostraban a policías e investigadores privados, eficientes en su lucha contra la criminalidad o la vida en comisarías políticamente correctas al estilo de Las calles de San Francisco o repletas de comicidad como la que vimos en Las desventuras del Sheriff Lobo (1979-1981), y, como esto no bastaba, volvieron los superhéroes, preferentemente femeninos (La Mujer Maravillas, 1975-1979 y La Mujer Biónica, 1976-1978), prosiguió cada vez más atenuado el culto al pasado en forma de series ambientadas en el farwest (La casa de la pradera, 1974-1983; Kung-fu, 1972-1975) o en paraísos idílicos en donde la gente resolvía sus problemas al estilo de Vacaciones en el mar (1977-1987). Y en lo que se refiere a series bélicas, la única que se proyectó fue M.A.S.H. (1972-1983) que nos daba una versión cómica e idílica de la Guerra de Corea…

Ciertamente, en los años 70, una sola película, Taxi Driver (1976) nos dio una versión diferente de aquellos EEUU que para los europeos seguía siendo un país de culto y la imagen de lo que aspiraban a ser. En Taxi Driver vimos a unos EEUU completamente diferentes, en donde la delincuencia y la locura se habían instalado incluso en sus formas más desagradables y degradadas. Vimos a un tipo normal enloquecer y decidir acabar con todo antes de que ese todo acabara con él. Se trató de una excepción: en los 70 EEUU no estaba preparado para  asumir que el país más poderoso del mundo era incapaz de retirar el estiércol de su periferia. El “american way of life” todavía era indiscutible y desde Europa eran minorías exaltadas quienes lo veían como problemático (cesada la guerra del Vietnam, cesaron las protestas anti-norteamericanas en Europa que solamente se recrudecerían al final de la década… y en Irán). Y entonces el espejo se rompió cuando vimos Canción Triste de Hill Street.

Empezamos a darnos cuenta de que el Tercer Mundo no había que buscarlo al Sur de Río Grande, sino en la periferia de las grandes ciudades norteamericanas. Empezamos a advertir que la delincuencia estaba carcomiendo aquella sociedad y que el panorama extremo pintado en Taxi Driver cinco años antes, se estaba generalizando. Porque, contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, la comisaría de Hill Street no estaba situada en Nueva York (en donde no existe ninguna calle que lleve ese nombre), ni siquiera en Los Angeles (en donde existe una calle de 7,7 km con ese nombre pero que no tiene nada que ver con la serie), sino en un lugar indeterminado de los EEUU, como intentando resumir la sensación que se estaba viviendo en las grandes ciudades de aquel país.

LO INNOVADOR DE LA SERIE

Si Canción Triste de Hill Street puede considerarse como una serie “histórica” no es solamente por que esté retrasada en la línea del tiempo en relación a nuestros días, ni siquiera porque tuviera un éxito patente cuando fue emitida, sino porque se coincidieron en ella varios elementos: además de mostrarnos unos EEUU que desconocíamos, también aportó innovaciones técnicas y conceptuales sobre lo que hasta ese momento entendíamos por “serie televisiva”. No era una serie clásica de “policías y villanos” como las que habíamos visto hasta ese momento: nos mostraba la vida privada de los policías y sus relaciones entre ellos. Por primera vez vimos lo que ocurría dentro de una comisaría típica de la periferia de cualquier gran ciudad norteamericana.

La técnica narrativa era, así mismo, novedosa. Cada capítulo no registraba una historia autoconcluida, sino distintas líneas argumentales que se resolvían en episodios sucesivos. La movilidad de la cámara era esencial, el tránsito rápido de una línea a otra era necesaria para dar cabida a los catorce protagonistas que llegaron a aparecen simultáneamente en cada episodio. Muchas veces se recurría a la voz en off.

En realidad, cada episodio dramatizaba un día en la comisaría de Hill Street: inevitablemente siempre empezaba con la reunión matutina en la que el sargento repartía misiones y terminaba con el consabido y premonitorio “Tengan cuidado ahí fuera”. A partir de ese momento se disparaba la trama. En ocasiones se trataba e investigaciones rutinarias, peleas, trifulcas domésticas, pequeños robos, detenciones de delincuentes sin importancia, minorista de drogas, pero en otras había efusión de sangre, salvajadas, muertos. Buena parte de los diálogos tenían lugar entre los policías, sorprendía la frialdad y distanciamiento que habitualmente tenían en relación a su trabajo, si bien, algunos casos tenían particular impacto en ellos y les inducían a adoptar conductas justas pero no reglamentarias.

Cada uno de los protagonistas eran diferente a los demás: todo tenían unos rostros propios bien definidos y unas constantes de comportamiento. El “detective Golblum” (Joe Spano), pulcro y más recto que una vara, el “capitán Furillo” (Daniel Travanti), dúctil y eficiente, la “abogada Davenport” (Veronica Hamel) su compañera sentimental, “Renko” (Charles Haid) el habitual policía “blanco, anglosajón”, el “detective Belker” (Bruce Weitz) permanentemente disfrazado de mendigo, la enérgica “sargento Bates” (Betty Thomas), el “detective La Rue” (Kiel Martin) con problemas de alcoholismo, el chalado fanático de las armas, la disciplina y los uniformes que dirige la unidad de intervención rápida, el “teniente Hunter”… componen un retablo extremadamente realistas, sin concesiones al idealismo o al look, que respondía perfectamente a la situación anímica de los EEUU a principios de los 80.

VALORACION Y RECOMENDACIONES

La serie, sus promotores (Stephen Bochco y Michael Kozoli), sus protagonistas y guionistas, fueron galardonados con distintos premios Emmy durante las temporadas que se emitió (Betty Thoms, por ejemplo, fue nominada en todas las temporadas). En total, sumaron 98 premios y una media de 14 nominaciones por año, siendo una de las series más reconocidas en la historia de la televisión. Puede ser considerada como una de las series más completas de la televisión y, sin duda, la que tuvo más repercusión en los años 80. Sin embargo, cuando la MTM intentó realizar un spin-off con Beberly Hill Buntz (2987) aprovechando el tirón que había tenido Dennis Franz interpretando al detective “Norman ‘Gido’ Buntz”, la experiencia se saldó con n fracaso comercial. Sin embargo, en las series posteriores de “policías y villanos” la marca de Canción Triste de Hill Street está muy presente (véase, por ejemplo, NYPD Blue, 1993-2005, o The Shields, 2002-2008).

Así mismo, podemos establecer una interesante comparación entre Canción Triste de Hill Street y True Detective: separadas por casi 30 años de distancia, nos muestran dos estadios distintos de degradación en el panorama social norteamericano: determinadas patologías sociales nunca mejoran y lo que va de una a otra serie es lo que va de los EEUU enfermos a los EEUU desahuciados. Y si se quiere abundar en esa misma dirección, véase Me llamo Earl (2005-2009) en un registro muy diferente, para percibir la aproximación a las patología sociales de los EEUU realizada desde el prisma de la comedia.

Volver a ver esta serie es inútil si no se tiene en cuenta el tiempo en el que nació (sólo así se podrán apreciar los matices depresivos del guión) ni las novedades que aporta (que hoy han sido incorporadas por otras muchas series pero que en 1981 eran novedades). Nos enseña mucho sobre aquel tiempo y sobre aquel país. Para quienes no la vieron entonces, la sorpresa será menor, verán rostros la mayoría de los cuales no volvieron a aparecer en los televisores o lo hicieron (y siguen haciéndolo) de manera esporádica; la serie les parecerá enormemente evocadora de un tipo pasado y de unos problemas que siguen presentes y agravados. Será para todos una serie como no han visto otra similar.